El nombre de Lucio V. Mansilla es conocido por cualquiera que haya indagado un poco en la Literatura Argentina. Sin embargo, no muchos conocen a Eduarda, su hermana, quien incorporó en la narrativa del país las inquietudes de los pueblos originarios (elemento que volvería popular su hermano), y que también podría ser la responsable junto con Lugones de establecer esa fusión de lo gótico con lo fantástico, que tanto explorarían autores como Borges, y a quienes en ocasión se señala como innovadores en ese aspecto. Pensando en el olvido al que su obra ha sido sometido, aprovecho el aniversario de su fallecimiento para traer un nuevo texto al Desván de los Libros Perdidos. Así que, aquí va: «Lucía Miranda» de Eduarda Mansilla.
La segunda novela de Eduarda Mansilla
«Lucía Miranda» es la segunda novela de Eduarda y hace mucho hincapié en esa soledad de las mujeres, condenadas a la vida en la casa. Una de las cosas fascinantes de esta novela es que tiene una estructura disparatada. No lleva un orden y por momentos puede resultar difícil de seguir; sin embargo, esta forma se adapta perfectamente a los temas que se van sucediendo, y parece una postal de la vida misma, sus disparates y sus miserias.
La historia de «Lucía Miranda» se centra en una disputa de hermanos que se encuentran enamorados de la misma mujer, una joven indígena que está casada con Sebastián de Hurtado, un colono español. Esto se halla narrado en un libro de Historia Argentina y a Eduarda le impacta tanto que decide explayarse sobre el tema. Y así, a lo largo de su historia nos encontramos con este suceso histórico mirado desde otra perspectiva, desde la mujer. Aquí Eduarda aprovecha para reflexionar en torno a la colonización, a la expropiación de bienes materiales y culturales a los pueblos originarios y a la forma en la que la violencia se convierte en uno de los ejes fundamentales en torno a las relaciones.
En la voz de Eduarda las pulsiones femeninas y la vida mirada desde un nosotras es fascinante. A lo largo de la historia llegas a la conclusión de que en un mundo tan sesgado y violento sólo las mujeres pueden mantenerse de pie, por su capacidad para gestionar el dolor y convertirlo en felicidad. Si bien esto a simple vista puede parecer un pensamiento un poco bruto, si lo analizamos en profundidad entendemos que, probablemente, lo que la autora intentaba decir es que la necesidad de sobrevivir y de servir de fortaleza para los seres queridos (herencia colectiva que traemos, nos guste o no) puede ser muy útil para vivir mejor. Quizás no se trata tanto de buscar razones para dejar de ser sino de aprender a usar de forma positiva todo lo que tenemos. Algo así es lo que a mí me rebela esta lectura.
Lo innovador de Mansilla
Al hablar de Mansilla habría que decir que fue la primera mujer en ocupar un puesto de periodista en el país. En un mundo machista donde sólo los hombres podían encontrar empleo en la redacción de los periódicos, ella se hizo un lugar, y desde allí comenzó a hablar sin miedo sobre las injusticias y el silenciamiento con el que se condenaba el trabajo y el deseo literario en la mujer.
En sus obras la problemática de las diferencias entre hombres y mujeres es una constante. Algunos la critican de haber sido un poco tibia, porque si bien ella planteaba el problema que suponía ser mujer en aquel mundo, lo hacía de una forma poco conflictiva, como si de fondo existiera el conformismo. Por mi parte, creo que sólo con una escritura que no fuera al choque podría haber conseguido publicar obras como las suyas. Es que de haber escrito como lo hacemos hoy ya ni siquiera sabríamos de ella.
Algo más que no quiero dejarme fuera es la gran habilidad de Mansilla para conjugar en una misma historia sucesos y personajes pertenecientes a diversos planos temporales e ideológicos; y en «Lucía Miranda» esto se aprecia perfectamente. Esta capacidad, la lleva a construir un universo variopinto donde el lenguaje es el puntal que sostiene el vínculo entre los diversos elementos de la historia.
«Lucía Miranda» es un libro sumamente interesante de una de las escritoras argentinas más fascinantes del siglo XVII, innovadora, prolija y sobre todo dueña de una estética única que daría pie a la construcción de una narrativa nacional muy peculiar. ¡No dejes de leerla!
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