Las primeras historias que nos cautivaron posiblemente tuvieron a algún animal como protagonista.
Las fábulas que nos leían antes de que pisáramos los primeros escalones del lenguaje, nos hacían ponernos en la piel de zorros, ovejas, avispas, víboras, leones y toda suerte de animalitos.
Desde entonces, la naturaleza aparecería constantemente en las historias; porque es una de las principales protagonistas de la literatura universal.
En el artículo de hoy, haremos un repaso sobre historias imprescindibles que nos ayudan a acercarnos a la naturaleza y plantearemos una incógnita. ¿Somos realmente tan diferentes a los animales no humanos? ¿Si miráramos la vida desde un punto de vista bioético no seríamos capaces de reconocernos en las experiencias de los otros sin importar especie, nacionalidad o sexo?
Relato y poesía
De la naturaleza se ha escrito mucho: textos de índole científica, fotomontajes, libros históricos. Sin ir más lejos, las publicaciones de la National Geographic son un claro ejemplo de que existen muy buenas obras que tienen a la naturaleza como protagonista. En la literatura de ficción también se le ha dado al entorno natural una gran cabida. He escogido un relato y un poemario para plasmar esta certeza, los cuales se los recomiendo muchísimo.
«Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar», de Luis Sepúlveda , es una de las historias más tiernas que he leído jamás. Sepúlveda goza de la dulzura necesaria para acercarnos realidades débiles de una forma contundente; tanto, que te marca para siempre con su tinta.
Una gaviota que sobrevuela con su grupo el Faro de la Arena Roja se envenena con petróleo. Y, aunque consigue escapar del barro pegajoso, sus horas están contadas. Volando se dirige a un balcón, donde vive un gato llamado Zorbas. La gaviota pone un huevo y le hace prometer al anonadado gato que cuando nazca el polluelo cuidará de él y le enseñará a volar. Esta promesa es el hilo conductor de toda la obra: un monumento a la amistad que nadie debería dejar de leer.
Si nos introducimos en el género de la poesía, una de las obras más extraordinarias donde la naturaleza es protagonista es «Hojas de Hierba», de Walt Whitman. Un poemario en el que se deja en evidencia la importancia de cada ser vivo que existe en nuestro entorno y lo necesario que es nuestro compromiso con él.
Con un lenguaje poético alucinante Walt consigue materializar la conexión que debe entablarse entre humanos y naturaleza para hacer de este un mundo mejor.
Somos parte de un todo y solo a través de actitudes empáticas y naturales podremos desarrollarnos como individuos: cuanto más nos conectemos con nuestro entorno más cerca de nosotros mismos podremos estar y mejor y más haremos por el cosmos (como si solo así la vida pudiera ser algo trascendente). Somos seres maravillosos que pertenecemos a la tierra y que sin ella, no somos. Eso opinaba Whitman.
Humanización de los animales
Desde tiempos lejanos (podríamos citar las fábulas de Esopo) se le ha dado protagonismo a los animales en la literatura. Tal es así que, en la mayoría de los cuentos infantiles, encontramos actitudes que podríamos considerar humanas en los animales.
Una de las historias que siempre se pone de ejemplo cuando se habla de protagonismo animal es la obra «Vida privada y pública de los animales», del escritor e ilustrador francés, Grandville. En esta historia el autor presenta una crítica satírica a la política a través de una conversación surgida en una asamblea de animales. Se cree que «La rebelión en la granja» de Orwell pudo inspirarse en parte en esta otra historia.
La humanización de los animales es motivo de muchas controversias: existen muchas personas que creen que el humanizar a los animales es una muestra de que no se los respeta como son. Antes estaba convencida de ello, pero ahora mi visión ha cambiado rotundamente.
Dada mi inmensa admiración (amores aparte) por los animales, por la forma en la que construyen sus sociedades y se relacionan entre ellos y con el entorno, no puedo dejar de pensar en estas cuestiones. Es cierto que al leer una fábula podemos encontrar actitudes de cualquiera de nuestros conespecíficos en los protagonistas; no obstante, la pregunta que deberíamos hacernos es: ¿son actitudes exclusivas de los humanos? ¿no será que una vez más nos hemos adueñado de las palabras y las actitudes, midiendo nuestro entorno desde una perspectiva antropocéntrica?
Al leer analizamos las historias desde un punto de vista humano; entendemos que los animales se comportan así porque están emulando nuestro comportamiento pero jamás se nos ocurre pensar cómo actuarían si no fueran «humanoides». ¿Acaso creemos que los animales no se organizan socialmente, que no tienen sus normas y códigos de convivencia? Pues, creo que así es; nos creemos tan especiales y tan únicos que no podemos observar de verdad a las demás especies. (Por eso también nos sorprenden actitudes de afecto que manifiestan a diario perros y gatos, que son los animales con los que estamos más familiarizados).
Desde que vivo con animales no humanos cada día comprendo más de cuántas cosas nos hemos apoderado los humanos. Creemos que ciertas actitudes y emociones son auténticas de nuestra especie. No es verdad. Lo que ocurre es que no somos capaces de empatizar con los que nos rodean, por eso sentimos que nadie vio el mundo antes que nosotros y que lo que tenemos para decir es único.
Me quedo pensando en cómo desde pequeños aprendemos a ponernos en la piel de animales no humanos para interpretar la vida y jamás nos sentimos incómodos. ¿Dónde perdemos esa capacidad de asombro y de respeto por el otro? ¿En qué lugar pasamos de la admiración a la subestimación de estos otros que construyen comunidades fuertes y nos enseñan a vivir de una forma intensa?
Comentarios3
La paloma es muy capaz
de amores ser consejera
y al ser símbolo de paz
del Espíritu es primera
Rafael.-
El Dragón por enojado
por la boca expulsa fuego
estornudó y fue de lado
achist achist su fuerte ego
Cordial saludo
Tes, muy interesante articulo.
solo sugiero unas tres cosas:
dos de ellas son: la ubicación cronológica y geográfica, para acercar más al lector a la información, cuando se citan obras como:
“La rebelión en la granja” de Orwell "
la otra es, citar la fuente, bibliografía o infografía, ya que es el verdadero soporte que en definitiva apoya la credibilidad del artículo publicado.
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gracias
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