Te invitamos a leer «La piedra de la paciencia», de Atiq Rahimi.
A Atiq Rahimi le otorgaron el Premio Goncourt en 2008 gracias a su novela La piedra de la paciencia. En estos días tan críticos y dolorosos, me ha dado por releerla y he pensado en recomendártela. Me ha parecido en su momento una novela poderosa, llena de reflexiones y escrita con un lirismo sin punto de comparación. Y me reafirmo en estas ideas.
Quién es Atiq Rahimi
Atiq Rahimi nació el 26 de febrero de 1962 en Kabul (Afganistán). Entre los años 1979 y 1984 sufrió de cerca los estragos de la guerra. Hasta que decidió huir. Primero a refugiarse en Pakistán y más tarde, pidió asilo en Francia.
Rahimi se ha ganado un nombre como escritor y como cineasta. Ha creado películas que han recibido menciones y galardones importantes, y su voz es sumamente importante a la hora de pensar la realidad de su país, tan ensuciada por la propaganda americana.
Su carrera como novelista se divide en dos partes. En una primera etapa, novelas escritas en persa. La piedra de la paciencia es su primera novela en francés. Por ella ha conseguido el Premio Goncourt, uno de los más importantes de la literatura.
Uno de los rasgos principales de su obra es la gran apertura que nos brinda. La posibilidad de empatizar con personajes de diversas ideologías y de mirar el mundo con ojos fraternos. Suya es la siguiente frase.
Syngué y las desgracias
El título de la obra ya nos invita a una abstracción, a asociar ideas que aparentemente no tienen mucho que ver. Syngué es una palabra de origen persa que se usa en Afganistán para referirse a una piedra con cualidades mágicas y a la que se acercan millones de peregrinos cada año para contarle sus penas. Si le cuentas tus desgracias, puedes aliviar un poco tu carga. No obstante, la leyenda dice que el día que esa piedra ya no tenga más espacio para acumular penares explotará y devendrá el fin del mundo.
En este caso, el título puede hacer referencia a la situación de la protagonista, . quien junto a la cama de un hospital le habla a su marido en coma. No sabe si la escucha, pero no puede dejar de hablar, de contarle cosas, de confesar sentimientos que si alguien escuchara podría poner en peligro su vida.
¿Cuántas desgracias caben en el cuerpo de una mujer? ¿Qué alternativa de vida tienes cuando todo lo que conoces ha sido destruido? Es una novela que ofrece una reflexión sobre la realidad de un país que vive en guerra desde hace dos décadas y que ha sido devastado por las fuerzas militares de la guerrilla y de los ejércitos extranjeros.
Entre las cosas que más me interesan de este libro quiero señalar dos. Por un lado me ha interesado la posibilidad de que como escritor exiliado, Rahimi asuma los penares y las injusticias que deben vivir las mujeres en su país, y trate de contarnos la historia desde ese lugar de vulnerabilidad y desesperación. Lo segundo es la prosa, sumamente exquisita. Es un texto bello, pese al horror que lo atraviesa, y una narración absolutamente hipnótica.
En un escenario bélico: las calles ensangrentadas, los disparos, la gente gritando, la actitud de la protagonista parece extraña: lo único que le queda es un hombre que está en coma por haber sido alcanzado por un disparo; la esperanza aparece muy al fondo, en la posibilidad que ofrece la palabra, en la posibilidad de expresar lo que ha guardado en su interior durante años.
Si la leyenda fuera cierta, en algún momento la piedra explotará. Sea como sea, nuestra vida cambia rotundamente después de esta lectura. De alguna manera, después de leerlo no podemos no sentirnos responsables de esa vida; no podemos pensar que lo que ocurre en Afganistán no tiene nada que ver con nosotros. Una lectura que, seguramente, puede ayudarnos a empatizar con la desesperación que en este mismo momento están sintiendo miles de ciudadanas afganas.
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