Hace unas semanas salió a la venta la última novela de Mathias Énard, en la cual el autor francés intenta romper con ciertos estereotipos y postular los diversos matices que rodean la vida del pueblo islámico.
La nueva novela de Mathias Énard
«Calle de los ladrones» fue definida como una novela inicíaca en la que también pueden encontrarse rasgos de una historia de aventuras con tintes policiales.
Pero no puede leerse como una simple novela de aventuras, puesto que es mucho más que eso. Un delicado intento por plasmar una realidad social presente, a través de una interesante analogía entre los cambios que vive un individuo en su paso de la adolescencia a la vida adulta y los que vivió el pueblo árabe después del 2011 y de la llamada Primavera Árabe.
Según lo expresa Mathias, a través de esta historia intentó burlarse de ese deseo tan marcado en algunos islámicos de volver al siglo VI o VII pero con ordenadores y todas las herramientas tecnológicas de la actualidad; asegura que lo considera una contradicción absoluta.
Sin lugar a dudas esta obra intenta romper con ciertos arquetipos a los que estamos sumamente acostumbrados. Muestra que los jóvenes árabes que residen en Tánger viven de una forma similar a como lo hacen los jóvenes de otras grandes ciudades como Barcelona. Buscando las mismas cosas: un bienestar social, la posibilidad de un trabajo adecuado para ellos y de emplear su tiempo libre haciendo lo que les place… Tienen aspiraciones muy parecidas.
Pequeña sinópsis
En esta novela un joven magrebí, Lajdar, es expulsado de su casa por acostarse con su prima y debe afrontar una serie de situaciones límite para sobrevivir.
Así, con la ayuda de su amigo de la infancia, Basam, consigue un puesto como librero. Su jefe, un jeque árabe llamado Nuredine, lleva una vida religiosa y política sumamente estricta e introduce a Lajdar en ese intenso mundo, intentando convencerlo de que es necesario convertir la religión en el centro de la doctrina política.
El suyo es un islamismo que intenta volver a las raíces de la religión, a la pureza, buscando entender y regir la vida civil a partir de la religión. Y basándose para ello en una interpretación del Islam que proviene del siglo VII; en la cual debe controlarse todo, lo público y lo privado: desde los cargos gubernamentales hasta las relaciones humanas más sencillas. Énard dice:
La primavera árabe y la ficción
Se trata de una novela absolutamente literaria, en todo sentido. A lo largo de la misma hay constantes referencias a la cultura árabe en general y a la literatura en particular. Al Corán, a la literatura policíaca (el protagonista es fanático de este género), a la poesía árabe y también a la literatura religiosa.
Pero, más allá de ser una historia de ficción se encuentra enmarcada en una realidad particular, donde la ficción se ve modificada y guiada por esta realidad.
Fue escrita mientras el mundo era testigo de las numerosas transformaciones que tenían lugar en el mundo árabe y se nutre de la labor periodística, mostrando los hechos desde un punto de vista real y citando las fuentes de las que han sido extraídos.
Es interesante el análisis comparativo que ofrece la obra acerca de por qué los turistas viajan a Marruecos y por qué los magrebíes buscan marcharse hacia Europa.
Según lo expresa Énard las razones por las que la gente del sur decide irse al norte son muy diferentes de las que llevan a los del norte a moverse hacia el sur. Y esto es así desde hace siglos. En la novela puede verse claramente la inmensa diferencia que hay entre los turistas que viajan a Tánger en busca del paraíso y los inmigrantes que buscan en Europa su paraíso. Para los primeros, es una forma de encontrar una forma disfrutar mejor de su tiempo; mientras que los segundos, en muchos casos, no tienen la opción de quedarse en su tierra debido a la situación crítica que deben atravesar allí. En el caso del protagonista, una situación familiar delicada y el deseo de una libertad que en su tierra no es posible.
Pero no podemos negar la forma en la que Énard encara la realidad islámica. Dejando en evidencia las múltiples caras del Islam, la gran diversidad de personas que comparten esta religión.
Existen múltiples formas de ser musulmán. Algunos rezan un poco y ya por eso forman parte de esta religión; otros tienen altos conocimientos religiosos y viven de una forma estricta… y otros, como el protagonista, pese a haber recibido una rígida educación religiosa, solo quieren ser felices, disfrutar de la bebida y salir de vez en cuando. En los últimos años los severos problemas y las tensas relaciones que existen entre estos países y el resto del mundo han impedido apreciar esta cultura llena de riqueza y de matices.
Uno de los grandes problemas para ellos ha sido el islamismo político. Es decir ese intento de llevar la religión a la vida civil y de plagar la vida de principios y formas que nada tienen que ver con ella.
Detrás de la palabra Islam existe una variedad importante de personas, con maneras de sentir y pensar diferentes; algunas llevan vidas extremistas y otras solamente desean vivir libremente. De hecho, a menudo quienes votan a los partidos de este islamismo extremos, son menos musulmanes de lo que pueda parecer.
Todo esto podremos encontrarnos en esta novela, de fluida lectura; que nos permitirá comprender más a fondo ciertos aspectos del mundo en el que vivimos que no pueden dejarnos indiferentes.
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