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«A batallas de amor, campo de plumas», así se titula uno de los primeros poemas que leí de José Caballero Bonald. La vida puesta sobre la mesa de disección, con el bisturí de la ternura y la observación del cínico. Todo ello florece en la obra de este poeta gaditano.
Ahora que se nos ha ido, no está mal hacer un breve repaso sobre lafructífera obra del caballero de Jerez.
La voz de Caballero Bonald
A lo largo de toda su trayectoria poética, Bonald ha desandado diversos senderos estéticos. Si en los comienzos su poesía se encontraba ligada a la tradición de los autores de los años cincuenta, en el presente más reciente su búsqueda de una poesía narrativa sin perder ese tono hipnótico y abstracto que le caracteriza, nos hablan de un poeta que nunca ha dejado de buscarse.
Da la sensación de que el poeta siempre ha ido en busca de su voz, para descubrir en el trascurso del tiempo que no existe una sola, que el poeta reúne en su cuerpo y en su voz la mirada de muchos otros, y que quien se queda varado en una estética desencanta y fracasa. Todo lo que Bonald no hizo.
Mitología, tradición y filosofía son los tres elementos que cohabitan con el lenguaje de Bonald. Su profundización de los símbolos y las creencias a través de una poesía densa y llena de recovecos es innegable. Al leerlo saltamos de la Grecia Antigua a la movida madrileña, floreciendo en el lenguaje.
La vida de un poeta inolvidable
José Manuel Caballero Bonald nació en Jerez de la Frontera el 11 de noviembre de 1926, en el seno de una familia con raíces cubanas y francesas.
Siempre fue una persona totalmente curiosa. Tanto es así y tantas cosas le atraían que estudió Filosofía y Astronomía. Al mismo tiempo que comenzaba a explorar el terreno de la poesía. Se vinculó a la revista Cántico, donde conoció a Pablo García Baena y a un grupo de poetas que estaban intentando una estática novedosa.
Su primer poemario, Las adivinaciones, vio la luz en 1952. A partir de ese momento su obra no dejaría de crecer. Novelas, poemarios y ensayos que irían viendo la luz a lo largo de los años. Una obra que se completaría con importantes títulos, tales como Dos días de septiembre, Laberinto de Fortuna, La costumbre de vivir, En la casa del padre y Entreguerras. También incursionó en el territorio de la música, siendo el letrista del álbum «¡Tierra»» de El Lebrijano.
Caballero Bonald es un escritor al que le debemos un trabajo importantísimo en la literatura española. Y cuya trayectoria ha sido reconocida con premios tales como el Premio Biblioteca Breve (1975), el Premio de la Crítica de Poesía Castellana (1977), el Andalucía de las Letras (1990), el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2004) y el Premio Cervantes (2012). Más allá de toda distinción, sin embargo, está la lectura fervorosa de sus lectores. ¡Nadie debería dejar de leerle!
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