Los editores y los libros

La literatura es mucho más que un espacio para el entretenimiento, es una herramienta indiscutible para la educación, la creación y la lucha por un mundo mejor; pero lamentablemente son pocos los editores y escritores que así lo entienden, por eso nuestras librerías se hallan atiborradas de títulos casuales que no tienen nada para ofrecer y que no parecen ir dirigidos a generar consciencia o educar a los lectores en algún aspecto.

La escritura como herramienta

Oscar Wilde dijo que lo único necesario para escribir era tener algo que contar y saber cómo decirlo. Seguramente tenía mucha razón; cómo ponerse en contra de alguien que ha creado las obras más grandiosas y exitosas de todos los tiempos, ¿no? Sin embargo, creo que ese algo debe enfocarse a cultivar conciencia y brindar nuevas alternativas para mejorar la realidad.

Comparto totalmente la frase de Franz Kafka que encabeza este artículo; creo que a través de la literatura podemos explorar nuevos horizontes y analizar en profundidad la realidad. Pienso que si una obra literaria no ayuda a comprender la verdad y no brinda un mensaje o incentiva al pensamiento, entonces no tiene razón de ser.

¿Qué hace un editor?

La función de un editor es no sólo conseguir obras que puedan ser vendidas sino, fundamentalmente, encontrar autores que realmente marquen una diferencia a lo ya visto por los lectores; autores que ofrezcan nuevas líneas de pensamiento o aporten una literatura exquisita, nueva y profunda, que ayude a mejorar las condiciones en las que vivimos.

La editora, Adriana Hidalgo, quien dirige la editorial homónima, que ha recibido el premio a al Mérito Editorial FIL 2012, por su delicado y particular catálogo que comprende unos 300 títulos entre los que se encuentran autores como Giorgio Agamben y Flavia Costa.

Detrás de cada editor existe un lector apasionado y convencido, quien al valorar el arduo trabajo que la producción literaria requiere en un autor, decide escoger este camino en el que podrá colaborar con la distribución y difusión de las obras que le signifiquen importantes.

Una vez que se haya encaminado en la senda de la colaboración editorial, la función del editor será la de elaborar un catálogo; pero este trabajo no se hace de un día para el otro, requiere mucho tiempo y dedicación si se desea hacer responsablemente.

En el caso de Adriana Hidalgo, lleva trabajando en él desde 1999 y no cesa de hacerlo. Cabe mencionar que el premio que se les ha otorgado no es cualquiera, se trata de uno de los más prestigiosos en lo que a editoriales se refiere y ha sido otorgado en los años anteriores a compañías como Adelphi, Tusquets, Pre-textos y Anagrama, entre otras. Sus responsables son Adriana Hidalgo y Fabián Lebenglik, quienes expresaron:

Y de eso se trata justamente, de saber presentar una amplia cantidad de títulos que sean capaces de sustentar al público lector de todo el mercado español; de este modo, la editorial puede mantenerse y ampliar su cartilla de autores, ofreciendo más posibilidades a los lectores y consiguiendo mejores obras para publicar.

El detrás de escena de este trabajo

Pero la labor del editor es mucho menos glamourosa de lo que parece; no se basa en, como explican las películas ir a tomar café a la gran casona de un escritor y decirle cuándo debe entregar el texto y de cuántos millones se le pagarán por él; eso sólo ocurre algunas veces y generalmente, pasa con los que menos seriamente se toman la labor.

Detrás de un libro bien presentado hay mucho más trabajo que el que ha desarrollado el autor. Al llegar al editor, el manuscrito debe ser corregido y refinado exhaustivamente y deben escogerse tanto la portada, como el diseño de las páginas, tipo de encuadernación y número de tirada. Y todo eso no incluye sumas de dinero, pero sí exige una gran pasión por los libros en general y por una determinada literatura en particular.

El editor Gorka Calzada lo dice muy claramente:

Es importante además saber diferenciar entre aquellos editores que colaboran con los grandes sellos comerciales, que venden una cantidad descomunal de libros, y los que lo hacen con pequeñas empresas.

En las grandes editoriales, el editor suele ocuparse únicamente de las cuestiones relacionadas con los recursos humanos (es un nexo entre el escritor y la empresa) pero de la maquetación y el resto de las cuestiones técnicas se encargan profesionales especializados.

En el caso de las pequeñas editoriales, el compromiso del editor con la obra es todavía mayor porque además de servir de conexión entre el autor y la compañía, colabora en la maquetación y todo el proceso que se lleva a cabo desde que el manuscrito llega a sus manos hasta su colocación como libro en los puntos de venta.

Diversos eslabones de una misma cadena

El trabajo del editor, por tanto, es sumamente necesario para el mercado editorial, sin ellos posiblemente muchas obras que consiguen posicionarse bien en el mercado, no conseguirían hacerlo; además, es gracias a buenos editores que autores que realmente valen pero que se encuentran escondidos en la sombra salen a la luz y son capaces de cambiarle la vida a cientos de lectores.

Escribir es un arte maravilloso que nos permite acercarnos al mundo y aportar nuestro granito de arena para convertir este lugar en un espacio más habitable; sin embargo, a los escritores no se nos dan tan bien las relaciones sociales y mucho menos las cuestiones empresariales, por ello chocar con un editor comprometido e interesante en nuestro camino puede cambiarnos positivamente la vida y ayudarnos a compartir de una forma más eficiente eso que amamos tanto, escribir.