Las Cartas de Mijaíl Bakunin

No creo en la democracia. No en este sistema autoritario que se esconde en frases hechas y comportamiento políticamente correcto, pero donde las individualidades no pesan y la justicia también se encuentra mancillada mediante un sistema de similares condiciones, manejada por el gobierno de turno.

Leer a Mijaíl Bakunin me inspira, me devuelve la esperanza y me da energía. No sé si es posible un cambio radical en el mundo hacia la tolerancia de los individuos. Parece que cada vez nos acostumbramos más a las aglomeraciones y parecemos más escépticos de los emprendimientos pequeños, por mucho potencial que tengan.

También descreemos de la política y no entendemos que desear un mundo diferente solo es posible si nos comprometemos en ese sentido.

Tener un pensamiento político no es ser de derechas o de izquierdas, eso es demasiado simplista. Es tener voluntad de razonar las cosas y de desear con intensidad una realidad donde las minorías importen tanto como las mayorías.

¿Por qué es necesario conocer a Mijaíl Bakunin?

Mijaíl Bakunin fue un artífice fundamental de la divulgación de las ideas anárquicas en Europa y sus pensamientos todavía pueden ser sumamente lumínicos en pleno siglo XXI.

Desertor, apasionado lector de Fichte y Hegel y, sobre todo, convencido de que un mundo mejor era posible. Un mundo sin sistemas autoritarios que corrompieran la libertad de los trabajadores.

Pese a que se sintió atraído por los pensamientos de numerosos filósofos, siempre manifestó una forma de pensar muy auténtica; y, aunque entre sus ideas podemos encontrar ciertas coincidencias con la obra de Marx, la suya era una ideología que se alejaba rotundamente de la sistematización de la vida en sociedad.

Como muchos compatriotas, fue juzgado y enviado a realizar trabajos forzosos a la fría Siberia.

Al salir, y después de haber viajado por varios países, fundó en Ginebra la Hermandad Internacional de la Democracia Social, que más tarde se integraría a la I Internacional y que finalmente culminaría en la Alianza Internacional de la Democracia Socialista. Sus objetivos fundamentales era:

Lamentablemente las ideas de Bakunin no coincidían con las de Marx, su oposición rotunda al autoritarismo no estaba de acuerdo a las ideas supremacistas (encubiertas como las que más) del líder comunista. Y en 1872 Mijaíl fue expulsado de la I Internacional.

A partir de ese momento, la vida de Bakunin se sumió en la más profunda tristeza. Vivía muy pobremente y lo único que le mantenía vivo era la correspondencia que intercambiaba con pequeños grupos anarquistas diseminados por el mundo. Además, dedicó este último tiempo a plasmar sus ideas en libros y panfletos que fue divulgando entre sus amigos por correspondencia.

La Editorial Virus ha publicado «Las obras completas» de Bakunin, cuyo primer número se compone de muchas de sus cartas, en las que es posible conocer a fondo el pensamiento de este indispensable intelectual, de su tiempo y de todos los que vendrán.

Las cartas de Mijaíl Bakunin

En sus cartas, Bakunin intenta plasmar la importancia de volverse contra los que guían los hilos del sistema. Pero, a diferencia de otros pensadores de su tiempo, hace un llamamiento al autocontrol para conseguir realmente cambios a nivel social. Está en contra de la destitución de un Estado Organizado para construir una pirámide de envergadura semejante, aunque sea con otras ideas. Impulsa a sus seguidores, a quienes confían en sus ideas, a que no se dejen cegar por las ansias de poder y que se enfoquen en la construcción de una sociedad donde el bien común sea lo que prime.

Dice:

Estaba convencido de que cualquier estructura sistemática, aún aquellas donde el líder fuera escogido por mayoría, era mala. Propuso una verdadera democracia (no este chiste que nos venimos creyendo desde que Adam Smith planteara su famoso sistema de precios y la economía de mercado) donde la economía no fuera el principal eslabón de la cadena sino la consecuencia de todo el trabajo, de la unión social y de la revolución.

Leer a Mijaíl Bakunin es vital hoy y siempre. Sus ideas te devuelven la fe en la humanidad y, pese a que todas las grandes ideas son muy difíciles de llevar a cabo, si nos dejamos llevar por nuestro empeño, seguro que podremos mínimamente hacer algo. Porque, como dijera este imprescindible pensador, es proponiéndonos lo imposible como podremos lograr lo posible. Puesto que aquellos que se han ceñido prudentemente a lo que les parecía factible, jamás han avanzado ni un solo paso.