Y llegamos hoy al tercer trágico griego que sentó las bases de la tragedia y de las obras escénicas en general. Hablo de Sófocles, que fue el primero de estos trágicos que llegó a mis manos por lo que le tengo un cariño especial y me es sumamente grato escribir sobre él.
Sófocles se destacó entre los demás dramaturgos griegos al impulsar cambios rotundos en la representación teatral (diversos escenarios y ropas en los actos) y en la forma de encarar los conflictos (abandonó la lucha del héroe contra el destino). Sin embargo, todo lo que Sófocles hizo quizás sería menos apreciado si Aristóteles no lo hubiera descrito como el dramaturgo por autonomasia de la cultura griega.
Eurípides, Esquilo y Sófocles
Sófocles y Eurípides fueron los mejores aliados para que la obra de Esquilo no sólo no desapareciera sino que adquiriera mayor relevancia: consiguieron hacer de la tragedia un icono de la realidad ateniense y gracias a eso la cultura griega logró trascender a su época.
De ellos tres sin duda Sófocles fue el que consiguió la mayor atención. Quizás porque fue el que más supo reformar la tragedia, no sólo porque agregó nuevos elementos sino porque trabajó sus argumentos de forma diferente.
Entre las reformas que impuso Sófocles la más importante fue la incorporación de un nuevo actor; fue el primero que trabajó con tres personajes en escena y por aumentar el número de participantes del coro. Esto lo ayudó a enfrentar no dos sino varias ideas diferentes en un mismo conflicto y a llevar el diálogo a su sentido más amplio. Y todo esto unido sirvió para plasmar los numerosos matices que gestan los perfiles psicológicos de las personas.
En lo que respecta al argumento, en sus obras nos encontramos con personajes de carne y hueso que deben enfrentarse a sus peores deseos y hacerles frente para continuar viviendo de acuerdo a como creen. Sófocles estaba convencido de que existen leyes eternas contra las que el ser humano no debe hacer nada, simplemente aceptarlas y vivir sin negociar con los «demonios interiores».
El mundo de Sófocles
Sófocles nació en el 496 a. C en una localidad ubicada cerca de Atenas de nombre Colono. No existen muchos datos en torno a su infancia; solamente sabemos que fue hijo de un hombre perteneciente a la aristocracia, lo cual lo ayudó a ubicarse de forma temprana en un puesto de cierta envergadura pública. De este modo pudo conocer a fondo la forma en la que desarrollaba la vida en Atenas.
Sófocles gozó de un gran prestigio entre los intelectuales de la época dado que era un hombre despierto y sumamente inteligente; y sin duda fue el trágico que mejor supo pintar en sus obras la gran contradicción que reinaba en la sociedad griega de Grecia clásica del siglo V a.C: los dilemas espirituales en confrontación con los intensos deseos de satisfacer los placeres de la carne.
Sófocles también formó parte del ejército ateniense como uno de sus jefes militares y con él participó en varias expediciones; colaborando directamente con el gobernador Pericles.
Pero no sería recordado por sus labores militares sino más bien por el impulso que le dio al teatro en Atenas. Era amigo de Heródoto y gracias a esta relación consiguió estudiar a la sociedad griega muy profundamente. Esto le servicio para escribir algunas de las mejores obras que vería la literatura griega.
La fama de Sófocles comenzó en el 448 a.C. cuando derrotó a Esquilo en el festival dramático anual. Después de muchos años consecutivos en que éste ganaba dicho certamen, Sófocles vino a romper con su suerte. Cabe mencionar que, después de esa ocasión, Sófocles se hizo con el premio en más de veinte oportunidades.
La obra de Sófocles
De los 123 dramas que se le atribuyen a Sófocles, tan sólo se conservan siete; ellas son: Ayax, Antígona, Edipo Rey, Las Triquinias, Filoctetes, Edipo en Colono y Electra.
En las obras de Sófocles hay una clara intención de interiorizar la vida cultural de Atenas y reflexionar en torno a las pasiones humanas. En todas ellas se plasma un universo que es regido por leyes sobrenaturales y eternas que son representadas a través de los mandatos de los dioses. Pero Sófocles se diferenció claramente de Esquilo porque no centró sus obras en la inexorabilidad del destino, sino más bien en la capacidad humana para afrontarlo y aceptarlo, pudiendo llevar una vida conforme a los valores éticos.
Pero el verdadero éxito de Sófocles surgió cuando el adorado Aristóteles convirtió la obra de este trágico en el modelo ineludible de la tragedia clásica y declaró que él era el más grande de todos los dramaturgos.
Y pensar en eso al recordar Ayax o Antígona no es nada difícil, ¿No?. Personalmente, estas son para mí sus mejores obras y posiblemente vuelva a ellas prontito; porque me han dado muchas ganas de releerlas 😉
De momento los dejo con una frase de Sófocles para cerrar este ciclo sobre las tragedias griegas.
Comentarios3
Justo ayer he terminado Edipo Rey...
No soy nada erudito a cerca de los clásicos griegos. No tengo memoria para recordar las obras que corresponde a uno u a otro, salvo contadas excepciones, de ahí, que me agrade tanto leer este tipo de artículos.
De forma resumida ofreces un pequeño universo del autor. Muchas gracias, querida amiga Tes.
De su limitada creación literaria que se preserva es de importancia capital para el género.
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