«Con locura. Amor y malos tratos», «Escapa por tu vida» y «La violencia doméstica: una nueva visión de un viejo problema» son algunos de los cientos de títulos que se apilan en librerías para hablar de la violencia en las casas. En este artículo abordaremos el tema desde el punto de vista de la literatura y la sociedad; espero que les resulte interesante.
¿Por qué no violencia de género?
No me gusta el término «violencia de género». En primer lugar porque me lleva a preguntarme: ¿de qué género? . En segundo porque me parece una vertiente más del machismo; una forma en la que se entiende que la mujer está en inferioridad de condiciones frente al hombre. Y en tercero, porque da lugar a generar una división todavía más profunda entre hombres y mujeres.
Este tipo de ideas son sumamente difíciles de expresar en público, ya que las personas antes de escuchar tu explicación te señalan de todo tipo de formas; sin embargo creo que es necesario poner en palabras ciertos estereotipos y criterios convencionales para hacer algo diferente con nuestro presente y nuestro futuro.
En la literatura existen muchísimos títulos que tratan sobre la violencia familiar. En todos ellos quien lleva a cabo el delito es el hombre. Pero eso sólo pinta una cara de la realidad.
Existen miles de mujeres que son maltratadoras y cuyos maridos o parejas no las denuncian por temor. Así, también son poquísimos los libros en los que se aborda el tema desde una postura más equitativa. Dos de ellos son «El varón castrado», de José Díaz Herrera y «El hombre maltratado por su mujer» de Silvia Fairman. En ambos se pone sobre la mesa una realidad que parece silenciada por la sociedad y la justicia (con sus leyes que se venden como igualitarias pero que favorecen a las mujeres).
Sociedades machistas que reprimen a hombres y mujeres
La violencia doméstica es perpetuada tanto por hombres como por mujeres. Sin embargo, lo que se nos muestra es el resultado de haber vivido durante tantos siglos en una sociedad patriarcal y machista, donde los hombres también son víctimas del sistema.
La mayoría de los casos que llegan a nuestros oídos son de mujeres que han sido golpeadas o humilladas por sus parejas hombres, ¿saben por qué? porque solo las mujeres denuncian estas situaciones. Los hombres se callan y sufren. ¿La razón?
Según queda registrado en estos libros, y en los escasos que abordan la temática desde esta perspectiva, son muchos los hombres que cada día deben enfrentarse a situaciones de malos tratos y abusos por parte de sus parejas.
La gran mayoría, no se atreve a denunciar por no herir su virilidad, tienen pavor a la humillación y ni siquiera se atreven a hablar del tema con sus seres allegados. Todo esto no es así porque sí, en general se da que cuando un hombre manifiesta este tipo de situaciones la respuesta es incredulidad o incluso mofa.
La violencia psicológica
Es cierto que en muchos casos los hombres son más fuertes físicamente que las mujeres, aunque no siempre ocurre así. Pero existe un delito que, por no poder ser comprobado del todo, se silencia, es el abuso psicológico.
El daño que un individuo puede realizar sobre otro no solo es físico. Es tan grave que alguien te rompa el brazo, como que te humille y te haga sentir menos de lo eres. Este tipo de situaciones no son tenidas en cuenta y, aunque parezca sorprendente, son mucho más comunes de lo que creemos. Seguramente de diez personas a las que conozcas 7 u 8 padecen o han padecido este tipo de abusos.
Posiblemente uno de los espacios donde se ha favorecido a la ratificación de estas ideas sea la literatura; donde el discurso machista ha sido utilizado tanto por hombres como por mujeres, muchas de las cuales se ubicaban dentro de un discurso «feminista». Y es que el feminismo es un arma de doble filo, y en general, ha sido una rama del machismo encubierta, como lo es el concepto de «violencia de género».
De este modo, en la literatura podemos encontrarnos con cientos de novelas donde se plasman conflictos de violencia familiar; sin embargo, la gran mayoría de ellas, sino todas, retratan a la mujer como víctima del maltrato nunca como quien lo efectúa.
Es indispensable crear nuevos hilos de expresión, donde la igualdad no sea un término manoseado y aparente. Una literatura libre de los esnobismos y capaz de apostar por la verdadera libertad.
Rescatar al individuo más allá del género
Existe otro tema escondido detrás del problema y que nos lleva al planteo milenario de lo justo vs lo injusto, lo bueno vs lo malo, lo correcto vs lo que está mal. En una situación de maltrato no hay buenos y malos hay dos individuos patológicamente perdidos que se unen para dañarse.
Los hijos de padres maltratadores, suelen optar por dos caminos: convertirse en maltratadores o en víctimas. Lo que caracteriza a ambos es la necesidad imperiosa de tener cerca a alguien a quien dañar o a quien provocar para que les dañe. Todo lo rebuscada que puede ser nuestra mente para ciertas cosas, en otras no lo es tanto.
Hasta que no nos enfrentemos a nuestra verdadera existencia, continuaremos hablando de «violencia de género»; hasta que no descubramos que todos tenemos una historia que nos lleva a actuar de tal o cual forma, seguiremos creando leyes y estatutos que pongan de un lado a los «buenos» y del otro a los «malos»… continuaremos apostando por esta guerra silenciosa, que no es menos grave que las otras, las que aparecen en la tele o los periódicos.
Elaborar leyes que ayuden a cuidar a las personas, que nos permitan vivir seguras, sin temer a los daños que puedan hacernos los otros, es importante. Pero también es necesario que nos preguntemos por qué alguien necesitaría humillar o pegarle a otra persona; que veamos detrás de esos individuos (ya sean hombres o mujeres) a personas con un pasado, a quienes determinadas vivencias las han llevado a convertirse en víctimas o victimarios, para poder construir sociedades más atentas y pacíficas.
Creo que es fundamental que empecemos a ver detrás de esas situaciones a dos personas que sufren y necesitan ayuda y no, continuar promoviendo una mentalidad cerrada donde el concepto de igualdad está cada vez más lejos. Y desde la literatura tenemos la obligación de abogar por esa equidad que pide a gritos que alguien luche por ella y la ponga en palabras.
Comentarios3
Nunca me había detenido a pensar que esto pudiera ocurrir, pero vemos dolorosamente que es cierto.
La mujer por codependencia y
el hombre por cobardía.-
Rafael.-
Me encanta este artículo porque expone una dura realidad y es una pena que toda relación que empezó bajo los auspicio favorables del amor se transforme en odio y dominación y yo sí sé de una caso de uno que fue mi vecino que la mujer le gritaba y le daba y hasta se atrevía de acusarlo de violencia doméstica y era que la tipa era esquizofrénica-paranoide. El pobre hombre murió atropellado en su trabajo y la bandida esa porque fue una malavecina también con nosotras siguie con vida. Excelente trabajo, Textil.
¡Muchas gracias por sus comentarios! Edna, tu misma dices que esa mujer sufría de esquizofrenia-paranoide, una enfermedad muy dolorosa. Justamente creo que se trata de no continuar con la lucha constante de buenos y malos, sino de ver que detrás de esas situaciones hay personas que sufren y que necesitan ayuda (ambas partes, no solamente la víctima).
De nuevo, gracias y un abrazo enorme.
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