Si decimos el nombre de Charles Lutwidge Dogson posiblemente muy pocos sepan de quien se trata, pero si el nombre que exponemos es el de Lewis Carroll seguro que ya sabrán de quien estamos hablando. Ni más ni menos que del autor de Alicia en el País de las Maravillas (1865).
En Guilford (Reino Unido) fue donde nació este escritor, también fotógrafo y matemático, que comenzó realizando una serie de textos de corte humorístico y satírico en diversas revistas y publicaciones como The Comic Times u Oxford Critic.
Sin embargo, sería en el año 1856, a raíz de tomar como seudónimo literario el nombre de Lewis Carroll, cuando parece que comenzó a sonreírle la suerte. Y es que fue en ese instante cuando dio inicio su mejor etapa como escritor en la que realizó diversas obras de calidad, especialmente la que lo encumbró a la eternidad, la anteriormente citada Alicia en el País de las Maravillas.
Uno de los mayores hitos de la historia de la literatura es este libro imaginativo donde los haya que ha cautivado a generaciones y generaciones de lectores. Ellas han disfrutado con las aventuras de una niña en un lugar donde la locura, la diversión y la magia marcan el ritmo de vida de sus habitantes.
¿Cómo pudo Carroll idear ese mundo?
La inspiración la encontró en la más pura cotidianeidad. Según se cuenta, el 4 de julio de 1862 este inglés se encontraba de picnic con una familia amiga suya formada por un matrimonio y sus tres hijas (Lorina, Edith y Alice). Precisamente para tener entretenidas a las pequeñas durante la jornada campestre comenzó a inventarse y a relatarles la historia de una niña perdida en un mundo fantástico.
Tanto gustó el cuento a la pequeña Alice que pidió a Carroll que lo plasmara en papel. Y así lo hizo.
Aventuras subterráneas de Alicia fue el primer título que tuvo este trabajo en el manuscrito que le regaló a la pequeña, no obstante, al no quedar suficientemente satisfecho con estas páginas continuó escribiendo hasta realizar la versión definitiva que hoy conocemos.
El sombrerero loco o la reina de corazones, además de la protagonista, consiguieron encandilar al público de tal manera que esta obra se convirtió en la más exitosa del autor. Y es que nadie podía dejar escapar una sonrisa o imaginar como sería vivir en un lugar donde los animales hablan, las fiestas que se celebran son las del no cumpleaños y los alimentos hacen empequeñecer o engrandecer a quien los come.
Fue este citado éxito lo que le llevó a escribir una segunda parte de las aventuras de esta pequeña. A través del espejo y lo que Alicia encontró allí (1871) fue el título del cuento infantil que venía a continuar la historia mágica ya creada.
Una loca partida de ajedrez es el principal escenario en el que, en este caso, transcurre la vida de la protagonista. Humpty Dumpty, Tweedledum, Tweedledee, el caballo rojo o la reina blanca son algunos de los personajes que en esta nueva aventura la acompañan.
Tras este trabajo llegaron otros como La caza del Snark. En el año 1874 fue cuando se publicó este, considerado el gran poema paródico de Carroll. En él, según Sidney Williams y Falconer Madan, se describe «con humor infinito, el viaje imposible de una tripulación improbable, para hallar a una criatura inconcebible».
El matemático que llevaba dentro el autor, por su parte, lo llevó a publicar en el año 1876 El juego de la lógica mientras que en 1889 hizo lo propio con su última obra Silvia y Bruno.
A pesar de toda su trayectoria literaria, Carrol o Dogson siempre será recordado por su Alicia y aquel mundo, el de las maravillas, sobre el que el personaje del gato decía «aquí estamos todos locos. Yo estoy loco. Y tú también».
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