Lo último de Janet Malcolm

Los libros sobre procesos judiciales nunca han sido de mi interés, sin embargo, hace unos días leí una crítica sobre una novela publicada recientemente que ha despertado en mí el deseo de leer esta obra, y posiblemente lo haga. Mientras tanto, les cuento un poco sobre ella, en base a lo leído y a lo que sé de la autora, espero que les guste y les entren ganas de leerla. Estoy hablando de «Ifigenia en Forest Hills« lo último de Janet Malcolm, escritora y periodista americana.

Elementos de un juicio

Uno de los elementos fundamentales en todo juicio es la verdad, esclarecer un asunto para descorrer el velo que impide que se conozca la misma. Para Malcolm, los elementos en juego son dos: el discurso de la defensa y los argumentos de la fiscalía para hundir al acusado y en todos ellos la malicia juega un papel fundamental.

Malcolm no parece ser la clase de escritora que teme decir lo que piensa, en su momento no tuvo ningún resabio en criticar la labor de los periodistas. En «El periodista y el asesino«, Malcolm hizo una constructiva crítica al periodismo que busca siempre remover lo que haga falta a fin de conseguir una noticia de la que hablar (hacer noticia donde no ha pasado nada, en muchos casos). En un juicio, como lo explica la autora, existen dos versiones de una misma historia, y la reportera debe escuchar cada una y escribir lo que ve, ¡difícilmente conseguirá hacerlo sin involucrarse con una de las versiones! Dice:

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Ifigenia en Forest Hills

Janet Malcolm nació en Praga, la misma ciudad de Franz Kafka, en 1934 y trabaja desde hace unos cuarenta años como reportera para la revista New Yorker en Estados Unidos. Gracias a esta labor es que ha sido capaz de escribir una historia real con una elegancia que a muchos podría enseñarnos cómo debe llevarse un relato para que resulte bueno realmente.

En esta nueva obra «Ifigenia en Forest Hills» Malcolm encara el relato de un juicio donde alguien es acusado de asesinato (es uno de los casos en los que Malcolm estuvo siguiendo como reportera para la revista New Yorker). Una muerte ocurrida en una secta judía (bujarí) en el barrio de Queens de miembros inmigrantes, donde los protagonistas son una mujer de Uzbekistán que supuestamanente mandó a asesinar a su marido a través de un primo lejano.

La víctima se llama Daniel Malakov y ha sido asesinado, se cree que la culpable es su esposa, sin embargo la reportera presente en el juicio asegura que todas las pruebas la dejan fuera del conflicto, incapaz de cometer tal acto. En torno a este hecho y a este juicio gira toda la obra y resulta atrapante desde las primeras páginas.

El periodista Robert Boynton expresó que no es recomendable comer enfrente de Janet, ni enseñarle nuestra casa o cortar tomates mientras ella está mirando porque cualquier gesto será registrado por ella con una inalterable precisión. Posiblemente porque Malcolm es todo lo que dice que debe ser un periodista, no como lo que son en general quienes realizan esta labor; se exige a sí misma para realizar de la forma más precisa posible su labor, y generalmente parece conseguirlo.

Según la crítica la obra posee una melodía fina que denota una gran capacidad de observación y un estilo literario quirúrgico, limpio y escrito con total detenimiento.

El periodismo y Malcolm

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Para Malcolm la labor de muchos periodistas deja mucho que desear y pese a que el nivel educativo puede haber mejorado un poco en los últimos años y que algunos periodistas escriben realmente de maravilla, todavía puede notarse que la maldad es el impulso que guía a todo periodista y un juicio parece la oportunidad siempre esperada por ellos para desarrollar su labor porque en esos casos, dice que sus artículos se escriben solos.

Las creaciones de Malcolm, sin embargo, no van sólo de cuestiones de muertes y críticas al periodismo, también forman parte de su prosa excelentes reportajes y ensayos sobre diversos temas más o menos culturales, como la relación que existía entre Ted Hughes y Sylvia Plath, publicando la obra «La mujer en silencio«; o sobre la obra literaria de Chéjov, que vio la luz gracias a la Editorial Alba bajo el nombre de «Leyendo a Chéjov«; o el crítico libro sobre las conservadoras ideas en el mundo del psicoanálisis ortodoxo llamado «En los archivos de Freud«.

En esta nueva obra, Malcolm parece ajustar algunas cuentas que tenía pendientes, contra las mentiras que rodean el sistema penal de Estados Unidos, los periodistas que realizan su labor a la ligera sin meditar sobre las consecuencias que puedan ocasionar y seguramente, con su propia persona.

No puedo decir más porque tampoco he leído más, espero que les haya interesado y que, como yo, vayan corriendo a conseguir la obra «Ifigenia en Forest Hills».



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