Un día como hoy falleció Barbara Pym. Fue en 1980, después de haber construido una obra sólida que le valió buenas críticas y el abrazo de buenos lectores. La llamaban la Jane Austen del siglo XX, y aunque en su estilo hay una autenticidad que la distancia de la anglosajona más famosa, sí que es cierto que se pueden establecer paralelismos en los intereses literarios de ambas. Hoy escribo sobre Pym, sobre sus mujeres y su necesidad de hacer de la literatura un espacio de reflexión y juego.
Todo puede ser literatura
Una de las cosas que más llaman la atención de la obra de Barbara Pym es la gran diversidad de personajes y escenarios que pueblan sus historias. Da la sensación de que es capaz de hacer de la situación más anodina un buen libro, de convertir los sucesos y personajes más descabellados en sustancia literaria.
Mujeres que habitan en el margen, pertenecientes a una clase media que lucha por sobrevivir con sus peculiaridades. La mayoría de sus criaturas se parecen a nosotras; tienen una vida normalita donde todo parece ir tirando más o menos bien, hasta que sucede algo que pone patas arriba los cimientos, y todo comienza a girar.
La lucha entre llevar una vida convencional o dejarse guiar por el deseo parece la constante, el ingrediente que pone la trama contra las cuerdas y que le sirve a la autora para divertirnos con situaciones ocurrentes y a veces avergonzantes, a la vez que nos invita a reflexionar sobre el devenir de la existencia cuando la frontera del afuera se halla tan delimitada, y tan agobiante.
Entre Austen y Pym
Decía que mantiene intereses comunes con Austen y es seguramente ese mirar sobre las costumbres para arañarlas, para plantear huecos por donde asomar la valentía y subvertir el desarrollo de los hechos. Por otro lado, mientras en las novelas de Austen los personajes se mueven en una clase alta apoderada, en Pym se enfrentan a las dificultades propia de los que con un salario tienen que hacer milagros, mientras recuerdan un pasado próspero.
En ambas la moral atraviesa a los personajes, las exigencias del entorno contra el deseo de ser libres y buscar la propia experiencia. La moral, sin embargo, que cambia y nos cambia, se dibuja como una barrera a veces imposible de franquear, no tanto por las propias creencias, sino más bien por el riesgo que supone salirse de lo normalizado.
El humor es otro rasgo característicos de las obras de Pym. Y, si bien en Austen también aparece lo hace de una forma más amable; en las historias de Barbara nos topamos con una mirada malvada y un humor corrosivo, lo que le brinda una autenticidad innegable y un encanto particular a sus historias.
«Amor no correspondido» y «Como los ángeles» son dos de los títulos que pueden encontrarse en España gracias a la Editorial Gatopardo; asimismo, pronto saldrá a la luz «Mujeres excelentes». Sin duda, una maravillosa selección de la obra de esta maravillosa escritora inglesa.
Leer a Barbara Pym es lanzarse contra todas las miradas y hacer de la escritura un espacio de duda, preguntas y risas. Leerla es aprender que hay mucho más allá del lenguaje que lo que en él se cuenta y que sólo habrá revolución si nos atrevemos a contradecir las normas y poner en duda esas certezas que creíamos inamovibles. Hoy puede ser un día perfecto para zambullirse en su lúdico y a veces malvado universo, así que los invito a no dejar pasar esta oportunidad.
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