En muchas ocasiones el Periodismo y la Literatura van de la mano pues, como si de una relación sentimental se tratara, son compatibles y tienen muchos aspectos en común. Eso es lo que propicia que, a lo largo de la historia, muchos hayan sido los periodistas metidos a escritores como podría ser el caso de Truman Capote o Francisco Umbral.
Una tónica esta que sigue muy vigente y muestra de ello es la autora Marta Rivera de la Cruz, una periodista todoterreno que ha encontrado también enla Literatura un campo en el que moverse con total soltura y éxito. Así lo demuestran los diversos galardones que ha recibido a lo largo de su carrera desde que comenzará a publicar novelas y relatos allá por el año 1996.
Precisamente con su primer libro El Refugio obtuvo el II Premio de Novela Corta y Brillante y dos años después con su segundo trabajo literario titulado Que veinte años no es nada obtuvo un nuevo reconocimiento. En este caso, el III Premio Ateneo Joven de Sevilla.
Un relato este que gira entorno a un amor tan apasionado como imposible, el que siente la joven Luisa por Cósimo Herrera, un escritor que tiene veinte años más que ella y que siempre se queda a las puertas de recibir el Premio Nobel por su obra.
El sentido de la vida
Hasta el año 2006 habría que esperar Rivera de la Cruz para que su prosa fuera nuevamente reconocida a nivel nacional. Y eso ocurrió al conseguir situarse como finalista del afamado Premio Planeta gracias a la novela En tiempo de prodigios.
Cecilia, una mujer que está atravesando una mala racha a nivel sentimental y personal tras la ruptura con su novio y la muerte de su madre, es la protagonista de este relato en que se descubre como sus visitas al abuelo de su amiga (Silvio) hará que empiece a darse cuenta del valor real que tiene la vida.
Y que este anciano, a través de las fotografías guardadas en una caja, le relatará un sinfín de vivencias que él tuvo en el pasado tales como su amistad con un peculiar americano (Zachary West) o la implantación del nazismo en Alemania y los horrores que eso llevó consigo.
Un trabajo este que le dio a Marta Rivera de la Cruz muchas satisfacciones profesionales no sólo por ser finalista del mencionado galardón sino también por haber conseguido vender más de 130.000 ejemplares del mismo y por lograr que este se encuentre actualmente entre uno de los libros más exitosos y leídos de los últimos años.
Pero no sólo de novela vive dicha escritora pues también apuesta por una literatura dirigida a un público infantil y juvenil. Precisamente su labor en este ámbito fue reconocida en el año 2008 cuando recibió el V Premio Anaya en esta categoría por su libro La primera tarde después de Navidad.
Sus últimos trabajos
Estos han sido hasta el momento los galardones que ha recibido esta autora que seguro seguirá ampliando su palmarés pues la crítica y el público la apoyan en esta carrera literaria cuyas últimas obras han sido: La importancia de las cosas (2009) y La vida después (2011).
En la primera se narra la historia de un profesor universitario que, tras suicidarse su inquilino, comenzará a descubrir una vida interesante a través de los objetos recuerdos que aquel ha dejado en el hogar.
Mientras, la segunda gira entorno a la desaparición de un hombre (Jan). Eso propicia que seis mujeres de su vida (su hija, su amiga, la madre de su hija, su compañera, su madre y su suegra) entrelacen sus vidas de tal manera que ya nada volverá a ser igual entre ellas.
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