La Edad Media es el periodo histórico comprendido entre el siglo X y el XV. Su inicio suele ser ubicado en el año 476, cuando cae el Imperio Romano de Occidente. En cuanto a su final, se consideran dos fechas: 1492, con el descubrimiento de América, o 1453, con la caída del Imperio Romano de Oriente y la invención de la imprenta.
La literatura medieval, por lo tanto, está compuesta por los textos generados en Europa durante la Edad Media. Se trata, en su mayoría, de relatos religiosos y laicos. Por supuesto, en un periodo de unos 1.000 años de extensión resulta muy difícil hacer referencias generales o totalizadoras.
El idioma predominante de la literatura medieval es el latín, la lengua utilizada por la Iglesia Católica Romana. Sin embargo, en Europa Oriental también se utilizaba con frecuencia el griego y el antiguo eslavo eclesiástico.
De todas formas, son muchos los relatos que se desarrollaron en las lenguas vernáculas, como el anglosajón en el Beowulf, el alto alemán medio en el Nibelungenlied, el griego medieval en el Digenis Acritas y el francés antiguo en la Chanson de Roland.
Muchas obras escritas de la literatura medieval se basan en las tradiciones orales. Por otra parte, es importante tener en cuenta que la concepción de la autoría era muy diferente por entonces. Los escritores solían estar sometidos a los autores clásicos o a la Iglesia, y muchas veces se limitaban a rescribir historias que habían oído en sus pueblos. Los autores individuales que firmaban sus textos eran muy poco frecuentes.
Entre los escritores que pueden diferenciarse en dicho periodo, aparecen Geoffrey Chaucer («Cuentos de Canterbury»), Giovanni Boccaccio («Decameron»), Dante Alighieri («La divina comedia»), Joanot Martorell («Tirante el Blanco»), Marco Polo («Los viajes de Marco Polo»), Petrarca («Cancionero») y Santo Tomás de Aquino («Summa Theologiae»).
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