Dentro de la literatura francesa de finales del siglo XIX y principios del XX, hay una gran cantidad de escritores que merece la pena resaltar por la aportación que realizaron a aquella con obras que consiguieron encandilar a medio mundo. Este sería el caso de Gastón Leroux, que logró enamorar a los lectores de su país y de fuera de él con unos libros que conjugaban a la perfección el terror y el misterio.
Él se convirtió en un maestro de ese tipo de relatos. Y buena muestra de ello son estas dos grandes obras que legó a las generaciones posteriores:
El fantasma de la Ópera. Sin lugar a dudas, la novela más famosa de cuantas escribió este autor fue la que ahora nos ocupa, publicada en el año 1910 y que aún hoy sigue contando con adaptaciones tanto en el mundo del teatro como del cine.
En la famosa Ópera Garnier de París es donde se encuentra el escenario de la historia que se nos narra, la de una serie de extraños sucesos que tienen lugar en aquel edificio y que empiezan a hacer correr rumores de que alguien vive en ella. En concreto, los trabajadores del lugar coinciden en subrayar que existe un fantasma que es el culpable de todos los trágicos hechos que suceden.
Pero no es un fantasma, se trata de un hombre con el rostro desfigurado que se enamora perdidamente de una joven llamada Christine, a la que ayuda a convertirse en la actriz principal de la obra que se está representando en la ópera.
El éxito que logre con su trabajo permitirá que la muchacha empiece a entablar una relación con un vizconde. Y esto hará que el protagonista se sienta celoso e invita a aquella a su hogar bajo el edificio, donde le mostrará sus composiciones musicales y su verdadero rostro. Ella siente pavor al verlo y ese será el punto de inicio de la complicación de la trama, donde tendrán cabida desde el amor hasta la muerte pasando por la desesperación.
El misterio del cuarto amarillo. Dentro de la bibliografía de Gastón Leroux también sobresale este libro de intriga, que vio la luz en el año 1907.
En aquel el protagonista no es otro que Joseph Rouletabille, un reportero metido a investigador que será el personaje central de otros trabajos del mismo autor. En este caso, deberá llevar a cabo el esclarecimiento de un extraño intento de asesinato.
La víctima de aquel ha sido Mathilde, la hija del científico Stangerson. Lo singular es la forma en la que ha tenido lugar el hecho trágico: la muchacha entró a dormir en su cuarto, donde no sólo existe nada más que una puerta de entrada y una ventana enrejada. Y cuando se encontraba en él, cerrada con llave, su padre y un criado oyeron sus gritos y unos disparos.
Cuando finalmente pudieron entrar, comprobaron que la habitación parecía un campo de batalla con rastros de sangre y objetos revueltos. Por eso, no logran entender qué ha pasado, porque nadie ha podido entrar o salir de la estancia estando ellos en la puerta.
Lo que sí está claro es que Mathilde está agonizando en el suelo y que alguien ha tenido que hacerlo.
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