Recordamos a Michel Montaigne y su asombrosa revolución en el ensayo
Uno de los intelectuales más asombrosos del siglo XVI fue Michel Montaigne, a quien se considera el padre del ensayo moderno. Sus aportes al pensamiento fueron verdaderamente indispensables para el desarrollo que tendría lugar más adelante. Su vida estuvo marcada por el dolor, que supo afrontar con preguntas y desarrollando un pensamiento propio sin comparación. Hoy, en el aniversario de su nacimiento, vamos a recordar sus grandes aciertos y las razones que lo han convertido en uno de los grandes referentes de su siglo.
Breve semblanza de Michel Montaigne
Michel de Montaigne fue un filósofo, ensayista y político francés, considerado el padre del ensayo moderno. Nació en el castillo familiar de Montaigne, en la región de Périgord, en el suroeste de Francia, el 28 de febrero de 1533. Su familia era de origen noble, y él recibió una educación humanista basada en los principios del Renacimiento, lo que marcó profundamente su pensamiento y obra. No obstante, el ambiente de aprendizaje era sumamente riguroso, puesto que su padre, Pierre Eyquem, era un veterano de guerra, y profesaba la defensa de los métodos militares.
El pequeño Michel tuvo acceso, sin embargo, a una educación peculiar, donde el latín era el idioma principal desde la infancia. Esta formación lo hizo leer a los clásicos latinos y griegos desde temprana edad. Algo que sería fundamental más adelante, en el desarrollo de su propio pensamiento y su obra literaria.
En 1565, se casó con Françoise de La Chassaigne, con quien tuvo seis hijas, aunque solo una de ellas sobrevivió. Su vida personal fue en gran medida convencional para alguien de su estatus, había estudiado derecho en Toulouse y trabajó como consejero en el Parlamento de Burdeos, pero fue su vida intelectual la que lo destacó. Su carrera política fue también notable: fue alcalde de Burdeos en dos mandatos consecutivos (1581-1585). Pero una década más tarde su vida sería sacudida por dos pérdidas que lo dejarían destruido: primero, falleció su padre, y poco después su mejor amigo, Étienne de La Boétie; lo afectaron tan profundamente ambos fallecimientos que lo llevaron a tomar una decisión contundente: abandonó la carrera política y se decidió a entregarse al oficio de la escritura y a la reflexión filosófica en su castillo. A partir de ese momento comenzaría su vida literaria.
En 1580 Montaigne publicó su primera obra, que fue tremendamente influyente en la historia de la literatura: una colección de ensayos. Essais, que revisaría y ampliaría durante muchos años. Suponía un conjunto de reflexiones en torno a temas filosóficos como la muerte, la amistad, la moral, el escepticismo, la educación y la condición humana. Pero lo más sorprendente fue la elección de un estilo informal, didáctico y abierto. Montaigne abordaba cada tema desde una perspectiva personal, introduciendo una mezcla de autobiografía, filosofía y observaciones sobre la naturaleza humana, algo que cambiaría para siempre el género ensayístico.
Montaigne falleció en su castillo el 23 de septiembre de 1592, habiéndose convertido en el primer ensayista de la Era Moderna.
Principales aportes de Montaigne a la literatura
La vida de Michel de Montaigne despierta interés debido a sus grandes aciertos en materia de pensamiento y su legado, que continúa siendo uno de los más relevantes de la historia, en lo que se refiere al género ensayístico.
- Montaigne es el inventor del ensayo moderno: encontró una nueva manera de pensar el género; cambiando notablemente la perspectiva y convirtiéndolo más en un espacio de preguntas y exploración que la disertación de una verdad desde un púlpito, que era lo que simbolizaba hasta ese momento. Su obra Essais, publicada en 1580, se convirtió en el punto de partida de este formato, donde reflexionaba de manera personal y libre sobre temas muy diversos, desde la amistad hasta la muerte o la educación.
- Montaigne volvió a los clásicos y renovó el interés en ellos: a través de su obra y su pensamiento, Montaigne exploró territorios desconocidos para los contemporáneos pero ya avistados por clásicos como Plutarco, Cicerón o Séneca. Su pensamiento estaba tremendamente influenciado por los grandes filósofos clásicos de la Antigua Grecia y la Antigua Roma y al leerlo inspira a los lectores a que retomen las preguntas que estos filósofos se hicieron y los lean desde un lugar nuevo.
- Montaigne defendió el escepticismo como herramienta filosófica: a lo largo de sus ensayos podemos descubrir a un pensador obsesionado con el escepticismo. Creía que el conocimiento humano es limitado y que las verdades absolutas son difíciles de alcanzar. Su famoso lema «¿Qué sé yo?» reflejaba su constante duda sobre las certezas; encontraba, asimismo, un valor doble en esa perspectiva porque, si bien no podemos descubrir la verdad intentar llegar a ella es siempre gozoso y valioso.
- Montaigne fue el primero en articular el concepto de relativismo cultural: es evidente que no lo hizo con los términos actuales, porque faltaba desandar muchísimo camino todavía; sin embargo, se lo puede considerar un precursor del relativismo cultural al sugerir que ninguna cultura es superior a otra, argumentando que las normas y costumbres dependen del contexto, es decir de las peculiaridades de cada sociedad.
Sin lugar a dudas, Montaigne fue un adelantado a su tiempo y escribió algunos de los ensayos más celebrados y releídos de la historia de la literatura. El día de su aniversario se nos ocurre que puede ser una excelente ocasión para que te animes a leerlo.
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