Hace cuatrocientos años que un hombre llamado Miguel abandonó este mundo sin saber que cuatro siglos más tarde sería recordado con entusiasmo. Este niño, que se enamoró de las historias de caballerías y que más tarde supo que eran una fantasía descabellada y quiso mofarse de ellas, fue sin duda uno de los autores que más inspiraron a la literatura de la posteridad. «Las aventuras del Baron Munchausen» de Rudolf Erich Raspe es una de las muchas novelas que hacen pie en El Quijote. Recuperando el hilo de este texto sobre los 400 años del fallecimiento de Cervantes, hoy escribo sobre este libro que, de alguna forma se encuentra emparentado con el Quijote.
La locura como motor de búsqueda
Se cree que existió, que el barón de Münchausen era un hombre apuesto que se sentaba en las reuniones familiares a narrar sus hazañas a los más pequeños, quienes lo miraban con una admiración propia de los que aún no han perdido la inocencia y son capaces de creer en las locuras más fáciles de refutar. Karl Friedrich Hieronymus, el barón de Münchhausen, fue un joven perteneciente a la nobleza de la Baja Sajonia que vivió a mediados del siglo XVIII.
Realidad o ficción, Rudolf Erich Raspe nos obliga a creer en él: un personaje redondo y construido en oposición al racionalismo de su época, que se caracteriza por ser un hombre temerario que no le teme a nada y que es capaz de atreverse a intentar cualquier propósito, sin importar lo absurdo que resulte.
Hieronymus tiene las ideas claras y las expone con absoluta naturalidad, aunque generalmente rozan la extravagancia. Raspe ha sabido capturar su esencia y ofrecernos una novela sumamente interesante que brinda numerosos guiños a la gran obra de Cervantes y nos lleva constantemente a pensar en el Hidalgo Don Quijote.
Esta novela fusiona de forma extraordinaria la literatura de viajes con las novelas épicas. Nos encontramos con las extraordinarias aventuras de este barón mientras se pasea por pequeños pueblos africanos y llega a Rusia. Sus inconvenientes para atravesar el mar y las reflexiones sumamente ocurrentes que le sugieren las diversas situaciones que debe enfrentar.
Raspe, de científico loco a narrador ingenioso
Rudolf Erich Raspe fue un científico alemán que también se dedicó a la escritura y que se hizo muy conocido por poner en palabras las aventuras del Barón de Münchhausen, un curioso personaje popular del que muchos hablaban con soltura pero que todavía no había tenido una importancia literaria como la que le otorgó Raspe.
Estas curiosas aventuras vieron la luz en 1785 en forma de relatos periódicos que narraban las campañas y algunos de los viajes del Barón por Rusia. Estas historias tuvieron tanta fama y popularidad, que más tarde se publicaron en formato libro convirtiéndose en parte de las leyendas del folklore popular europeo.
En esta obra, Rudolf Erich Raspe supo captar la esencia de los aventureros que unos siglos antes guiara a Cervantes a crear al inolvidable Quijote. Ambos personajes se acercan en la sagacidad para enfrentarse a las vicisitudes de la vida y en su forma irónica de representar un género: Quijote, las novelas de caballería; Münchhausen las historias épicas de navegantes. Ambos son curiosos, divertidos, pensantes y también imprescindibles para todo aquel lector que aprecie la buena literatura.
Termino con un pequeñísimo extracto de este libro de Raspe y se los recomiendo muchísimo. Pienso que puede ser una interesante lectura para este verano, que ya se asoma con ganas de derretirnos.
Comentarios1
Un artículo que le hace justicia a una maravillosa novela. Hace ya mucho tiempo que la leí y todavía la recuerdo con cariño y admiración. Gracias por traerla al presente, Tes. Un abrazo.
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