Algunas novelas marcaron un antes y un después en la historia de la literatura, de ahí que sean tan importantes. Me gusta pensar que dichas obras funcionan como hitos que van abriendo nuevos caminos a la narrativa y nos permiten entender la gran diversidad que permiten las letras. «Middlemarch: Un estudio de la vida en provincias» de George Eliot es una de ellas, y hoy será la protagonista de esta nueva entrega del desván de los libros perdidos.
El ambiente de la campiña inglesa
Middlemarch es el nombre de una región ficticia ubicada en Midlands (Inglaterra) . En ella cohabitan una serie de personajes disparejos que cobran vida en esta novela. Una de las características fundamentales de la narración es la manera en la que Eliot describe la vida en ese ambiente rural, las diferencias de clase y la forma en la que el entorno natural afecta el comportamiento de los personajes.
Este libro se publicó por primera vez en 1871 bajo el seudónimo de Mary Anne Evans. Fue esta la séptima novela de Eliot y alcanzó una popularidad indiscutible, que contrarrestó el fracaso que la autora percibiera con su novela anterior. Posiblemente, debido a esa experiencia, Eliot decidió publicar «Middlemarch» en capítulos separados, como pequeños folletitos. Sin embargo, su éxito fue tal que no tardó en publicarse de forma compacta. Al día de hoy continúa siendo una de esas obras respetadas y alabadas por la gran mayoría de los que se acercan a ella.
Los temas que Eliot encara en esta novela, algunos de los cuales ya se habían hecho presentes en libros anteriores, son la situación de la mujer en la sociedad, la influencia de la religión y la moral sobre la identidad matrimonial (que se permite cuestionar con mucha valentía), y ciertos aspectos vinculados a la política y la educación de aquella época. Podemos vislumbrar la inestabilidad que vivía Inglaterra en aquel momento: acababa de perder a su Rey Jorge IV y se encontraba decidiendo la sucesión del reinado. El Duque de Clarence y Guillermo IV, son dos personajes fundamentales en el trasfondo político del momento y también de la obra.
Entre los rasgos narrativos más representativos cabe señalar que la autora se apoya en los comentarios y reacciones de los personajes para poner en tela de juicio ciertas cuestiones vinculadas a las barreras e imposiciones sociales. Utiliza un ritmo tranquilo que nos va llevando de una situación a otra, de un personaje a otro, de una casa a la de al lado, y nos sumerge así en ese ambiente natural que funciona como una especie de poción mágica que nos absorbe insistentemente. Cabe señalar que, en determinados momentos, también aparece su voz clara y firme, para puntualizar en torno a ciertos detalles que son fundamentales para la comprensión de la intencionalidad del texto.
La interesante vida de Dorothea Brooke
Dorothea Brooke es una joven de un buen pasar económico que ha decidido dedicar su vida a ayudar a los más necesitados. Casada con el señor James Chettam, un importante terrateniente del centro de Inglaterra, podría tener una vida lujosa y llena de disfrute; sin embargo, sus intereses se alejan de los bienes terrenales.
A Dorothea le interesa llevar una vida intelectual y procura rodearse de personas que la alimenten en ese estricto sentido. Además, su agudo idealismo la convence de que otro mundo es posible y de que ella puede trabajar por conseguirlo. Así, esta mujer que se destaca por su generosidad y su capacidad reflexiva, comienza a chocarse con la realidad, que la estruja a más no poder hasta obligarla a replantearse todas sus principios morales y los de su entorno social.
Hay que señalar que como novela presenta una estructura extraña, como si estuviésemos frente a una serie de relatos combinados. Esto se debe a que como originalmente fueron textos escritos para ser publicados en fascículos, cada una de las historia presenta una cierta uniformidad que rompe con la estructura propia de la novela clásica. No obstante, hay que señalar que las historias no se encuentran absolutamente desvinculadas unas de otras y que para conocer el desenlace de la historia principal y de algunas de las que atraviesan la novela, es necesario leerla de principio a fin; esto la aleja totalmente de lo que sería un libro de relatos.
Aportes de Eliot a la narrativa universal
Este libro ha dado mucho de que hablar para los especialistas de la narrativa inglesa; la propia Virginia Woolf dijo de ella que era una de las pocas novelas inglesas escritas para un público adulto. Por su parte, Julian Barnes y Martin Amis la han presentado como la mejor novela de habla inglesa de todos los tiempos.
Eliot confesó que «Middlemarch» comenzó siendo la historia de unos pocos personajes: el Doctor Lydgate, el tal Featherstone y la familia Vinci. Sin embargo, más adelante apareció Dorothea, ese personaje ineludible y fascinante, y entonces todas las piezas parecieron encajar. Dorothea vino para convertirse en el eje central de la novela que permitiría la convivencia del resto de los habitantes en este universo extraño y a la vez realista que ideó con tanto esmero Eliot.
Sin lugar a dudas, es ésta una historia que no podía faltar en nuestro desván de los libros perdidos, dada su importancia en la narrativa anglosajona: una novela que, a modo de hito, cambió la forma de entender la escritura a finales del Siglo XIX.
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