Te recomendamos dos ensayos para reflexionar sobre el vínculo entre escritura y naturaleza.
Siempre me han fascinado las muchas y diversas formas que tenemos de relacionarnos con la escritura. Las relaciones con la naturaleza también tienen esa cuota de cosa insólita. Recientemente he tenido la suerte de leer dos libros que se parecen en su deseo de mostrar una relación insoslayable entre escritura y naturaleza. Desde dos perspectivas diferentes, pero con la fuerza que debe tener todo ensayo: caminos posibles para pensarnos mejor. Todo lo que crece de Clara Obligado (Páginas de Espuma) y Las letras del bosque de Javier Morales (Sílex Ediciones). Sobre ellos te hablo hoy.
Crecer de Sur a Norte
Todo lo que crece de Clara Obligado (Páginas de Espuma) es un libro en forma de círculo. El punto de partida es una niña, la propia autora, que observa el florecimiento de un malvón. Esa flor, la imagen de esa flor, se quedará pegada a su memoria para siempre. Atravesará toda su experiencia vital. En el desenlace esa misma niña (ya adulta) comparte con su nieto el florecimiento de una planta distinta, que es la misma planta. A muy grandes rasgos ahí está el motor y la fuerza de este libro: la minúscula e inexplicable capacidad de la vida para abrirse camino y llenarnos de asombro.
El tema principal de este ensayo es la nostalgia y el desarraigo. Obligado parte del primer gran exilio –cuando Adán y Eva son echados del Paraíso, según lo relata el Génesis– y, a partir de ahí, llega a otros numerosos exilios posteriores, cuando todo fue desesperación por recomponer la casa. No es, de todas maneras, un ensayo erudito o formal sino íntimo. Clara Obligado escribe desde su experiencia y construye ideas que se desprenden del propio gran árbol de su vida. Y esto es maravilloso. Es una lectura placentera, casi una charla de amigas.
Los puntos cardinales se suelen leer siempre en el mismo orden. Norte y Sur. Arriba y abajo. Pero ¿cómo aprender a nombrar de otra manera: cómo reconocer ese arriba y abajo cuando uno vive en una casa que muta, que gira sobre su eje, que se traslada? Una casa de caracol que ya no tiene raíces en la tierra sino una mirada puesta siempre en el horizonte. Quizá haya pensado en eso Clara Obligado al construir la estructura de este ensayo. Partimos del Sur para llegar al Norte. El sur de la dictadura y el desgarro, pero antes, el de los veranos en una casa de campo, donde la naturaleza hablaba. El norte de la desolación y la añoranza, pero también el de las plantas que florecen sirviendo para conectar los dos hemisferios. Hay mucha luz en eso.
Este libro es una especie de diario atravesado por nombres de plantas, por libros que hablan de plantas, por personajes que amaron la flora y escribieron sobre ella. Es el recuento de las pérdidas: desde el jardín primigenio hasta la pérdida de un país. Ese sur que se volvió norte y que marcaría para siempre la vida y la escritura de la autora. Obligado nos habla de todo ello y nos ofrece un ejercicio literario impecable y conmovedor. Fabulosas reflexiones sobre la escritura y la lectura. En definitiva, un ensayo botánico que estoy segura de que disfrutarás; no te lo pierdas.
Hacia un futuro vegano
La escritura de Javier Morales me conmueve siempre. Y sé que gran parte de ese flechazo tiene que ver con su posición intelectual y emocional frente a los animales. Me suelen generar cierto recelo aquellos autores que en sus obras alardean de una comprensión honda del funcionamiento de la vida en la naturaleza pero que insisten en alimentarse de otros animales. Textos que se inclinan por una postura cuyo argumento es que nuestros antepasados cazaban y que por eso ellos deben comprar trozos de animales en bandeja. Postura hipócrita que asimila la muerte como parte de la vida pero que ni siquiera puede sustentarla con los actos. Casi llego a comprender mejor la postura de mi padre y de los hombres de mi infancia que mataban a los animales con sus propias manos.
Pero no quiero irme de tema. Quiero hablarte de Las letras del bosque. Textos sobre naturaleza, animales y libros de Javier Morales (Sílex). Un libro conmovedor sobre las lecturas que acercaron a Morales a los animales y a la naturaleza. Una biblioteca verde y frondosa por la que se pasean fascinantes voces. Mary Oliver, Joaquín Araujo, Gudrun Pausewang, Manuel Rivas, Olga Tokarczuk, Henry David Thoreau… La literatura en torno a la naturaleza es amplia. Morales va dibujando un mapa con libros capaces de cambiarnos la vida.
Además de ser un libro que nos invita a zambullirnos en este tipo de literatura, también nos anima a buscar en nuestro interior, a ahondar en nuestro trato con la naturaleza. Un camino de exploración fascinante que puede ser vital para descubrir nuestro lugar en el mundo. Los lúcidos textos de Morales vienen acompañados de bellísimas ilustraciones de Leticia Ruifernández. Otra razón para no perderse este libro.
Pero Morales no se queda en la alución a las lecturas. Ofrece un capítulo exquisito para pensar en la explotación a los demás animales, por el que se asoman Joaquin Phoenix y Greta Thunberg, entre otras mentes que están pensando y actuando, pese a la secuencia infernal de acusaciones. Acusar es uno de los verbos que más y mejor conjugamos los humanos; sobre todo si lo que otros hacen por cambiar el mundo pone en duda nuestras actitudes morales.
¿Cómo sería un mundo sin bosques? ¿Qué podría pasarnos si todo el mar fuera una terrible masa de agua contaminada? Éstas son algunas de las preguntas que podrían surgir tras esta lectura. Nuestro accionar ha provocado una de las catástrofes naturales más grandes de todos los tiempos. ¿No nos vendría bien pensar un poquito en eso? Este ensayo puede iluminarnos muchísimo en esta intriga identitaria. Un ensayo luminoso, vital y lleno de invitaciones lectoras alucinantes. Que no se lo pierda nadie.
Comentarios1
Gracias por las recomendaciones. Me interesó mucho el de Clara Obligado.
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