«La lira de las masas. Internet y la crisis de la ciudad letrada», de Martín Rodríguez-Gaona —Páginas de Espuma— (Ganadora del X Premio Málaga de Ensayo) nos ofrece una reflexión en torno a la transformación cultural de nuestro siglo y sus repercusiones en la creación poética.
El poeta es nativo digital o es un migrante a lo digital. Es imposible plantearse un análisis de la poesía actual sin tener en cuenta el cambio de paradigma en la creación que ha supuesto la adaptación de los artistas a las nuevas tecnologías de comunicación. «La lira de las masas. Internet y la crisis de la ciudad letrada», de Martín Rodríguez-Gaona (Páginas de Espuma), nos invita a pensar en la relación de ida y vuelta que se establece entre las peculiaridades de la época y el arte. Estamos frente a un texto agudo muy recomendable para quienes deseen acercarse a una reflexión fundamentada sobre la realidad de este género literario.
Internet y la mutación del gusto literario
«La lira de las masas. Internet y la crisis de la ciudad letrada» me ha sorprendido positivamente en el empeño por tratar un tema del que se viene hablando mucho en los círculos periodísticos y poéticos de España pero generalmente sin una investigación concienzuda y crítica. En este libro, por el contrario, descubrimos un análisis profundo de la realidad, que nos permite comprender el fenómeno de la poesía de redes y elaborar una crítica razonable sobre lo que se está produciendo y publicando en España.
La estructura ordenada del libro permite un acercamiento a un tema delicado y conflictivo de una forma acertada. Esto, sumado a la búsqueda de respuestas que expliquen el momento actual de la poesía, deviene en una lectura realmente valiosa. Para construir un discurso contundente, Rodríguez-Gaona hace un pequeño paralelismo entre la crítica despectiva de Cicerón a los poetas neotéricos –quienes abandonando la responsabilidad civil que entonces se asumía de todo poeta, decidieron decantarse por discursos que se apoyaban en la experiencia personal y la emotividad– y la visión que muchos manifiestan tener respecto a las nuevas generaciones de poetas (los nativos digitales).
¿Estamos ante un cambio de paradigma similar al que supo ver (y no) Cicerón? Esta es la pregunta que se hace Martín y sobre la que construye un texto lúcido, en el que describe con precisión esta realidad enferma donde la profundidad y el pulso literario cada vez tienen menos importancia; no obtante, el examen es todavía más profundo, la inquietud escarba más hondo y aterriza en la pregunta: ¿qué podemos hacer para poner las herramientas al servicio de la poesía, y no al revés?
La realidad es la siguiente: las nuevas herramientas de comunicación han impuesto un lenguaje específico amigo de lo breve y de la estética iconográfica. Y no sólo se ha visto modificada nuestra forma de relacionarnos y de observar (y ser observados) sino que todos los aspectos de nuestra vida han sufrido alguna transformación. La creación poética, hija de un tiempo y de su tiempo, no podía por tanto quedarse incólume frente a estos cambios. El resultado ha sido un nuevo tipo de poesía que se caracteriza por la búsqueda de la breve y que tiene como meta primordial la visibilidad y la fama.
Entre las características de la nueva poesía no habría que olvidarse de los disparadores de la creación. Los poetas se han convertido en publicistas de sus propias obras y, en un tiempo donde no importa tanto qué es lo que haces sino que los demás lo vean, la poesía ha comenzado a pensarse desde quién la recibe y no como el resultado de una reflexión profunda. Para que te vean debes convertirte en una celebridad, explica Rodríguez-Gaona, lo que obliga a una producción vertiginosa y constante. La calidad, por tanto, no es una opción. Y si lo es, viene después de la visibilidad y la publicidad.
Ahondando un poco más cabría preguntarse por qué esas celebridades han conseguido tanta atención, incluso desplazando a los poetas mayores. Gracias a que supieron apropiarse de las herramientas de difusión, antes de que lo hicieran sus mayores. No por mucho tiempo, sin embargo, ya que no tardó el movimiento poético de los nativos digitales en convertirse en un fenómeno buscado (y conquistado) por las grandes firmas editoriales, que son quienes controlan ahora el destino de la poesía. El camino recorrido desde los primeros instantes en que la poesía comenzó a interesarle a alguien más que a los lectores de poesía y los tejemanejes del sistema capitalista para apropiarse del movimiento juvenil, son otras de las inquietudes sobre las que trabaja Martín en este ensayo.
