Dentro de la Literatura austríaca cabría destacar a varios autores que no sólo han dejado su profunda huella en la misma sino también en la Literatura mundial. Este sería el caso del escritor Robert Musil (1880 – 1942) que con sus obras quiso reflejar la sociedad que le tocó vivir, lo convulso de dicha etapa histórica o los avances que la psicología estaba consiguiendo por aquel entonces.
Partiendo de todo ello, tenemos que subrayar que cualquier persona que desee conocer a fondo la bibliografía del citado artista tiene que llevar a cabo la lectura obligada de una serie de libros entre los que se encontraría, sin lugar a dudas, Las tribulaciones del estudiante Törless.
En el año 1906 fue cuando Musil publicó este relato, convirtiéndose así en su primera novela. La misma gira entorno a la figura del joven que le da título a la misma, un adolescente que se encuentra en un internado militar donde es cadete y donde se ve sometido a las férreas normas de disciplina que se imponen en el ejército.
Un espacio aquel donde el protagonista comenzará a descubrir aspectos como el sadismo, la moralidad, la homosexualidad, la conciencia o la crueldad. Y es que su estancia en aquel centro no serán unas vacaciones.
Decisiones vitales
No menos significativa dentro de la bibliografía de este autor que estamos analizando es la obra El hombre sin atributos, que se publicó en dos volúmenes entre 1930 y 1942 quedando interrumpida a causa de la muerte del escritor.
La sociedad austriaca anterior al año 1914 es la que se toma como escenario de la narración que se nos cuenta, la de un matemático burgués de 32 años, llamado Ulrich, que decide tomarse un año sabático para poder averiguar qué desea hacer con su vida.
Ello dará lugar a que aparezcan en escena un sinfín de personajes que, de una manera u otra, influyen en las decisiones que el citado científico vaya tomando. Así, entre los mismos se encuentran varias mujeres que son amantes de aquel (Leona, Bonadea…), un millonario prusiano llamado Arnheim, y Diotima, una mujer que se ha convertido en el cerebro de una operación conocida como «Acción Paralela» que gira entorno a las figuras del rey Guillermo II y el emperador austriaco Francisco José.
Precisamente en esa línea de plasmar a una fémina como alguien perfectamente capacitado para llevar a cabo cualquier tipo de actividad importante para la sociedad, algo que en aquella época aún muchos ponían en tela de juicio, está lo que hace Robert Musil con su libro titulado Tres mujeres.
En el año 1924 fue cuando llegó a los mercados literarios este conjunto de relatos con los que, en cierta medida, se rinde un homenaje a todas esas mujeres que en el período que rodeaba al estallido de la Primera Guerra Mundial se convirtieron en heroínas. Y lo hicieron gracias a su determinación, su coraje, su fuerza, su lucha por defender a los demás y por proteger en todo momento sus principios.
Interesante, como puedes ver, es la bibliografía de este autor austríaco que en el año 1938 abandonó la ciudad en la que vivió muchos años, Viena, precisamente por sus principios ideológicos y también por defender a su mujer (Marthe) cuya procedencia judía la ponían en serio peligro con la anexión de Austria a la Alemania nazi. Suiza fue el lugar que se convirtió en el refugio para Robert y su esposa hasta el final de sus días.
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