Literatura y educación

Mi afición por la lectura, como imagino la de muchos de ustedes, me vino por parte de mi mamá. Desde muy chica ella me leía historias de todos los géneros y consiguió que me interesará tanto este mundo, que incluso, decidí escribir, porque me pareció una fantástica forma de plasmar las emociones y mis ideas, de crearme mundos donde yo pudiera decidir qué ocurría y qué no, quienes ganaban y qué personajes caían en el olvido.

Sin embargo, soy consciente de que no todos tenemos la suerte de criarnos al lado de alguien que nos revele este fantástico mundo, y muchas personas se pasan la vida sin tener contacto con él porque, ni siquiera durante la etapa escolar, han tenido maestros capaces de incentivarlos a acercarse a la lectura.

 

Algunas lecturas basura

Suele ocurrir que los docentes, por miedo a que los alumnos se aburran con las lecturas clásicas optan por libros más fáciles de leer, historias infantiles o libros de auto-ayuda suelen ser la opción más utilizada; sin embargo, esta estrategia sólo genera más aborrecimiento por la lectura.
Recuerdo que durante el Polimodal tuve que tragarme lecturas nefastas, como la de «El Alquimista» de Paulo Coelho o «El caballero de la armadura oxidada» de Robert Fisher, entre otras. Tenía una profesora que quería incluir literatura más liviana, más moderna para hacer que sus alumnos gusten de este arte, creo que se equivocó bastante, pues no  es escogiendo literatura basura para el programa educativo, la forma de acercar a los jóvenes este fantástico mundo.

Decisiones como esta sólo corroboraban lo mal enfocada que estaba la literatura dentro de la educación obligatoria. Mientras en lengua te hacían analizar sintacticamente las oraciones (aún siendo amante de las letras, no creo que haya algo más aburrido que esto), en literatura te hacían leer cosas que no te interesaban en lo más mínimo; y así lo único que conseguía era que quienes amábamos este arte nos aburriéramos en clase y quienes no tenían idea de que se trataba, no se interesaran por acercarse a él.

Posteriormente, conocí una profesora que vivía más empapada de las letras y que nos instó a leer obras fantásticas como: «Don Quijote de la Mancha» de Miguel de Cervantes, «El tunel» de Ernesto Sábato y «Bodas de Sangre» de Federico García Lorca; yo estaba feliz, releí con afán las tres lecturas, que ya las tenía como cabeceras para mi… sin embargo, me di cuenta de algo: que las clases igual no eran mejores, que las lecturas podían ser muy buenas pero encaradas de la forma en la que lo estaban, sólo llevaban a que los chicos se aburrieran y no quisieran saber nada de estos excelentes autores.

El fracaso de la lectura en la educación

Comprendí que el fracaso de la lectura en los jóvenes no tenía que ver con lo que les hacían leer, sino cómo y que ni siquiera era bueno obligar a realizar determinadas lecturas. No creo que la literatura deba obligarse, la lectura es algo muy personal y la única forma de hallarte a gusto con ella es acercándote a lo que te interesa. Por ejemplo, puede que no te gusten los clásicos franceses, por muy buenos que hayan sido, y por más que te obliguen a leerlos no amarás más la lectura después de ellos, de hecho, si ya eras un lector, continuarás aficionado a tus lecturas favoritas, dejando en el olvido esa etapa; pero si no eras lector, posiblemente creas que «esto es lo que hay para leer» y desistas de interesarte por este universo amplio y fantástico que son las letras.

Creo que cada uno debería leer lo que le gusta…pero ¡¡claro!! es muy difícil en un grupo de cuarenta personas dejar que cada uno lea lo que quiere porque, entonces ¿cómo guiamos el programa?Pues, creo que hay una manera sencilla y que puede resultar beneficiosa para los alumnos.

Se puede realizar una encuesta el primer día de clase para comprender los intereses del grupo y una vez se conocen estos intereses, se buscan lecturas apropiadas a los mismos y se proponen una serie de obras, con su actividad didáctica correspondiente . Creo que los resultados de esta forma de trabajo pueden ser mucho mejores que los que he visto a lo largo de mi vida, en compañeros y contemporáneos míos.

Es que es indudable que si a alguien, que ni siquiera lee los copetes de los diarios, le haces leer un libro como «El Quijote», sea burra y no quiera tocar un libro nunca más en su vida. No se trata de que los alumnos lean textos porque sí, sino que se aficionen por la literatura, y la única forma de conseguirlo es llegando a ellos a través de las cosas que les interesan.

¿Cómo lograr que un alumno se apasione?

A la hora de analizar los objetivos de la educación literaria, dentro de los programas educativos obligatorios, podemos afirmar que estos deben ser favorecer el aprendizaje de las habilidades expresivas y comprensivas que permiten el intercambio comunicativo entre personas. Para lograr este objetivo, se entiende que es primordial la lectura; por tanto, promover la buena lectura en el campo académico es la clave; y sólo es posible conseguirlo a través de profesores que sean no sólo aficionados a la lectura, sino que además tengan deseos de incentivar a sus alumnos a aferrarse a ella.

Como profesores, no sólo es importante que orientemos a los alumnos a escoger buenos libros, sino también que la pedagogía que se utilice para tal fin sea la adecuada, organizando actividades que sean del interés de los alumnos y que los ayuden a alcanzar una comprensión acertada de la misma.

La pasión es algo que probablemente nazca con uno, algo que va creciendo lentamente en nuestro interior, hasta que un día se revela, así que es posible que no podamos sembrarla, pero lo que sí puede conseguirse es que los alumnos se sientan atraídos por la lectura, y en caso de tener una buena predisposición para las letras, que desarrollen su afición por ella y logren sacar a flote esa pasión que llevan intrínseca. La importancia de contar con buenos profesores en el área de la literatura, puede ser fundamental a la hora de intentar cambios favorables en lo que respecta a afición por la lectura.

Si se consigue que un grupo de alumnos se interese por la buena lectura, se puede obtener a un grupo de personas capaces de concentrarse y de abocarse a una actividad con tesón y pasión.

Comentarios2

  • Rafael Merida Cruz-Lascano

    Gracias Poemas el Alma; Gracias Téxil Gardey. Excelso y muy interesante artìculo. En lo personal pienso que debemos de leer de todo, bueno y malo. Lo importante es que se lea, y mucho.

    Rafael Mèrida

  • LVV

    Curiosamente con lo que tu ahorita llamas lectura basura, el alquimista, etc... fue con lo q yo me interese por la letura, y t puedo decir que me han interesado mucho el quijote, ana karenina, crimen y castigo entre otros... y sigo pensando que el alquimista y etc, son d mis libros d cabecera.... creo lo q dices al final, nadie te puede obligar a leer, no hay formas, simplemente a algunos les gusta y a otros no.. tal vez sea genetico.. jaja saludos 🙂



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