Marguerite Duras en «Entrevistas para el recuerdo»

Duras, que escribió novelas intensas y llenas de piel y de emociones. Duras que supo hacer de su vida una biografía o de los delicados sucesos que debió enfrentar un universo literario. Duras que fue extranjera, que fue joven-vieja y que abrazó la escritura con la misma pasión que sus personajes amaron. Duras con esas gafotas que la vuelven tan inconfundible. Duras que vive en cada obra, que vuelve a resurgir de sus cenizas cada vez que uno de sus libros se abre. Duras a la que es tan difícil no amar. Duras, que fue, es y será siempre la perfecta amante. Escribir sobre ella es como abrir un enorme saco lleno de consejos y de pasión literaria por lo que la he escogido para este segundo capítulo de entrevistas para el recuerdo. Así que aquí les traigo a nuestra Marguerite Duras en una entrevista intensa que recorre su obra y su vida (¿se puede hablar de ambas cosas por separado tratándose de ella?).

El arte de escribir

Posiblemente no haya quedado un registro más intenso de quién fue Duras, la escritora, la mujer, la amante que aquella entrevista que le hizo Pierre Duyament que pueden leer completa en este enlace; deben, en realidad.

Es difícil suponer las razones que a otro lo llevaron a escribir, pero si miramos hacia dentro de nosotros mismos sí sabemos (o podemos llegar a atisbar) cuáles son las que nos llevaron a apasionarnos por este arte. En el caso de Duras expresó en varias ocasiones que escribir era lo único que llenaba su vida y que prácticamente cada vez que sentía el deseo de escribir era como si algo la hechizara profundamente.

Pese a ello, o quizá precisamente por ello, porque la escritura es algo que no controlamos del todo, la autora de «El amante» decía que estaba convencida de que nunca sabría realmente responder a la pregunta de por qué se escribe del mismo modo que no podría entender cómo se hacía para no escribir. «La duda es escribir» remataba. Duras, la misma que se desnudó en páginas y páginas y que supo hacer de la vida una obra literaria. ¡Gracias por tu duda!

Escribir sin atrapar las cosas

Escribir pasando por sobre las cosas, deteniéndonos en el vértice que iguala a todos los sucesos; contemplando lo que el mundo no ve, lo que la literatura no ha escrito, en lo que no se ha fijado: esa fue precisamente la idea de Duras, lo que la llevó a escribir obras que trascendieron a su tiempo. No basta escribir, hay que saber sobre qué escribir y, más aún, sobre qué escribir de lo que se escribe. Atrapar los instantes en un párrafo sin tener la voluntad de narrarlos. ¡No se me ocurre mejor consejo para encarar la escritura!

Duras, convencida de que un libro siempre supera al anterior —’lo sobrepasa‘, dice en esa entrevista—, trabajó intensamente siguiendo esa regla y superándose a sí misma constantemente. Por eso cuando leemos «El arrebato de Lol V. Stein» descubrimos que hay un crecimiento profundo en la que tan sólo veinte años publicara «La impudicia», que fue su primera obra y que es una monumental historia de pasiones familiares construida con un estilo contundente y que creíamos no podía superarse. Pero sí, Duras, la que se supera a sí misma de un libro al siguiente, de la que aprendemos muchísimo los que deseamos escribir y crecer escribiendo, lo consigue. Y posiblemente lo mismo les ocurra a los que dudan de la escritura constantemente.

Escribir sin beber alcohol fue algo que Duras hizo pocas veces en la vida. Cuenta que escribir es duro y que sin la ayuda de la bebida (sin Whisky, Marguerite) la dificultad se incrementa, porque tiene mucho más miedo que de costumbre al enfrentarse a la escritura. No es miedo a escribir mal sino miedo a escribir cualquier cosa.

Al igual que aquel personaje entrañable, Lol, la búsqueda de la felicidad para Marguerite consistía en ver la felicidad de los otros; quizá por esa incapacidad que la perseguía desde pequeña de vivir y disfrutar de su propia vida. Lol es un personaje en el que se representa la permanencia del luto que Marguerite llevó toda su vida por aquello que no vivió. Dice:

Duras la que tiembla, la que bebe hasta rabiar, la que carga con un pasado tan triste como lleno de nostalgia que se le escapa en cada página. Duras la que amó y la responsable de que muchos de nosotros amemos la literatura. ¿Cómo no admirarte, adorarte y recordar tus palabras, Marguerite?