Ayer leí un interesante artículo de Elena Medel sobre las mujeres en la literatura, que les recomiendo, y que me ha parecido oportuno para comenzar el texto de hoy.
Vivimos en un mundo patriarcal, donde el lenguaje se encuentra en manos del sexismo, que no de los hombres; cautivo en un sistema que limita y humilla tanto a hombres como a mujeres.
Elena se preguntaba en su artículo: «¿Qué ocurre cuando una tanda amplia de reseñas no incluye a ninguna autora, cuando las listas de lo mejor del año las ignora de forma sistemática?» La respuesta es clara: que hombres y mujeres nos quedamos desconociendo lecturas que podrían hacernos crecer, replantear el sistema e incluso reconquistar nuestro espacio.
Las mujeres necesitamos una habitación propia, y los hombres también. Ambos debemos aunar fuerzas y luchar por un lenguaje menos estigmatizado, por eso se necesitan más artículos como este. Textos en los que los protagonistas sean esas autoras que son imprescindibles, y que, pese a ello (o quizás por esa misma razón), los medios les dan la espalda. Mujeres como María Negroni, de la que hoy hablaremos.
Breve biografía de Negroni
María Negroni nació en la ciudad de Rosario, un bellísimo lugar donde los opuestos se juegan una pulseada a muerte. Corría el año 1951, y ella era una bebé diminuta. Ahora, 62 años después, vive en Nueva York y se ha convertido en una mágica escritora; cultiva diversos géneros: poesía, ensayo y traducción. Además, dicta clases en dos universidades de Nueva York.
Ha sido galardonada con múltiples premios, entre los que se encuentran el Premio Internacional de Ensayos de la escritura siglo XXI y el PEN Award for best book of poetry in translation. Entre sus libros podemos mencionar «De tanto desolar», «La jaula bajo el trapo», «Islandia» y «La ineptitud».
Leer a Negroni es zambullirse en un universo propio, donde todas las palabras tiene una simbología única que las vuelve imprescindibles para la poesía universal. Sinceramente, me encanta su lírica forma de entender la vida: sus poemas se encuentran irradiados de luz y de color, y tienen miles de matices, que te obligan a mirar la cara opuesta que se esconde detrás de cada palabra.
El desarraigo en la obra de Negroni
Una de las mayores particularidades de los autores híbridos, mudados de país (ya sea por la fuerza o por iniciativa propia), es el de crear palabras y un estilo que difiere en gran medida a lo escrito por otros autores de su generación.
Este rasgo es sumamente interesante y creo que incluso podría establecerse un nuevo género poético, en el que se unificara a todos esos autores fronterizos. El desarraigo los obliga a diferenciarse bruscamente tanto de los escritores de su tierra nativa como del país extranjero, y por eso se ubican en un espacio de orilla entre ambos espacios.
Al leer a Negroni descubrimos una poesía difícil de encuadrar; diferente a la poesía latinoamericana. Creo que esto se da, fundamentalmente, por esa idea del desarraigo, que se ve muy marcada en su obra.
Para reafirmar lo que acabo de decir me gustaría compartir con ustedes algunos versos de Negroni:
La «huida» de los pájaros en busca de otro destino: de un lugar más cálido, de un espacio donde refugiarse, puede asemejarse a la ida al extranjero. Viajamos sin más tripulación que el reflejo (aquello que fuimos y que nunca más volveremos a ser).
Y ese viaje que modifica al individuo, también se ve reflejado en la escritura: como sus vidas pasadas se reflejan en el vidrio del avión que lo lleva hacia un destino nuevo, en la mayoría de los casos, desconocido.
Al final de ese mismo poema leo un grito de auxilio ante el dolor de esa pérdida, ya irrevocable. Ese trozo de la persona compuesto por un sinfín de elementos culturales, de recuerdos y de palabras comunes que se guardan en un cajón para siempre, a las que jamás podrá ver de la misma manera. Así lo expresa Negroni:
Entre la literatura gótica y la poesía
Una de las grandes pasiones de Negroni es la literatura gótica y tiene publicada una serie de ensayos en la que analiza obras importantes del género y la gran influencia que este género ha tenido sobre la literatura moderna.
Negroni expresa que la literatura gótica intentó plasmar aquellas cosas relacionadas con el mundo oscuro, con la muerte, con todo aquello que se esconde por debajo del territorio de la realidad y que no puede ser abarcado a través de un género realista.
La literatura gótica no pertenece únicamente al siglo XIX, sigue viva: reflejada en la literatura y en el cine actual, donde se toman los mismos elementos y se intenta explicar a través del arte lo que no podemos explicar con los medios que la realidad nos provee. Así argumenta Negroni que el género gótico campero, fundado por Silvina Ocampo, se apoya directamente en el gótico inglés.
También asegura que entre este género y la poesía casi no hay diferencia, salvo estilística. Ambos son movidos por lo mismo: la necesidad de explicar lo que no parece tener explicación a través de la creación de una serie de simbolismos e imágenes que permitan desentramarlo. Ambos géneros se encuentran en un punto donde la palabra se cuestiona; ese instrumento de acercamiento a lo real se dobla y da lugar a lo irreal o lo asombroso, de diferentes formas, pero siempre elevando el contenido del texto por sobre las palabras.
Isla = Poesía
Isla es una palabra que se encuentra muy presente en la poesía de Negroni. Le escuché decir hace algún tiempo que para ella podría ser un sinónimo de poesía. Una isla sugiere un territorio virgen y separado del resto y, por ende, lleno de posibilidades. (¡Fascinante imagen!)
Desde esta perspectiva, podríamos decir que la isla es como la miniatura de un gran continente a partir del cual puede crearse algo mucho más grande. Entonces, si un continente fuera la poesía toda, una isla podría ser la expresión mínima: un poema. Por ende, un universo pequeño repleto de posibilidades. Creo que es una forma alucinante de entenderlo.
Volviendo al tema del desarraigo, quisiera terminar con una frase de la autora que podría definir muy bien su forma de percibir las letras y de encarar el arte creativo:
Los dogmáticos pueden seguir alabando a los grandes reyes (hombres todos) y tapar sin rodeos el trabajo de personas indiscutibles (muchas de ellas mujeres, pero también hombres); sin embargo con que de vez en cuando se lean artículos como el de Elena y poesía como la de María, creo que nunca se extinguirá del todo esta lucha por la habitación propia.
Comentarios1
Me encantó. Muchas gracias Tes por acercarnos desde esta perspectiva a su obra. Tus palabras son acertadas: ¡Es Fascinante!
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