Mañana día 23 se estrena en los cines de toda España la película Route Irish, el último trabajo del británico Ken Loach, en la que se narra la historia de varios mercenarios que operan en la triste Guerra de Irak.
Unos personajes, los mercenarios, que no sólo han servido de fuente de inspiración para el séptimo arte sino también parala Literatura.Así, a lo largo de la historia de la palabra escrita encontramos un numeroso grupo de autores que han apostado por aquellos como personajes de sus relatos.
Este sería el caso de Terri Brisbin que en este año ha publicado su novela romántica titulada El mercenario. En ella se toma como figura central a Brice Fitzwilliam, un guerrero que, después de cumplir la misión encomendada, busca la recompensa prometida: un título, unas tierras y una novia virgen que, en este caso, será Gillian de Thaxted.
Ella no quiere someterse a ningún hombre ni está dispuesta a ejercer como esposa. Y él tampoco está dispuesto a dejarse arrastrar por una mujer, sólo cumplirá con ella como marido pero por deber. Sin embargo, las ideas de uno y otro comenzarán a diluirse cuando los sentimientos florezcan.
También de corte romántico es el trabajo de Diana Palmer titulado El último mercenario, que vio la luz en el año 2000. Un interesante relato que gira entorno a la figura de Micah Steele, el último de los afamados Soldados de Fortuna que iba a abandonar para siempre sus armas cuando recibe la noticia de que Callie Kirby ha sido secuestrada por su peor enemigo.
Un hecho que hará que aquel decida emprender una operación para rescatar a esa mujer con la que la confianza existente se había roto por determinados acontecimientos pero por la que seguía sintiendo la misma atracción de siempre.
Mercenarios en la novela histórica
Juan Eslava Galán, por su parte, lanzó al mercado en el año 2009 la interesante novela histórica titulada El mercenario de Granada. En el año 1487 es cuando discurre este relato que gira entorno a la Reconquista de Al-Andalus planteada por los Reyes Católicos.
En este caso, se sitúa en el momento en el que los árabes se encuentran totalmente sitiados y a punto de perder el único reino que les quedaba, Granada. Una circunstancia que hará que dos personajes, Mohamed Ibn Hasin (embajador) y Jándula (criado de aquel), decidan viajar a Estambul para solicitarle al Sultán que les preste ayuda antes de que los cristianos tomen la mencionada tierra granadina.
El mencionado Sultán oirá sus súplicas y decidirá echarles una mano, les prestará los servicios de un único hombre: Orbán, más conocido como el guerrero húngaro.
De corte histórico es también el libro El mercenario del Dux que en el año 2000 publicó Vicente Álvarez de la Viuda. En él se narra la historia de un sicario, Bosco, que está a punto de dejar su trabajo en una organización secreta. Sin embargo, en esa Roma del año 1635 se le encarga una última misión: recuperar un camafeo realizado por el gran artista florentino Benvenuto Cellini.
Para desarrollar dicha misión, al lector se le embarca en el pasado del citado sicario donde se explica como pasó de ser un noble a un cruel asesino que tuvo que huir de España y marcharse a Venecia, donde lograría conseguir un enorme poder.
Cuatro mercenarios los protagonistas de estos trabajos citados que comparten profesión y pilares morales pero cada uno de ellos los lleva a un límite que, en ocasiones, es roto por sentimientos, pasiones o dilemas.
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