Los rincones de Buenos Aires que fueron importantes para Alejandra Pizarnik.
Alejandra Pizarnik es sin duda una de las escritoras más interesantes de la literatura latinoamericana del siglo XX.
A lo largo de su corta carrera ha explorado diversos estilos revolucionando la poesía del continente. En este artículo visitaremos virtualmente algunos de los sitios en los que la escritora vivió o pasó mucho tiempo, en los que todavía se conserva su energía. ¿Los conocías?
Alejandra Pizarnik y las vanguardias
Alejandra Pizarnik nació en Avellaneda en 1936, en el seno de una familia de inmigrantes judíos que provenían de Ucrania. Su gran pasión por la palabra escrita la llevó a apuntarse en la carrera de Periodismo y en la de Letras de la Universidad de Buenos Aires, aunque nunca rindió ni siquiera una materia, este espacio le sirvió para conocer a algunos de los que se convertirían en sus amigos de toda la vida, escritores como ella.
Pizarnik vivió en Buenos Aires casi toda su vida, a excepción de una breve temporada en París, entre los años 1960 y 1964. En ambas ciudades, rebosantes de movimientos poéticos y culturales en aquellos años, participó activamente. En la capital francesa colaboró con revistas como «Cuadernos» y tradujo a autores como Artaud, Michaux, e Yves Bonnefoy; en Buenos Aires estuvo estrechamente vinculada al Grupo Sur. Algunos de sus libros más importantes son El árbol de Diana, Extracción de la piedra de locura y su gran trabajo en prosa La condesa sangrienta. Pizarnik falleció en 1972 a causa de una sobredosis de seconal.
La poesía de Alejandra Pizarnik se destaca por el gran empeño de la autora por explorar nuevas formas de escritura, donde las vanguardias fueron una fuente increíble de inspiración. Su obra, pese a gestarse en un tiempo breve, se ha sostenido a lo largo del tiempo permitiendo que Pizarnik sea reconocida como una de las autoras más increíbles de la literatura latinoamericana del siglo XX.
Los edificios de Alejandra Pizarnik
Un recorrido por los lugares donde Pizarnik vivió, nos permite conocer más a fondo su lazo con ellos y el trasfondo geográfico de su escritura. Algunos de los edificios en los que Alejandra Pizarnik vivió todavía conservan elementos que acompañaron a la autora a lo largo de su vida.
Comenzamos por la casa familiar, ubicada en la Avenida Manuel A. Montes de Oca 675, donde los Pizarnik se mudaron desde Avellaneda, donde había nacido Alejandra. Allí escribió sus primeros poemas y diarios y transcurrió el final de su infancia y toda su adolescencia. En esta casa también se enfrentaría por primera vez a la oscuridad de la mente y a la contradicción del deseo que siempre estuvo empujándola del fervor a la depresión.
La Librería Aquarius, ubicada en Charcas 2424, fue uno de los lugares más importantes de la primera exploración de su escritura. En ella, Pizarnik, que había establecido una estrecha relación con sus dueños, Antonio López Crespo y Marta Cardoso, conoció a algunos personajes del panorama literario que serían fundamentales para su desenvolvimiento como escritora en Buenos Aires. Entre los amigos de aquella época se encontraban Pablo y Elizabeth Azcona y Víctor Richini, a quienes dedicó sus primeros poemas. Actualmente en esta dirección hay una óptica y ni siquiera se conserva una placa conmemorando esa pequeña librería de barrio.
Otro lugar en el que Pizarnik pasaba muchísimo tiempo, y donde seguramente fue muy feliz fue la casa de la poeta Olga Orozco, un departamento ubicado en Arenales 2336. Orozco, a quien Alejandra denominaba «mi madre literaria» era asidua de La Fantasma el bar del que en aquel momento era su pareja José María Gutiérrez, y allí se conocieron, convirtiéndose en inseparables. Y desde la primera vez Pizarnik visitó muchas veces a Olga en su departamento.
En 1968 Alejandra recibió de su madre un regalo hermoso: un departamento ubicado en Montevideo 980, entre Marcelo T. de Alvear y Paraguay. Su primer refugio, para ella sola, que podemos identificar porque tiene una placa que celebra el paso de Pizarnik por el edificio. Al leerla, podemos imaginar que visitamos ese pequeño refugio. Durante esa época visitó mucho la confitería El Cisne, en Corrientes 1593. Se trataba de una especie de sucursal de su apartamento, porque se reunía con sus amigos y también trabajaba en las mesas de este bar muchas veces.
Y no podemos dejarnos fuera el Palacio Do Café, en la Avenida Corrientes 751, donde pasó muchísimas tardes. Allí se reunía el movimiento «Poesía Buenos Aires», el primer grupo de poetas que frecuentó y alentó Pizarnik, personajes vanguardistas de la ciudad porteña que se reunieron en este café entre los años 1950 y 1960; para muchos fue éste uno de los grupos poéticos más interesantes y vanguardistas de la Buenos Aires del siglo XX.
Visitar Buenos Aires es encontrarse con la sombra alargada de sus creadores y, sin lugar a dudas, la huella de Alejandra Pizarnik se encuentra en las calles de esta ciudad. Aquí te dejamos este mapa resumido de los edificios que pisó esta maravillosa escritora que revolucionó la literatura rioplatense. Si nunca has leído a esta autora, te invitamos a visitar nuestro canal de literatura, donde podrás escuchar algunos de sus poemas más significativos.
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