«Luciana», de Pilar Tena —Tres Hermanas Ediciones—


El pasado, como un segundo corazón. Esa premisa tomada de una frase de John Banville y que encabeza el libro «Luciana» de Pilar Tena (Tres Hermanas Ediciones) podría servirnos para crear una imagen contundente de lo que esta lectura nos ofrece. Se trata de una novela que narra la vida de una joven española de familia muy humilde que desde pequeña tiene que trabajar de interna cuidando y sosteniendo la vida de otros y olvidándose de sus necesidades y deseos. Estamos ante una novela que visibiliza la vida de las empleadas domésticas y que nos ofrece al mismo tiempo una postal de la Irlanda de los años setenta, y la sórdida burocracia que caracterizó esa época.

El iceberg que sostiene a los otros

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Aunque la historia nos presenta primero a Felipe, la protagonista es Luciana. Una mujer nacida en un pueblo perdido de España en el seno de una familia muy humilde, que después de una modestísima y escasa educación se ve obligada (como todas las jóvenes de su clase) a abandonar la casa y convertirse en empleada doméstica. Es todavía una niña y carece de las herramientas necesarias para hacerse respetar en un mundo de hombres, y lo que experimenta en esa segunda parte de su vida cambiará su forma de mirar su entorno para siempre.

Presenciamos cómo las experiencias de violencia y desprecio, la llevan a convertirse en una mujer decidida, capaz de llevar adelante una casa y sostener la vida de los otros. Por otra lado, sin embargo, en su intimidad irá creciendo una niña (jamás crecida) temerosa y cada vez más callada. La voluntad no gritada, y los dolores y la sumisión heredada la llevarán a aceptar una vida que no le corresponde y a criar una tristeza profunda.

Pero la vida, después de muchos reveses, parece darle una segunda oportunidad cuando consigue cambiar de trabajo. Una familia agradable la contrata y la lleva a vivir con ella a Irlanda. Allí Luciana descubre la vida, comienza a ver el mundo de otra forma y llega a tener instantes de intensa felicidad; aunque las cosas no saldrán del todo como ella espera. Porque, como dice José Larralde, la vida siempre aguarda tristes sorpresas para el pobre. Sin embargo, estas chispas de entusiasmo harán que el tono de la novela por momentos se vuelva más entusiasta y nos permitirán creer que otra vida es posible.

Luciana, la novela de la criada

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Pilar Tena centra la narración en una joven casi invisible, y este es el rasgo más interesante de la novela, porque visibiliza a un grupo que existe y se mueve sin que la literatura repare en él, como si fuesen criaturas espectrales que no cuentan. No obstante, en lo que respecta a la narración por momentos parece querer quedarse en detalles que dilatan un poco la tensión de la trama y dificultan que nos enganchemos con la lectura.

Por otro lado el hilo de la narración es a veces predecible, y yo tengo un serio problema con los autores que no me dejan imaginar. No obstante, entiendo que igual es un defecto mío. Así me lo hizo saber un amigo editor que publicó un libro que tenía desde mi punto de vista esta misma debilidad; me dijo que esas historias se asemejaban a la de Mark Twain «Príncipe y mendigo», donde el final es predecible, justamente porque no radica en él lo relevante de la trama, sino en ver cómo se calza las botas del mendigo el príncipe, y viceversa, y que hay que saber entender eso (que evidentemente yo aún no comprendo). Igual esta obra de Tena encaje en ese mismo tipo de historias, donde lo importante no es la cuota de magia o de misterio que alimenta la vida sino la forma en la que toleramos o enfrentamos las cosas que nos ocurren; las cuales, en este caso, poco tienen que ver con la magia y mucho con la tradición patriarcal y clasista en la que nos educan.

Y vuelvo a lo mucho que me ha gustado que Tena se centre en la vida de Luciana, la chica, la sirvienta, la empleada de hogar, para mostrarnos esa zona de sombra que toda tradición de «familia bien» tiene. Es necesario que miremos más allá del brillo para ver quién lo hizo posible, quién pulió y se rompió las manos para que tanta luminiscencia sea posible. Mientras admiramos las fabulosas pirámides egipcias, los castillos nórdicos y las mesas inglesas con sus tacitas de porcelana no vienen a nuestra mente la cantidad de vidas esclavas que hicieron posible que todo aquello surja y se mantenga en pie. La clase acomodada no sería posible sin las esclavas. Esta es la gran sentencia que se desprende de esta novela. Y en esa mirada a las vidas invisibles reside el gran valor de esta novela.

Tradición y tensión narrativa

La vida de Luciana no vale nada. Eso le ha enseñado su madre, quien cuando ella intenta contarle entre sollozos lo mal que la está pasando, la reprende. No me lo cuentes, tú agradece que tienes trabajo. Esa mirada aprendida de que hay gente con autoridad para decir y hacer lo que piensa no es un invento de los pobres sino del sistema, de quienes se han hecho con el poder y han decidido que lo que ellos dicen es palabra santa y que los que están por debajo deben obedecer. Un sistema que se ha establecido a base de repetición y que continúa afirmándose a través de la racialización y la discriminación de clase que todos hemos presenciado o sufrido muchas veces en la vida. Esta lectura, entonces, nos invita indirectamente a reflexionar sobre todas estas cuestiones.

Otro aspecto interesante de esta novela es que nos ofrece una visión de la Irlanda de los años setenta, donde la ebullición de las nuevas tendencias y de la vida moderna, convive con el miedo y las presiones sociales. Esta parte de la narrativa me ha parecido la más interesante, la forma en la que Tena nos presenta los rincones de la ciudad, como si miráramos una cinta del pasado, de su infancia en Irlanda, es cuidadosa y pictórica. Me atrevo a decir, incluso que, en ese aspecto «Luciana» también puede funcionar como un libro de viaje; cuando viajar es conocer el mundo donde los otros viven, sufren y aman. Y este aspecto de la lectura ha sido uno de los que más he disfrutado.

Creo que es ésta una novela necesaria porque nos invita a observar las estructuras que sostienen la vida, a imaginar las experiencias y empatizar con las tragedias de los personajes, mientras intentamos repensar nuestro tiempo y detenernos en la otredad para contener una visión completa de la existencia, con sus luces y sombras.

El pasado, como un segundo corazón, y la lectura, como una segunda vida. ¡Lean esta novela delicada y bella de Tres Hermanas, amigas!


 
 

LUCIANA
Pilar Tena
Tres Hermanas Ediciones
978-84-944263-9-1
288 páginas
20,95



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