Te invitamos a leer «Agotado de esperar el fin» y «83 cuentos de mierda» de Antonio Magán.
Si Baudelaire, Bukowsky y Onetti se sentaran a escribir a seis manos una serie de cuentos es posible que el tono tuviera algo en común con la escritura de Antonio Magán. La búsqueda de un relato que salga de los intestinos y trepe hacia la conciencia por la cara olvidada de la literatura parece el motor de sus historias. Algo que consigue con buenísimos resultados y que nos proporciona nuevas formas de pensar la realidad. Hoy te voy a hablar de dos de sus libros.
Agotado de esperar el fin (Uno Editorial)
Agotado de esperar el fin, el primer libro de Magán, publicado en 2018 por Uno Editorial, nos presenta un conjunto de cuentos de hombres de clase media cuyas vidas dan un pequeño traspié que los obliga a poner en cuestión todo lo vivido y a replantearse el camino. No son necesariamente historias, en algunos casos tenemos imágenes, postales grises de la vida en la ciudad, fragmentos de rutina y pensamientos apresados al vuelo con el deseo de hacerlos permanecer.
Los cuentos de Magán se enfocan en la parte manchada de los cuerpos, la que la literatura intenta sacarse de encima. Los relatos de Agotado de esperar el fin pueden leerse como el testimonio de una sociedad perdida narrada desde la masculinidad o como una serie de retratos de hombres que ya no tienen salida. El humor es, seguramente, lo que salva a los personajes y lo que nos permite avanzar sobre los cuentos sin abandonarlos. A veces la podredumbre duele demasiado; eso parecen venir a decirnos cada uno de los narradores.
Estos cuentos me han recordado mucho la novela Crema paraíso de Camilo Pino, en cuanto a que es un tipo de escritura que se sostiene desde la búsqueda identitaria masculina donde la carne tiene siempre una forma de dialogar con la narración desde la virilidad, las experiencias extremas y obsesivas de la identidad del hombre.
A veces se habla de la literatura de mujeres para referirse a esos libros tan enfocados en la problemática del cuerpo femenino que no consiguen un cobijo amplio entre los lectores masculinos. Existe también, aunque apenas se habla de ello, una literatura de hombres, donde el retrato intimista no apuesta a la comprensión de lo humano sino a la dimensión del hombre como humano. Este libro de Magán pertenece a este tipo de literatura.
83 cuentos de mierda (Uno Editorial)
En 83 cuentos de mierda Magán cambia casi rotundamente de registro. Sigue aferrándose a lo turbio, lo olvidado por la literatura, pero ya apuesta por una mirada más amplia. En este libro encontramos una mayor variedad de personajes y temas, así como también una forma de abordarlos que nos interpela a todos. Personalmente, este libro me ha gustado más y me ha parecido mucho más redondo en lo que respecta a su forma y sentido.
Encontramos aquí un abanico amplio de personajes y el humor está más presente. Y es importante aclarar una cosa: Magán no se calla. Se anima con personajes que podrían provocar cierta reticencia en sus lectores, cierto rechazo. Se anima a tocar temas de actualidad desde una postura políticamente incorrecta y escribe como quien no está dispuesto a ser censurado por su tiempo. Esas son algunas de las mayores cualidades de su obra. Puede gustarte o no su escritura, a mí me ha gustado mucho, pero lo que no puedes negar es que escribe como debemos pensar todos: con la libertad de decir lo que realmente sentimos y pensamos.
Otro elemento a destacar es que, de alguna manera, el título no ajusticia el contenido. Todos los cuentos intentan aportar un poco de luz a una sociedad vencida, ir contra la mierda de alguna manera. Los olvidados, los machacados, los despreciados, los aplastados por la sociedad, los que son sometidos al odio de los «perfectos», tienen en estos cuentos la oportunidad de vengarse. Y es una dulce venganza que nos dejará a los que deseamos un cambio social cierto sabor dulzón en la boca. La forma de iluminar esas realidades es peculiar, como lo es la obra de Magán; lo que significa que como lectores tenemos que tener los ojos bien abiertos para que no se nos escape ese sentido efugio.
Con un registro que está a medio camino entre el realismo sucio y el realismo histérico, Magán construye un ecosistema donde encontramos una reflexión sobre el mundo que tenemos, la forma en la que nos relacionamos y la manera en que nuestros deseos se ven condenados al fracaso ante las dificultades de la vida. Los amantes de la literatura que quieren navegar sobre la mancha de la mortalidad se sentirán en casa al leer a Antonio Magán.
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