Desde pequeñas nos acostumbramos a identificarnos con personajes masculinos. Afortunadamente esto está cambiando y las niñas que se inician en la lectura en esta época ya tienen muchísimos referentes femeninos con los que vivir aventuras. Pero nosotras hemos sido Remy, Enrique, Cyrus Smith, Azabache y, por supuesto, Sandokan. Me gusta pensar que la oportunidad de identificarnos con criaturas opuestas es un regalo, pero también sé que en nuestro caso también fue porque no teníamos otra opción. No te quedaba otra, si amabas la lectura, que aceptar que muchas veces te crecería barba. La otra opción era decantarte por novelas de mujeres muy aclamadas que ponían el foco en la vida doméstica y la maternidad. La barba era más entretenida, ciertamente. Por eso, el descubrimiento de estas cinco autoras me recordó que había más vida y más literatura. Y son ellas, seguramente, las que fueron ayudándome a pensar más en todas estas cuestiones.
Aquí van 5 libros que me hicieron feminista, que me recordaron que el mundo es un lugar en movimiento y que la semilla del cambio está en nosotras.
Las aventuras de Trixie Belden
En el bagaje lector de cualquier niña encontramos títulos como Anne la de Tejas Verdes o Pollyanna. Por eso, conservo estas dos lecturas en mi memoria con cierto cariño. Sin embargo, el hecho de que estas dos niñas rebeldes, con ganas de comerse el mundo y contestonas se hayan convertido con el paso del tiempo en ejemplos de señoritas formales, dedicadas a la casa y al matrimonio, es algo que nunca superaré. Por eso, si tengo que escoger un personaje femenino de la infancia que realmente me represente ése es Trixie Belden. A nivel narrativo las historias dejan mucho que desear, pero en esa pandilla liderada por una niña con dotes detectivescos y una gran fascinación por el misterio, hay algo de reivindicación. La infancia como un espacio de exploración y conocimiento. La infancia como un lugar en el que quedarse. Es una saga que, al igual que otras del género juvenil, fue escrita por diversas autoras que firmaban con el seudónimo Katryn Kenny. Se me ocurre que es una maravillosa lectura para cualquier jovencita que desee cruzar el estrecho de las formalidades y explorar su propia voz identitaria.
«Viaje olvidado», de Silvina Ocampo
Silvina Ocampo fue una de las primeras cuentistas que leí. A quien le debo mi fascinación por el cuento y mi deseo de escarbar en la memoria a través de este género. Este libro, Viaje olvidado es una de las grandes obras de la literatura argentina. A través de una serie de cuentos escritos en clave autobiográfica, Ocampo trabaja con un lenguaje donde lo onírico, lo sensual y lo fantasmagórico controla el sentido de la narración. Un libro sorprendente que podría resignificarse como un viaje inolvidable.
«Nosotras y la piel», de Alfonsina Storni
Mi pasión periodística también se encendió siendo niña pero no fue hasta que leí este libro de Alfonsina Storni Nosotras y la piel que lo entendí claramente. La voz de Storni, sus convencimientos, sus formas de tratar los temas más superficiales con un eco de hondura, me han marcado considerablemente como lectora. Éste es uno de los grandes libros que he leído en mi vida, al que vuelvo con urgencia cuando el mundo se me cae.
«Las olas», de Virginia Woolf
Hay libros que te cambian para siempre. Dice Milena Busquets que Las olas hay que leerlo de rodillas. No estoy segura de a qué se refiere, lo que sí puedo decir es que leerlo me puso de rodillas, me obligó a enterrar la cabeza en el corazón de lo olvidado y me inoculó el deseo de volar más y mejor, como pocos libros han conseguido motivarme. Lo más destacable, lo que más te cambia cuando lo lees es el uso de una estetíca doblada sobre sí misma. Personajes que hablan, que piensan que viven, y que son testigos del final de la inocencia. La voz de Woolf se eleva alto y clara, nos seduce y nos enseña a mirar por encima de las nubes; no sólo como un acto de contemplación sino como una actitud, de cambio y lucha.
«El valle feliz», de Anne Marie Schwarsenbach
Lo que más necesitamos cuando nos acercamos a la literatura es un hueco donde respirar y volar lejos. Y eso a mí me lo ofreció de forma contundente este libro. El valle feliz es una exploración de la soledad viajera, de la importancia del encuentro con una misma y de la rebeldía contra el mundo que quiere encorsetarnos. Schwarsenbach no sólo es una de las grandes viajeras de la historia de la literatura sino que es un ejemplo de rebeldía y de afán libertario. Toda ella nos ofrece un mensaje de búsqueda íntima y de regocijo en lo que somos, le pese a quien le pese.
Comentarios1
Por fin puedo escribir . No había tenido la ocasión de volverles a escribirles porque culpa del Covid,ya que no había podido consegu8ir una computadora para poder escribirles. Excelente artículo lo mejor de la literatura es cuando veo estos artículos estimulantes que me ayudan a vivir lejos de la miseria de mi vida.
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