Pensarnos en un mundo cambiante
Pero para continuar esta lectura deberíamos volver al comienzo. A la pregunta que nos hemos hecho tantas veces sobre todo en los últimos años: qué es poesía. La mirada de Martín es precisa. No podemos categorizar un género sin tener en cuenta el contexto en el cual surge. Esto nos lleva a pensar que ningún género es estático y que por tanto, no es razonable usar viejos parámetros para medir la producción de un género en nuestro tiempo. A diferencia de la visión de muchos intelectuales de la actualidad, que afirman que la creación de los nativos digitales no es poesía, la mirada de Martín es más amplia. Sin ser descalificador pero llamando a las cosas por su nombre, consigue hilvanar un discurso en torno a los pilares en los que se gesta esa nueva poesía. Y pienso que estaba haciéndonos mucha falta un estudio riguroso (y no descalificativo) que nos aclarara un poco (y no sólo a los jóvenes) los límites del género y su estrecha relación con la época que lo atraviesa.
Es imposible, nos lo dice Martín Gaona, pensar hoy en la poesía desligándola de las nuevas herramientas y de una realidad que se caracteriza por un movimiento vertiginoso; por tanto, debemos pararnos en un punto de entendimiento donde podamos repensar el paradigma de la creación sin rechazar rotundamente los cambios de la época. Es evidente que todas las cosas han cambiado, ¿por qué iba a ser la literatura la excepción? De hecho, si tenemos en cuenta que de los géneros literarios, la poesía ha sido desde tiempos antiquísimos uno de los más vinculados a las revoluciones y a las transformaciones sociales, ni siquiera debería sorprendernos esta realidad.
Esto nos lleva a otro de los temas interesantes y bien desarrollados por Rodríguez-Gaona: la falta de predisposición de los intelectuales y el mundo de la cultura en España para adaptarse a los nuevos tiempos. La ciudad letrada no se ha adaptado a los cambios, llegó tarde a la revolución, cuando los balcones ya estaban alquilados, y la visibilidad de lo literario estaba en manos de las nuevas generaciones, y más tarde, de los grandes sellos editoriales. Esta incapacidad de adaptación también es responsable de la realidad que vivimos. Hay cosas que no cambian, sin embargo: la eterna disputa entre la valía artística entre las nuevas y las viejas generaciones es una evidencia de que los humanos mucho vivimos y poco aprendemos. En los últimos años numerosos referentes de la literatura española han salido en defensa de la Poesía, y contra los poetas nativos digitales; del mismo modo en que Cicerón rechazó a poetas que hoy adoramos, como Safo o Catulo, y la crítica rechazó la obra poética de Brecht y de Mayakovski, nuestros intelectuales se oponen a la voz de la nueva poesía. Lo preocupante, sin embargo, es que se hayan hecho tan pocos estudios analíticos sobre la nueva poesía. Pienso que eso es algo que viene a cambiar este ensayo.
La modificación en los modos de producción, la búsqueda de popularidad, la simplificación del lenguaje, los nuevos formatos de entretenimiento y lectura, y la necesidad de producir una obra que atraiga a un público lo más amplio posible, son algunas de las dificultades que encuentra la poesía en nuestro tiempo y que ha fomentado un empobrecimiento del arte donde la calidad poética no es una exigencia, o siempre viene después de la capacidad de interacción y prestigio de quien produce. Todos estos temas se encuentran desarrollados con lucidez en este ensayo. Y ya que todos los tiempos exigen un adaptarse a los cambios para proponer nuevas miradas sobre el mismo mundo, esta lectura puede que nos ayude a plantearnos un futuro esperanzador para las artes y la cultura.
La red y las mutaciones de la experiencia lectora
Vivimos en una época que ha puesto patas arribas todas las certezas que teníamos (o casi todas). En el ámbito de la literatura, el cuestionamiento de valores como la lectura solitaria ha derivado en una escasez de lectores aplicados; que repercute a su vez en la publicación de libros cada vez menos ambiciosos y reflexivos. Todo producto que no se vuelve masivo, muere lentamente. Y el mundo editorial, mermado por la crisis económica, se aferra a esa certeza capitalista para mantenerse de pie; aunque en esa decisión radique su propio hundimiento. Ciertamente no existe una solución ante este problema pero fomentar la especialización lectora podría ser el mejor modo de combatir esta realidad.
Que el mercado editorial apueste por lo que vende, sin embargo, no debería ser ninguna novedad. La pregunta es por qué esto es lo que vende, qué es lo que hemos hecho tan mal en el camino como para que la poesía se convierta en un fenómeno de plástico y sus lectores desconozcan la tradición poética que nos precede.
