Louisa May Alcott, autora de Mujercitas, no sólo escribió sobre valores familiares y sueños juveniles, sino que también vivió una vida marcada por el activismo y la lucha por los derechos de las mujeres. Su obra fue una clara y contundente forma de trabajar por una sociedad diferente. Influida por las ideas trascendentalistas construyó una obra fabulosa y necesaria. En el día de su aniversario, te la queremos recomendar.
En este artículo exploraremos este aspecto característico de su vida y veremos su impacto en la literatura y en la sociedad.
El surgimiento de la pasión literario en Louisa May Alcott
Louisa May Alcott es una de las escritoras estadounidense más importantes de la historia literaria del país. Nació el 29 de noviembre de 1832, en Filadelfia, en el seno de una familia de pocos recursos económicos pero una gran ambición intelectual. Desde pequeña sintió el llamado de la palabra y el pensamiento y comenzó a escribir sus primeros textos, que compartía con su entorno.
Sus padres eran educadores y estaban involucrados con el activismo social, defendiendo de forma férrea las ideas del trascendentalismo. Además, tenían amistad con algunas de las mentes más influyentes de la época, tales como Ralph Waldo Emerson y Henry David Thoreau, en quienes la niña encontró abiertos receptores de su escritura y personas con las que conversar de forma intensa y extendida. Su adolescencia estuvo marcada por las dificultades económicas de su familia, lo que la llevó a estar muy atenta a las necesidades de los demás. El entorno progresista en que fue educada moldeó su carácter y sus ideas y la llevó a tener una gran conciencia social.
Debido a la difícil situación familiar, desde joven, Louisa asumió responsabilidades para ayudar a su familia. Trabajó como institutriz, costurera, y poco a poco fue desarrollando una firme convicción de trabajo. Algo que, posteriormente, se vería reflejado en su escritura, especialmente en su representación de las luchas de las mujeres trabajadoras.
A pesar de las limitaciones materiales, Louisa encontró consuelo en la lectura, la escritura y la naturaleza. Inspirada por las ideas trascendentalistas, comenzó a escribir cuentos y poemas a una edad temprana, mostrando un talento que más tarde la llevaría al éxito literario. Su adolescencia también estuvo marcada por un profundo sentido de justicia social, que la llevó a involucrarse en movimientos abolicionistas y feministas.
Después de servir como enfermera durante la Guerra Civil Estadounidense, presentó serios problemas de salud al contraer la fiebre tifoidea, una enfermedad que en aquella época se trataba con mercurio, un tratamiento tóxico que dejó efectos secundarios de por vida. Desde aquel momento Louisa sufrió dolores crónicos fuertes. Y falleció a los 55 años, el 6 de marzo de 1888 en Boston, Massachusetts.
La creatividad al servicio de la justicia
Louisa May Alcott desarrolló una carrera literaria fabulosa. En gran parte su escritura se destacó por ser un reflejo claro de sus ideas. Trabajó su estilo y su lenguaje de tal modo que contribuyera con la búsqueda de la justicia social, aquello que sus padres le habían inculcado.
Después de vivir en contacto con la naturaleza y la búsqueda de la justicia social, Louisa May Alcott plasmó todas sus experiencias en su escritura. Su juventud con esa mezcla de adversidades y estímulos intelectuales la animarían a convertirse en una mujer fuerte y decidida y a poner su escritura al servicio de la lucha de la justicia para quienes menos tienen. Sus ideas sobre el feminismo, la independencia personal y la justicia social están presentes en muchos de sus libros.
En Mujercitas (publicado en 1868), su obra más emblemática, exploró a través de las hermanas March, especialmente de Jo, temas como la independencia femenina, el papel de la mujer en la sociedad y la importancia de perseguir los propios sueños frente a las expectativas sociales. Jo, quien sueña con ser escritora y lucha por su autonomía, es considerada un alter ego de la autora.
Su tercera obra, Tras las huellas de un padre (publicada en 1877) abordó con inteligencia la ambición, el poder y la corrupción moral. Aunque no se considera una obra autobiográfica, sí se puede leer su clara postura en torno a los sistemas de opresión que le fueron complicando la vida desde niña.
En 1869 publicó Una chica anticuada, una obra en la que presenta una crítica árida a los valores materialistas de la sociedad y defiende la importancia de la autenticidad, la moral y el trabajo duro. La protagonista, Polly Milton, es una de las estrellas de la obra completa de Alcott; a través de ella, la autora se opone a la superficialidad del capitalismo y aboga por una vida sencilla y ética.
Tan sólo hemos mencionado tres de las numerosas obras de Louisa May Alcott donde podemos conocer su pensamiento y su búsqueda de la justicia social a través de la escritura.
Al momento de su fallecimiento, Louisa May Alcott ya era reconocida como una de las escritoras más importantes de su tiempo, especialmente por Mujercitas, una obra que continúa inspirando a lectores de todas las generaciones. SIn lugar es una de esas autoras a las que debemos acercarnos varias veces en la vida para reflexionar sobre los asuntos importantes. Fue una autora que supo escribir como vivía, poniendo en la literatura toda la fuerza de su pensamiento y su anhelo de contribuir con una sociedad más justa.
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