María Moliner y la revolución de las palabras

En estos días celebramos los 50 años de la primera publicación del Diccionario de Uso del español elaborado por María Moliner.

La importancia de esta publicación es innegable, y resulta curioso y asombroso que Moliner haya podido revolucionar nuestra lengua de esta forma. Sobre ella y sobre lo que el diccionario de uso significó escribo en este artículo.

Festejar a María Moliner

«¿Qué puedo decir yo, si en toda mi vida no he hecho más que coser calcetines?», dijo María Moliner cuando se enteró que la elegida para ocupar el primer sillón de la RAE en femenino era Carmen Conde y no ella, a quien se lo venían negando desde hacía varios años. Quizá se trate de una de las escritoras menos reconocidas del panorama español y que, paradójicamente, construyó un diccionario para escritores del que ninguno de nosotros sabe prescindir.

María Moliner fue un personaje imprescindible para entender nuestro idioma como hoy lo hacemos. Al igual que otras mujeres de su tiempo, como Ángela Ruiz Robles, se acercó a las necesidades de su entorno y trabajó por potenciar el aprendizaje brindado posibilidades o mejorando los medios ya existentes. Se le reconoce el haber fundado una red de bibliotecas entre diversos centros educativos que fue la semilla seguramente de la interesante estructura bibliotecaria de la que disfrutamos ahora. Además durante años se abocó al desarrollo del DUE (Diccionario de Usos del Español). Esta última hazaña es la que más se le celebra y la que hoy nos lleva a admirar y festejar a Moliner.

Como tantísimos otros trabajos que vieron la luz antes de la Guerra Civil, sobre todo aquellos realizados por mujeres emprendedoras y fuertes, la labor que Moliner realizó siendo bibliotecaria fue sepultada por el olvido durante este período nefasto de la historia de España. Inmaculada de la Fuente recoge esta etapa de la vida de María Moliner en su libro «El exilio interior» que es sumamente interesante para conocer a esta impresionante pensadora.

Del exilio a la revolución

Durante la Guerra Civil, María Moliner vivió un exilio íntimo, sin irse del país. Y en ese retiro solitario renovó el lenguaje, al dedicarse a un proyecto que le rondaba la cabeza desde hacía mucho tiempo. Una idea que consistía en construir un diccionario que ofreciera la sencillez y claridad que no tiene el Diccionario de la Real Academia. Dedicó a él mucho tiempo y el resultado la llevó a convertirse en una escritora reconocida por su entorno. En un mundo heteropatriarcal María declaraba que las mujeres también podían construir el futuro, y colaborar con el crecimiento de la lengua.

Lejos de ser una rebeldía contra los académicos, el objetivo de María era sumar y no quitar. Buscaba un diccionario al que cualquiera pudiera recurrir para entender el lenguaje coloquial, un libro que ofreciera las acepciones exactas de las palabras. Para ello organizó las palabras en familias y las acompañó con ilustraciones construyendo un variopinto, entretenido e interesante libro de consultas idiomáticas. Para muchos, sin lugar a dudas, el suyo es uno de los mejores diccionarios de autor que existen y un espacio de respuestas y más preguntas al que todos deberíamos acercarnos.

Lo que supuso el Diccionario de Usos

Pero el suyo fue más que un libro de consultas liso y llano abrió nuevas ventanas para el lenguaje. Tal es así que algunas de sus características fueron incorporadas más tarde al diccionario académico, así como también muchas palabras que no estaban en este diccionario ella las incorporó al suyo y más tarde la RAE las añadió a su diccionario.

En definitiva, los aportes de María Moliner a la construcción de nuestro lenguaje, o mejor aún a la organización de las palabras que conforman nuestra lengua, es indudable. Pese a ello, no obtuvo el reconocimiento que se merecía, que habría sido formar parte de la Academia dado que no recibió el apoyo necesario para romper con el veto de las mujeres en la institución. Este hecho causó absoluta decepción entre periodistas y mujeres.

Para muchos el diccionario de María Moliner es uno de los mejores, como alternativa al desarrollado por la RAE, incluso muchos lo tienen como referencia absoluta. Esta revolución de Moliner cumple 50 años y parece necesario festejarla. No será suficiente lo que escribamos, digamos de ella, porque lo que nos ha regalado no tiene parangón. Como no tiene comparación estas bonitas palabras que le dedicó García Márquez poco después del fallecimiento de la María de las palabras. ¡Que viva siempre nuestra querida Moliner!

Comentarios1

  • Rapsodico

    Aunque la vida fue injusta con sus meritos, su legado perdurara como la gran obra que fue. Un abrazo, Tes.



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