La poesía tiene la extraordinaria virtud de llegar cuando la necesitamos. Hace unas semanas, a través de Isabel Bono, llegó a mí el nombre de Christian Bobin, un poeta francés con un buen gusto que me ha sorprendido positivamente. Desde entonces no he dejado de buscarlo, de devorar todo lo que encontrara sobre él. Aquí les presento una breve nota sobre lo que he descubierto, prometiendo una futura y profunda lectura de alguno de sus libros.
¿Quién es Christian Bobin?
Christian Bobin nació en Le Creusot (Francia) el 24 de abril de 1951 y desde temprano se sintió atraído por el universo de las letras y los libros. Trabajó de bibliotecario, de librero de recepcionista en algunos museos; todo para permanecer cerca de sus grandes amores, los libros y las palabras.
Si bien escribió poesía desde muy joven recién su nombre alcanzó las librerías al publicar una biografía de Francisco de Asís (Le Très-Bas), obra con la que consiguió diversas menciones en Francia y otros países. Es un autor sumamente prolífico, con una veintena de libros en su haber a través de los cuales fue armando un tratado sobre escritura inigualable. Su forma de concebir la literatura como una extensión de la propia vida, y a ésta como una extensión de lo maravilloso (en el sentido bretoniano de la palabra) convierte sus creaciones en un mágico antídoto contra la tristeza y la desesperación.
El último libro traducido al español «Autorretrato con radiador» ha sido publicado por Árdora Ediciones y traducido por José Areán; es una obra que reflexiona sobre el proceso del duelo, con el objetivo de sanar la herida que deja la pérdida.
Elevar lo cotidiano a la poesía
La sencillez es una de las virtudes que se descose de las páginas de Bobin; todo parece ser suficiente, cualquier hecho, para ser elevado a la poesía. Hace unos días Bono me decía que muchos escritores en su esfuerzo de hacer algo bonito terminan arruinando las cosas. «No se dan cuenta de que podrían hacerlo mejor si aprendieran a no complicarse la vida«, decía. De eso se trata: de encontrar en cada experiencia algo para decir, ir más allá de lo que percibimos a simple vista pero abordando el tesoro que las cosas guardan. Y eso es lo que encontré en la poesía de Bobin.
Bobin es capaz de mostrar sabiduría y esperanza en medio de la pérdida y con una insistencia que aturde. Su último libro publicado en España (En París vio la luz en 1997), «Autorretrato con radiador», se encuentra entre la poesía y el subgénero de los diarios, y posee una escritura limpia, intensa y aparentemente absolutamente personal pero que se vuelve un destello de luz para la vida de todos los que se acerquen a sus palabras.
Bobin parece reescribirse a sí mismo en cada texto, volviendo a los mismos temas con una insistencia casi obsesiva. Y al hacerlo, llena de luz y flores la escritura, en medio de los colores tristes y la incomprensión de la infancia. Es interesante la forma en la que consigue ofrecer premisas filosóficas desde una perspectiva tan personal que casi roza la ficción y lo banal. Pero que se aferra a la verdadera identidad de las cosas.
Diferentes lecturas
Es curioso cómo los lectores podemos ver las cosas desde puntos de vista tan antagónicos y lo que para uno es una maestría para otro puede resultar un terrible error de concepción de una obra.
De este libro leí que se encuentra configurado de forma muy confusa, entremezclando la narración con elementos de ficción y de ensayo, incluso que es una prosa que aspira a ser poesía desde una escritura aforística y que en ese ir y venir pierde toda su forma. ¡Es justamente eso lo que ha llamado mi atención y por lo que lo recomendaría! Esa capacidad para hacer de la escritura algo tan intenso como la vida, como las experiencias cotidianas; el empeño de no dejarse absorber por las estructuras de los estilos y por las exigencias de las formas que cada género impone a sus textos, ¡eso me parece valiente y digno de aplauso! Atreverse a tanto en un mundo que vive con miedo y rodeado de etiquetas me parece asombroso y sólo por el hecho de que conciba de este modo la escritura, me parece interesante e imprescindible leer a Bobin.
La pasión por la escritura, la importancia de los seres que amamos, las palabras como compañeras ineludibles y fieles incluso en la soledad, son temas que aparecen dibujados en su poesía. En definitiva, la importancia de lo que no tiene importancia.
Libros que escuchan
A alguien que entiende la lectura-escritura de este modo es poco lo que le queda por aprender. Y en el caso de Bobin esa forma de atender a las palabras se ve reflejada en su poesía donde la música, la naturaleza, la alegría, la pérdida, la muerte, ocupan un lugar importante; es como si las experiencias se fueran acompañando las unas a las otras. Y así, la contemplación de una flor en una tumba sirviera como aliento para el dolor y a la vez, fuera una forma inexcusable de entender que esa flor también se marchitará; de que todo se irá. Pero, al mismo tiempo, que nadie puede quitarnos el disfrute de ese instante en el que florecemos y que es sólo nuestro, lo único que tenemos.
El desapego y la simpatía son las dos alas que le sirven a Bobin para volar, según lo expresa en este libro: la primera de ellas lo ayuda a llegar alto y la segunda a absorber su entorno y llevárselo consigo. Y mientras aletea escribe, y lo hace de una forma sorprendente y pura. Más adelante dice que no admira una obra porque le indiquen que lo haga sino por el poder del amor que vibra en ella. ¡La única forma de acercarse a la lectura y disfrutar de ella!
Todo en Bobin despide sabiduría, vuelo y literatura. Los dejo con tres aforismos maravillosos y llenos de magia y verdad:
Comentarios1
Parece ser un buen descubrimiento! Seguiré atento a esa búsqueda que pretendes realizar ;). Un abrazo, Tes.
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