Tras el éxito mundial de El Código Da Vinci en 2003, parece que la novela histórica adquirió un importante peso dentro del campo de la literatura. Y es que el público comenzó a reclamar más relatos similares y, por tanto, muchos fueron los autores que decidieron dedicar parte de su bibliografía a este género.
Sin embargo, la novela histórica no era algo nuevo. Así, antes de que el mencionado libro de Dan Brown causara dicha revolución, existían algunos escritores ya especializados en aquella que sacaban al mercado unas obras magistrales. Este es el caso concreto de Almudena de Arteaga.
En Madrid fue donde nació esta pluma que desde pequeña sintió la curiosidad porla Historia, los linajes, la heráldica,…quizás debido a que ella misma tiene el título de Marquesa de Cea. Sea como sea, decidió que su camino profesional estaba en la literatura y, en concreto, en aquella que versaba sobre acontecimientos o personajes de nuestro pasado.
Así fue como en 1997 publica su primer trabajo titulado La princesa de Éboli. Un interesante relato que tiene como eje central a esta citada figura femenina, también conocida como Ana de Mendoza, de la que curiosamente es descendiente la propia Almudena de Arteaga.
En esta narración se da cuenta de cómo fue el mundo de intrigas, luchas y tramas políticas que rodeó a dicha aristócrata que siempre permaneció junto al rey Felipe II aunque fue este quien, en 1579, ordenó el encierro de aquella. Cuestiones sentimentales e intrigas palaciegas parece ser que fueron las culpables de que La princesa de Éboli acabara así sus días.
Figuras españolas con presencia en el extranjero
Si con este trabajo, la autora consiguió ser alabada por la crítica y el público no fue menos lo que logró con su segunda novela de este mismo género: La vida privada del emperador, que publicó en 1999.
En ella ejerce como narradora Leonor, quien fuera Reina de Francia, y es la encargada, por tanto, de acercar al lector la vida de su hermano: Carlos V. Desde su infancia hasta su etapa como Rey vamos conociendo todo cuanto acontece a este monarca que se ve rodeado de un sinfín de situaciones que nada le agradan: la locura de su madre, el carácter frívolo de su padre o la actitud reacia de los españoles ante su figura.
Gracias a la citada Leonor, se muestra a un Carlos V muy humano y cercano, en continuo análisis personal y social, que se debate, en ocasiones, entre lo que debe y lo que desea hacer en realidad.
Pero la bibliografía de Almudena de Arteaga siempre ha tenido cierta predilección por las figuras femeninas de la historia. Así lo demuestra la obra que publicó en 2002: Catalina de Aragón. Reina de Inglaterra.
En esta ocasión, las páginas escritas por la pluma de esta escritora madrileña nos acercan a la vida de la hija pequeña de los Reyes Católicos. Una fémina que siendo una adolescente sufre por tener que abandonar su Granada natal para marcharse a Inglaterra donde deberá casarse con Arturo Tudor, Príncipe de Gales. Lo que ella no sabía es que ese matrimonio iba a durar muy poco pues enviudaría. Así, de esta manera, y tras su matrimonio con Enrique VIII se situó al frente de la Corona de Inglaterra.
María de Molina (Reina Consorte de Castilla a finales del siglo XIII), el Marqués de Santillana o Eugenia de Montijo son otras de las figuras históricas del pasado de nuestro país que también han sido convertidas en protagonistas de los relatos de Almudena de Arteaga. Una escritora esta que, a día de hoy, es una de las que mejor domina la novela histórica.
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