Muchos son los aspectos que se pueden destacar de la vida personal y profesional del escritor escocés Kenneth Grahame. Sin embargo, en este caso, lo más interesante al respecto es la creación por su parte de dos obras que se han convertido con el paso de los años en piezas claves de la literatura infantil, concretamente en clásicos que han sido leídos desde entonces por varias generaciones diferentes de niños.
Y es que en este tipo de narraciones pudo plasmar, a su manera, desde los sufrimientos que experimentó en su infancia hasta el amor que le profesaba a su hijo, Alastair, que nació ciego de uno de los ojos y que tuvo una salud muy frágil.
¿Te interesa conocer cómo dio a conocer esos aspectos y a través de qué libros? Sigue leyendo y descubrirás dos de sus trabajos más especiales y cumbres:
El dragón perezoso
En el año 1898 fue cuando vio la luz este relato, que viene a ser una versión particular de la mítica leyenda sobre San Jorge y el Dragón.
Todo da comienzo cuando hasta un pueblo llega un dragón que tiene una singularidad: le gusta estar tranquilo y odia los enfrentamientos. Es más, tiene claro que “dos no se pelean si uno no quiere”. Y eso es lo que llevará a cabo cuando hasta el lugar se aparezca San Jorge dispuesto a luchar contra él.
El pacifismo, la tranquilidad y los buenos modales del animal sorprenden a ese caballero, que no sabrá qué hacer pues no se ha topado con lo que esperaba, pues llegaba dispuesto a acabar con tan feroz ser.
Ante todo eso. ¿qué pasará? Que cobrará protagonismo un niño de la zona, que manifiesta que desea ayudarlos a los dos. Por eso, intercederá para que ambas partes puedan conseguir lo que anhelan sin causarle ningún mal a la otra.
El viento en los sauces
Un canto al amor hacia su hijo es el que desarrolló Kenneth Grahame con esta otra novela, que se ha convertido en la más importante de todas cuantas salieron de su pluma. La publicó en 1908, después de ser rechazada en distintas ocasiones, y desde entonces ha contado con numerosas adaptaciones, tanto al cine como al teatro o a la televisión.
El personaje central no es otro que Topo que, un buen día, cansado de vivir bajo tierra, decide aventurarse a descubrir todo lo que le rodea. Así, será como aprenderá nuevos olores, disfrutará del sol, se dejará acariciar por la brisa y conocerá a simpáticos y singulares animales como la rata de agua, el sapo, las ardillas o el tejón.
Todos juntos vivirán en armonía, teniendo que hacerle frente a distintas situaciones adversas que vayan surgiendo, debido a las distintas personalidades de los vecinos del lugar. Así, por ejemplo, Sapo es una figura muy mimada pero bonachona que se meterá en más de un lío cuando sea detenido por conducción temeraria; Tejón es alguien inteligente y que ama la soledad; Nutria es muy extrovertida…
Entre las singularidades que rodean a este libro hay que destacar que fue el propio hijo de Grahame el que estableció los animales que aparecerían o que se considera que viene a ser un reflejo de la sociedad inglesa de aquel momento. Sea como sea lo que es innegable es que se trata de un relato mágico, lleno de sentimientos y valores.
¿A qué esperas para disfrutar de estas lecturas?
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