Los lectores apasionados no podemos dejar de leer. Hay algo dentro que nos obliga siempre a estar a mitad de camino entre una historia y otra. Los libros llaman nuestra atención como la luz de un faro a un barco que lleva navegando sin rumbo desde hace tiempo. Los libros son nuestro salvavidas, nuestro refugio, el espacio en el que querríamos quedarnos a vivir por siempre. Y acaso lo consigamos.
Cambios de hábitos lectores
En los últimos años los hábitos en las personas aficionadas a la lectura ha ido cambiando de forma vertiginosa. Así podemos leerlo en este completísimo artículo de Ana Carbajosa que les recomiendo de principio a fin. Este texto hace pie en esas letras y, por ende, es mucho menos recomendable. Después no me digan que no les avisé.
Hemos pasado de ser lectores intensos, que leían de corrido durante horas, a convertirnos en picaflores que van de un texto a otro y no pueden estarse quietos por mucho rato en un mismo libro. Eso afirman los numerosos científicos que se han enfocado en estudiar las consecuencias de una constante exposición a Internet y a las pantallas, a las que hacen responsables de estos cambios en los hábitos de los lectores.
Nuestros hábitos de lectura se ven afectados profundamente por nuestro entorno. Hoy en día muchísima más gente lee porque está constantemente pegada a la pantalla de sus teléfonos móviles: personas en la calle con la nuca doblada que miran artilugios rectangulares que son como una ventana hacia al mundo. La forma en la que leemos ha cambiado profundamente y también lo ha hecho la manera en la que procesamos esa información. La consecuencia es un interesante tema de estudio para especialistas de diferentes áreas de la medicina y se centra en explicar por qué ha mermado nuestra capacidad de concentración.
Internet nos exige un tipo de lectura superficial que nos obliga a ir de una página a otra, picoteando de una información en otra. Y según los científicos, esta forma de interactuar con los nuevos medios, no sólo ha modificado nuestra forma de leer sino que también ha provocado cambios rotundos en nuestro cerebro que ha sido obligado a readaptarse, una vez más a lo largo de la historia, y a entender cómo procesar todo ese bagaje de información difusa y acelerada.
Existen cientos de investigaciones científicas centradas en comprender qué es lo que nos está ocurriendo como lectores y de qué forma esto puede ser negativo para nuestras sociedades.
Es muy interesante -y preocupante- este tema porque posiblemente no seamos nosotros los que noten un gran cambio en su manera de leer pero sí las nuevas generaciones. Porque la mente es maleable y actúa motivada por nuestros actos; todo aquello que hagamos puede traer una consecuencia directa sobre su estructura. Y en lo que refiere a la lectura, se cree que hoy en día pocas personas consiguen mantener su atención intacta, en una misma cosa, por más de veinte minutos. Asombroso ¿verdad?
Concentración para leer
Una de las causas de esta dificultad de concentración es esa sensación que muchos hemos sentido en algún momento de que en las redes sociales no puedes desaparecer un minuto, que siempre tienes que estar disponible para contestar los mensajes que te envían, porque una respuesta puede ser vital, cada una parece serlo.
Esta dependencia se ve reflejada en un cambio en nuestras prioridades. Según se publicó en el último informe de la OCDE nuestro cerebro ha ido perdiendo su capacidad de concentración; pocas personas están dispuestas a enfrentarse a un texto largo y profundo. Sumado a esto, en general las personas leen cuando se encuentran en movimiento (en la vía pública, por ejemplo) y eso suma distracciones a las ya planteadas por la vida virtual que nos proponen los teléfonos.
Pero romper con esta especie de adicción que causan los grandes fenómenos, las redes sociales en nuestra época, es sumamente difícil, parece. Por eso en general terminamos optando por uno de dos opuestos: aislarnos completamente y borrar todas nuestras huellas digitales o dejarnos llevar por la marea y mantenernos conectados las 24 horas del día; parece que no encontramos un punto medio en lo que a redes sociales refiere.
Los apasionados de la lectura también nos vemos implicados en estos cambios. La mayoría de nosotros también navega en Internet, actualiza sus cuentas de Facebook o Twitter y se mantiene al día con las imágenes que sus amigos suben en Instagram.
Hace poquito escribía sobre la posibilidad de un mundo hiperconectado, como en el que nos plantea Manuel Ríos San Martín en su novela «Círculos», hoy vuelvo a ella. Es importante que encontremos la utilidad que las redes sociales tienen para nosotros. Me niego a tacharlas de inútiles o basura; porque al final todo depende del uso que hagamos de las cosas; una mala novela podría ser una buena historia si despertase en nosotros la pasión por la lectura, o la escritura.
Una herramienta es útil en tanto y en cuanto nos permite desarrollarnos como profesionales y como personas, y si nos ata, si nos lleva a la adicción es porque en esa desaforada pasión estamos dejando traslucir alguna carencia que no hemos sabido poner en palabras. Y ante esto lo mejor que podemos hacer es revisarnos en lugar de maldecir los inventos de otros.
El día en que podamos estar en paz con nosotros mismos sabremos convivir perfectamente con las redes sociales y ellas serán un fantástico recurso para la difusión de nuestros proyectos y para conocer lo que otras personas a lo largo y ancho del mundo están haciendo. Mientras tanto intentemos leer como lo hacíamos antes de Internet, dejándonos llevar por la lectura, navegando en las historias y dejando que la literatura sea ese único faro al que deseamos arribar.
Comentarios2
¡muy de acuerdo,ciertamente !
sin embargo,si en verdad se gusta de la lectura ,existen círculos de lectura, en donde se comentan las lecturas y se pasan tardes muy agradables con ,personas que gustan tambn de los libros.
y es un tiempo que a la vez te relaja (bna terapia)
yo aprendo de cada compañero del circulo,les admiro y respeto mucho
pues algunos ya han publicado sus libros u ensayos.
y yo solo soy una aprendiz y na mas : )
Saluditos y gracias por este interesante post.
lyi
Totalmente de acuerdo contigo, Tes. A pesar de los informes sobre los efectos negativos de las nuevas tecnologías en los hábitos lectores, creo que se podrá crecer como lector si conseguimos convivir de forma equilibrada entre la concentración tradicional y los muchos estímulos de los tiempos que corren.
Felicidades y un abrazo.
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