Juana de Ibarbourou, conocida como «Juana de América» y considerada una de las grandes figuras de la poesía uruguaya, dejó un legado literario que sigue fascinando a generaciones de lectores. Nacida el 8 de marzo de 1892 en Melo, Uruguay, su vida y obra se convirtieron en un faro de luz y una expresión poderosa de la experiencia femenina en el siglo XX. Pero su vida también está llena de oscuridad, debido a que le tocó nacer en una época de pocas libertades. En este artículo exploraremos la faceta menos visitada de su vida: el peso del patriarcado en su vida, su dificultad para asumir su lugar en el mundo de la literatura en un mundo dominado por lo masculino.
Juana, la gran apasionada
El amor de Juana de Ibarbourou por la palabra escrita surgió temprano. Su cercanía con la naturaleza en su ciudad natal de Melo, la llevó a explorar las posibilidades de la poesía. Y publicó su primer poema a los 14 años en un periódico local. A partir de ese momento no abandonó jamás su necesidad de escribirse a través de la poesía.
En el estilo poético de Juana de Ibarbourou ese primer acercamiento a la palabra escrita se encuentra muy arraigado: su capacidad para capturar la belleza del mundo y las emociones humanas a través de una sensibilidad lírica, una riqueza de imágenes y una exploración profunda de temas como el amor, la naturaleza, la feminidad y la libertad, nos permiten intuir esa primera toma de contacto con la poesía como una experiencia definitiva en su vida y en su obra.
Sus versos cautivaron a lectores de todo el mundo y le valieron reconocimientos y premios, convirtiéndola en una de las voces más destacadas de la literatura en lengua española. Además, Juana de Ibarbourou también fue reconocida por su compromiso social y político. A lo largo de su vida, abogó por los derechos de las mujeres y se convirtió en un símbolo de liberación. Al leer sus páginas nos encontramos con un legado poderoso, que nos invita a soñar con un mundo donde exista la igualdad y la justicia social.
Juana de Ibarbourou falleció el 15 de julio de 1979. Su mensaje de igualdad y liberación sigue más vivo –y es más necesario– que nunca. Leerla es acercarse no sólo a una autora sin igual, sino también a una forma maravillosa de explorar la vida a través de la palabra escrita.
La lucha de Ibarbourou por la libertad de la mujer
Juana de Ibarbourou desafió los convencionalismos de su época al abordar abiertamente temas tabú y al romper barreras literarias establecidas. Su poesía celebraba la vida y la sexualidad femenina de una manera audaz y liberadora, abriendo nuevos horizontes en la literatura uruguaya y latinoamericana. Sin embargo, en su experiencia personal, la escritora no gozaba de esa libertad.
Las lenguas de diamante (1919), Raíz salvaje (1933), Estampas de la biblia (1934) y La pasión de la tierra (1939) son algunas de las obras de Juana de Ibarbourou que nos permiten encontrar a una autora distinta. En ella lo femenino no es trágico (lo que la diferencia de poéticas como la de Storni o Agustini) sino una posibilidad abierta.
Juana de Ibarbourou tuvo una relación interesante y compleja con su esposo, Juan Mazzini. Se casaron en 1912 cuando ella tenía solo 20 años, y su matrimonio duró hasta la muerte de Mazzini en 1973. Su relación fue descrita como tumultuosa y apasionada. Quizá para una mujer como Juana no existiera otra forma de encarar las relaciones que a través de la intensidad y la agitación.
Juana y Juan tuvieron tres hijos y vivieron juntos más de sesenta años. Y aunque Juana decía haber encontrado cierto apoyo en su esposo para escribir, no todo parece haber sido tan justo para con ella. El matrimonio estuvo marcado por altibajos y conflictos. Juana era una mujer sensual, que llamaba la atención de todo aquel que se acercara a ella, y Juan Mazzini era un hombre posesivo y celoso. Juntos eran un cóctel molotov, donde el contacto con el mundo exterior podría provocar el devenir de fuertes tensiones brutales. Si a esto le sumamos que ella, por ser mujer y en ese tiempo, debía estar a la altura de expectativas sociales de rol, podemos afirmar que todo este contexto le jugó en contra a la hora de vivir con intensidad su libertad y su creatividad.
Juan Mazzini fue editor y su labor resultó de gran significancia para la publicación y la difusión de su obra. Sin embargo, también ejerció un control sobre su carrera, influyendo en las decisiones editoriales y en su vida pública. Tanto es así que ella canceló varias intervenciones posiblemente a causa de su influencia. Podemos percibir que mantuvieron una relación ambivalente: una combinación de amor, apoyo, conflictos y limitaciones impuestas por las normas de la época. A pesar de las dificultades, Juana logró establecerse como una destacada poeta y dejó un legado literario duradero que trasciende los altibajos de su vida personal.
Tenemos sus cartas y sus poemas, a través de los cuales podemos conocer la opresión que pinchaba su psique, pero también tenemos las cartas y poemas que intercambió con Juan, donde podemos apreciar un profundo afecto y una complicidad que podrían explicarnos un poco ese mundo que compartían. Esto vuelve difícil la tarea de entender lo que vivieron las mujeres como ella, lo que soportaron. Sin embargo, es importante que desde nuestra perspectiva analicemos el asunto desde la justicia y la igualdad, y visibilicemos las realidades de opresión y las situaciones de ensombrecimiento a las que muchas mujeres se vieron sometidas por pertenecer a una época o un contexto social.
Si todavía no has leído a Juana de Ibarbourou te la recomendamos. ¿Sabías que una de las colecciones de poesía de Ibarbourou se titula Poemas del alma? Ahora puedes entender por qué nos gusta tanto. Te invitamos a visitar nuestro canal de Youtube, donde podrás disfrutar de algunas lecturas de su obra. Si te interesa nuestro trabajo, no olvides suscribirte y dejarnos un «me gusta». Encontrarás poemas como «La higuera» y «El dulce milagro».
Comentarios1
EVOCACIÓN A JUANA-
Nació la niña poetisa en Melo
dulzores de marzo en los naranjales,
campos, y armas de Aparicio lancero,
raíz salvaje hasta en los manantiales.
-
Lengua hispánica, rosa de sus vientos,
en lírico instrumental diamantino
enjardinó de amores y fermentos,
calma, pasión, voz del destino.
-
Juana tan joven como su país
Años Veinte, Uruguay creciente:
¡ la voz de América adolescente!
-
Alegato de su honda matriz,
los presagios nos portan a un después
...”¿ la enredadera, crecerá ciprés?”
Debes estar registrad@ para poder comentar. Inicia sesión o Regístrate.