Te hablamos de dos barcos en los que viajó el poeta Juan Ramón Jiménez
Juan Ramón Jiménez fue uno de los primeros poetas españoles en trabajar el verso libre y de su obra son deudores muchos de los poetas de su generación y de generaciones posteriores. Durante su vida fue menospreciado por los mismos que se aprovechaban de esa intuición tan suya para hacer lenguaje vivo y hacían pie en ella para componer sus propias obras. Habrá sido, sin duda, un hombre difícil: capricorniano de pura cepa y aquejado por la que en aquella época denominaban «melancolía» y que hoy, con más acierto, denominamos «bipolaridad». Juan Ramón Jiménez fue también un hombre de mundos; junto a su amorosa compañera Zenobia Camprubí, con quien compartía amor por la literatura y por el decir, realizaron numerosos viajes. Muchos de sus libros, además, se fraguaron en la cubierta de barcos. En este artículo hablaremos sobre dos de esos barcos: el «Buenos Aires» y el «Aquitania».
El «Buenos Aires»: vapor español decimonónico
El 30 de enero de 1916 Juan Ramón Jiménez embarcó en el vapor de la Compañía Trasatlántica Española «Buenos Aires» rumbo a Nueva York, donde habría de encontrarse con Zenobia Camprubí para casarse. En este viaje y en el de regreso al puerto de Cádiz escribió uno de los libros fundamentales de su período de su poesía desnuda, Diario de un poeta recién casado.
El viaje duró unos doce días, siendo el último puerto europeo el de Cádiz. A los nervios típicos de un viaje de esta magnitud se le sumó un temporal violento y frío, algo que impactó muchísimo en la experiencia del poeta.
El «Buenos Aires» es un barco con historia. Fue construido en 1887 y destinado para el servicio comercial. Tenía cerca de 5.500 TM de peso muerto y 125 metros de eslora, capacidad para 834 pasajeros y funcionaba con una máquina de vapor de cuádruple expansión.
Durante diez años estuvo funcionando en la línea a Argentina, que iba de España a Buenos Aires, haciendo escala en Brasil y Montevideo. Pero en 1898 fue requisado por la Armada Española para formar parte de las escuadras españolas en la Guerra Hispanoamericana en la que España auxiliaba a las Islas Filipinas. Cuando terminó la guerra regresó a sus andanzas de vapor comercial. En su pasado también tiene una sombra alargada: en 1932 fue utilizado como cárcel para retener a los presos anarquistas de la Guerra Civil Española. Desde entonces estuvo amarrado en Mahón sin ser vuelto a utilizar. En 1940 fue desguazado.
El «Buenos Aires» fue sumamente importante para Juan Ramón Jiménez, porque le permitió disfrutar de su primer viaje con Zenobia Camprubí, una luna de miel sobre el océano que quedaría registrada en Diario de un poeta recién casado, donde el poeta ofrece interesantes imágenes atravesadas por el viaje y el paisaje llano de la aventura. El deseo, el lenguaje y el futuro son los tres temas que apuntalan este libro fabuloso.
El «Aquitania»: competencia del Titanic
Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí emprendieron un nuevo viaje a Estados Unidos en agosto de 1936, en el «Aquitania», un buque británico de lujo, de características similares al Titanic, perteneciente a la Cunard Line. Fue un viaje complicado, porque huían de la violencia dictatorial de España, gracias a un salvoconducto que les permitiría exiliarse en Estados Unidos.
La construcción de este gigante de vapor tuvo su origen en la rivalidad que la compañía tenía con White Star Line, la dueña del Titanic y del Olympic. Buscando un nuevo trasatlántico que pudiera competir con estos dos, sobre todo en lo referente al lujo y la calidad de la estancia de los tripulantes, la compañía apostó por este trasatlántico.
La construcción del «Aquitania» tomó dos años y fue botado el 21 de abril de 1913, aunque no terminaría de realizar sus ajustes y pruebas hasta mediados de 1914, cuando realizaría su primer viaje. Algunas de las razones por las que se demoró su construcción fue la catástrofe sufrida por el Titanic, que llevaría a tomar serias medidas en este tipo de embarcaciones: aumentar la cantidad de botes salvavidas fue una de ellas.
El «Aquitania» partía de Southampton, escalaba en Francia (Cherburgo) y luego cruzaba para el Continente Americano. Juan Ramón y Zenobia cruzaron la frontera a Francia, con las dificultades que eso suponía en aquel momento, donde se embarcaron rumbo a Estados Unidos. Este viaje no habrá sido tan placentero como el primero pero sin duda decisivo para el poeta y su obra.
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