Leer es un placer, reza un fantástico programa de radio argentina que dirige Natu Poblet, una mujer apasionada de la lectura y de los libros. Y no creo que nada defina con tanta certeza y brevedad lo que el leer nos otorga.
Para quienes disfrutamos de este gusto-necesidad no hay nada más hipnótico que un buen libro o una obra que nos obligue a reflexionar. Por eso cuando nos encontramos con un objeto literario que nos aporte una de ambas cosas, lo agradecemos y lo leemos con placer. Hoy voy a escribir sobre un libro que me ha aportado lo segundo; la necesidad de pensar y repensar aquellos conceptos más usados en la filosofía y la literatura, desde que el mundo es mundo. Les presento mis humildes impresiones sobre la Obra Completa de Fernando Swain, un escritor mexicano que desarrolla su pasión creativa en el plano de la narrativa breve y que se ha destacado como aforista. Espero que les guste.
El amor, ese concepto siempre nuevo
Componer toda una obra que gire en torno al amor, en todas sus constantes, fue uno de los desafíos que se propuso Fernando cuando emprendió esta tarea. Y consiguió un conjunto de proverbios que se perfilan en torno a las expresiones más instintivas y naturales llegando a tocar los matices que una profunda relación provoca en sus entes amatorios.
El amor, ese universo que puede condensarse en una frase o ampliarse en una obra gruesa, se dibuja en la tinta de Swain y toma el protagonismo de toda su obra. Es éste el tema central en el que giran todos los subtemas: la amistad, la capacidad de vivir en sociedad y todas las relaciones que se establecen en un grupo, y Swain parece tratarlo con el respeto que generan aquellas cosas de las que mucho hemos leído pero poco terminamos sabiendo.
También hay una serie de artículos que podrían permitirnos reflexionar sobre otros conceptos más culturales, como el peso de la herencia; y que Swain aborda con cierta comicidad. Me quedo con un fragmento que me ha parecido ciertamente ocurrente:
La obra completa se compone de cuatro partes; cada una de ellas representa un género aforístico particular. En el Libro 1 y el Libro 2 nos encontramos con una serie de sentencias breves sobre el amor y el desamor. En el Libro 3 las frases se combinan bajo el título de Aforismordaces y aportan un contenido lúdico a las reflexiones en torno al amor y a las relaciones de pareja. El libro 4 es el que cierra el libro y en él Swain reúne una serie de conceptos en torno a cómo a través de mente, alma y sueños se manifiesta la locura. A grandes rasgos podrías decirse que se trata de un libro que gira en torno al amor, a la forma en la que los humanos aprendemos a querer y a aceptar que nos quieran. No obstante, al leerlo iremos descubriendo detalles elocuentemente combinados por la voz narradora y que nos permiten abordar temas de diversa índole.
Acerca del autor
Fernando Swain tiene una gran capacidad para unificar conceptos en sentencias brevísimas; aunque, desde mi humildísimo punto de vista, le cuesta asumir la ironía, ese elemento fundamental del género aforístico. Esto pienso que por momentos vuelve un tanto rutinaria la lectura, al no ser invadida por la hilaridad propia del género. Pese a ello, vale la pena leerlo para asumir esa forma instantánea de tratar el lenguaje y de convertirlo en frases directas que nos provocan la pulsión a la reflexión.
Swain es un escritor apasionado por el lenguaje espontáneo que obra milagros en los receptores. Se define a sí mismo como un hombre preciso y meticuloso a la hora de buscar decir algo, pero que prefiere hacerlo dando rodeos; es decir, centrándose en los detalles. ¡De ahí que le apasione el género aforístico! Otras de sus características que lo vuelve un indiscutible aliado del aforismo es su capacidad para reflexionar acerca de las cosas. Para ello se vale de una personalidad que se inclina por la metodología y que la pone en práctica a través de una disciplinada búsqueda de las soluciones. Con todo esto no me extraña que sea un escritor aforístico.
La Obra Completa de Fernando Swain es sin duda una oportuna forma de acercarse al género aforístico y reflexionar sobre ciertos temas tan usados-gastados desde una nueva visión. Leer es un placer porque al leer nos abrimos al universo de los otros, a la estructura de pensamiento de otros, y así también aprendemos más de nosotros mismos. Los dejo con otra sentencia de Swain que me ha gustado especialmente.
Fotografías: Fernando Swain
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