Son éstas las palabras de Luis Goytisolo, que, si bien es cierto que no tiene una gran público bajo su sombra, es un autor altamente recomendable. En esta oportunidad hablaremos sobre «El lago en las pupilas», su última obra, publicada por Siruela.
¿Quién es Luis Goytisolo?
La familia Goytisolo ha sido un verdadero tesoro para la literatura, ofreciendo a los más extraordinarios autores de este idioma, tales como José Agustín, Juan y Luis; tres hermanos que han sabido destacarse en el ámbito literario haciendo crecer y divulgando nuestra lengua a más no poder.
Luis nació en Barcelona el 17 de marzo de 1935 y consiguió una importante fama a partir de la publicación de su tetralogía titulada «Antagonía». Además, desde 1994, ocupa uno de los sillones de la Real Academia española, junto a otros prestigiosos intelectuales de la literatura. Por otro lado, ha presentado sus colaboraciones a medios periodísticos como los diarios «El País», «ABC» y «Diario 16».
Entre sus obras pueden destacarse «Las afueras» y «Las mismas palabras» dos novelas que podrían incluirse dentro del género del realismo social; con el primero ganó el Premio Biblioteca Breve.
También ha escrito libros, dicho por él mismo, un tanto más ligeros aunque no menos comprometidos como lo es «Placer licuante». Y otras obras que han recibido las más elogiosas palabras de la crítica: «Oído atento a los pájaros» y «Cosas que pasan».
Ahora se estrena con la Editorial Siruela con «El lago en las pupilas», una nueva novela que viene a refrescarnos ese espíritu crítico y comprometido que tanto lo caracterizan.
Lo último de Luis
«El lago de las pupilas» es una novela compuesta de varias historias que se entrecruzan para dar vida a un mundo que refleja nuestra realidad, esa realidad de la que Luis quiere hablarnos. El propio autor afirma:
Para no salirse de su esquema, para continuar brindando literatura de la buena existen ciertos temas que reinciden en toda la obra de Luis y que una vez más se hacen presente en esta novela, ellos son: el sexo, la Guerra Civil y la relación inconexa entre el presente y el pasado.
El secreto de esta novela se centra en la fusión de diversas realidad que fluctúan y que se retroalimentan, al punto de que ella no podría ser del todo posible si faltara alguno de los personajes; posiblemente esto responda a la maestría con la que escribe Luis, a su entrega absoluta y a su apasionada forma de expresarse.
Historias como la de Marcel, en busca de su pasado; Gloria, huyendo del suyo; Richard, metido en la vida empresarial y El Moro, con su misteriosas anécdotas… permiten que Luis nos regale una novela llena de emociones pero que a la vez enfrenta temas tan necesarios como la guerra, el interés por el éxito, la crisis y el egocentrismo reinante en nuestras sociedades, de una forma imprecisa; es decir que las conclusiones debe sacarlas el lector, porque los personajes poseen opiniones diversas sobre una misma cosa y en realidad el trabajo del lector es comprender su propia línea de pensamiento.
Este tipo de historias son ultra necesarias porque obligan a la reflexión, a enfrentarse con los propios miedos y prejuicios y descubrir qué pensamos de cada cosa. En definitiva, nos plantea muchas miradas subjetivas sobre una misma realidad, cuyo objetivo es que nazca una nueva mirada, la del lector.
Hablar de las cosas sin nombrarlas
Luis no habla de la Guerra Civil, pero podemos intuir que lo hace por diversos elementos que aparecen en la obra y que nos devuelven a ese período de la historia; tampoco habla de la crisis financiera, sin embargo al introducir un personaje como el de Richard nos acerca a esa parte de la realidad de una forma casi imperceptible.
Posiblemente en esto reside su mayor valor como autor, porque consigue introducirnos en la realidad a partir de la ficción, nombrando sin poner en palabras y otorgándole a cada personaje un carácter que va más allá de su propia historia, que lo conecta con algún elemento importante de la propia realidad del lector.
Y se llega a la conclusión de que toda vida y opinión puede ser subjetiva, porque la mayoría de las personas ni siquiera somos capaces de ser sinceras con nosotras mismas, necesitamos del autoengaño para seguir, para no desistir de esta disparatada aventura que es la vida. Goytizolo dice:
Leer a Luis es una alegría para el alma, por lo que demás está recomendarlo. Sin embargo, hasta el Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, lo recomienda. Esto dijo acerca de la tetralogía de Luis.
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