Llegamos aquí a uno de los puntos centrales del libro donde Rodríguez-Gaona expone las consecuencias que la falta de crítica especializada y de proyectos potentes de difusión lectora han provocado en el mundo del libro. Aquí quizás haya algo de luz. Tal vez en la apuesta por la formación lectora desde los círculos pequeños, los clubes de lectura y las instituciones podamos encontrar un hueco de esperanza para la poesía. Una esperanza que debiera aferrarse a la idea de que la adaptación puede (y debe) ser saludable si no implica dejarse en el camino la calidad literaria.
Poéticas en mutación
Escribir sobre el trabajo estético generacional siempre acarrea una cierta discriminación. Un estudio así exige generalizar, y esto, que a la poesía le ha jugado tantas pérdidas, no deja de ser un ejercicio necesario para entender el punto hacia el que estamos caminando. Dentro de los poetas nativos Rodríguez-Gaona no se olvida del trabajo de algunos creadores y creadoras que crean oponiéndose al sistema capitalista y que buscan una visión reflexiva y combativa sobre el mundo y la literatura. Que se haya acordado de Layla Martínez (editora de la maravillosa editorial Antipersona) y de Carmen de la Cueva (gestora de La Tribu) me entusiasma. Rescatar las voces y la labor de gente que construye desde los márgenes es la mejor forma de iluminar un poco un texto de este tipo.
Sin embargo, he echado en falta la presencia de un par de nombres nativos y migrantes que han conseguido cierta visibilidad gracias a las redes sin renunciar por ello a la calidad literaria. Poetas como María Alcantarilla o Ángelo Néstore, en cuyas obras se nota un trabajo reflexivo y una mirada elocuente sobre la vida. Tengo mis desavenencias también con la sobreestimación de algunos nombres que se pasean por el libro, así como también me ha sabido a poco en cuanto a revisión completa de la poesía joven de nuestro tiempo: creo que debería presentarse como una revisión de la poesía española y no hispanoamericana, puesto que se deja fuera tanto nombres imprescindibles de la actual poesía latinoamericana como a muchos poetas migrantes que viven en España, y que construyen desde esa doble migración.
Puedo entender, sin embargo, las razones de la criba, así que dejo esta opinión como un mínimo apunte, sobre un texto que me ha sorprendido positivamente y que creo absolutamente necesario y perspicaz.
La ira de las antes musas
La crisis de la ciudad letrada tuvo lugar por los cambios en los modos de producción y supuso una notable visibilidad de la poesía escrita por mujeres, sin embargo, el camino es más duro de lo que parece. Mientras la autogestión del propio trabajo permitió que la poesía de muchas mujeres alcanzase una gran visibilidad, las comunidades virtuales no tienen nada de democráticas y repiten los mecanismos del sistema al que intentan rebatir. Sobre esto cabe una larga reflexión a la que este libro sin duda puede ayudarnos mucho.
Esto nos lleva a una de las reflexiones que más me interesa e interpela: el feminismo y las nuevas herramientas de producción. Un tema sobre el que ha escrito tanto y tan bien Remedios Zafra y sobre el que nunca reflexionamos lo suficiente. En el presente ensayo, Martín analiza los nuevos feminismos en la poesía y en el mercado del arte, y lo hace de una forma absolutamente lúcida.
Seguimos sin tener un debate consistente en torno a lo que implica la gran revolución de los dos últimos siglos; seguimos sin ordenar las lecturas y los referentes de nuestro movimiento y eso podría provocar un debilitamiento en nuestra lucha a largo plazo. Es urgente construir una genealogía que nos contenga a todas y en la que todas podamos pensarnos con resolución y perspectiva. La poesía escrita por mujeres ha tenido una gran difusión en el último tiempo, porque parece que finalmente se han democratizado los espacios. Eso parece. Pero si miramos más en detalle, podemos darnos cuenta de que continúa imperando el patriarcado y que se han gestado y provocado mecanismos tan retorcidos de dominación, que nunca sabemos de qué forma se encarnará el nuevo control. Construir una perspectiva de género afincado en una mirada intelectual e histórica de la vida, y de la poesía, podría ser fundamental para encausar correctamente nuestra ira.
«La lira de las masas. Internet y la crisis de la ciudad letrada» nos ofrece en definitiva un elocuente estudio sobre la creación poética de nuestro tiempo, y es un ensayo muy recomendable para todos aquellos que deseen no sólo conocer el presente y el futuro de la poesía española, sino también ahondar en la relación estrecha que existe entre toda creación artística y cultural y el tiempo preciso en que se gesta.
LA LIRA DE LAS MASAS
Martín Rodríguez-Gaona
Premio Málaga de Ensayo
Páginas de Espuma
978-84-8393-256-8
Papel: 17,00 €
Digital: 5,99 €
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