«Miedo y asco en Las Vegas» de Hunter S. Thompson

Hoy vuelvo con una lectura para nuestro desván de los libros perdidos que seguramente la mayoría de ustedes habrán leído y disfrutado en más de una ocasión. Se trata de «Miedo y asco en Las Vegas» de Hunter S. Thompson, un texto no sólo entretenido sino que ha permitido también visualizar cómo vivía y sentía una de las generaciones literarias más fascinantes de Estados Unidos. Si no lo han leído se los recomiendo muchísimo.

Thompson, uno de los autores más leídos de su generación

Al igual que ocurre con la mayoría de las obras de Thompson, este libro se lee con facilidad, casi de forma compulsiva (probablemente como también fue escrito). El creador del Periodismo Gonzo se caracterizó por poner todo su empeño en dejarnos una obra sucia e imperfecta que provoca una división clara entre los lectores. De este modo conquistó buenos lectores y aguerridos detractores. Por un lado están los que lo adoran y admiran por esa vitalidad y esa sinceridad; por el otro, hay lectores más ortodoxos que lo rechazan por la falta de pulimento que presentan sus criaturas. Lo que queda claro es que en ambos casos, se lo lee; porque Thompson es sugerente y poderosamente atractivo.

Thompson fue un escritor que se dejó enamorar de todos los excesos: el alcohol, ciertas drogas y la literatura le atrajeron de una forma inaudita y supo combinarlas de formas creativas para empapar con ellas su escritura. Descubrimos esto en cuanto nos acercamos a él. Leerlo es zambullirse en una lectura intensa, frenética donde el descontrol y la ausencia de estructuras parecen los fundamentos principales. Esto provoca en nosotros la constante sorpresa, cosa sumamente interesante cuando quieres volar con la lectura, pero algo desgastante si no estás en uno de tus buenos días, porque seguirle el hilo a este autor exige una actitud despierta y siempre mirando hacia delante.

Una obra descabellada

«Miedo y asco en Las Vegas» surgió, al igual que el resto de las obras de Thompson, de forma totalmente natural, casi impulsivamente. Podría leerse como la crónica de un viaje que realizó el autor junto a un amigo suyo, abogado, a través de una extraña Las Vegas, a la que han llegado con el objetivo de realizar diversos reportajes. Sin embargo, este viaje lo lleva a convertirse en Raoul Duke para mostrar una realidad que esconde el sueño americano de progreso.

Lo que Thompson consigue con esta obra es una historia donde realidad y ficción se funden; se vuelve sumamente complicado entender cuáles de las cosas que narra pertenecen al plano de lo real y cuáles han sido producto de su creativa imaginación. No obstante, lo esencial al acercarse a Thompson es encontrarse con la reflexión que se desprende de sus estrafalarias ideas. Porque en él lo más importante parece ser poner en palabras el mundo, valiéndonos de aquello que tenemos a mano e involucrándonos en la realidad como protagonistas y no como meros observadores. Sin duda, lo que Thompson nos regala con esta obra es una maravilla única en la historia de la literatura, por eso quise traerlo a nuestro desván de los libros perdidos.

La obra en la literatura americana

«Miedo y asco en Las Vegas» es un libro raro pero absolutamente admirado en nuestra época. Tal es así que suele tomarse como referente a la hora de insertarse en la narrativa del siglo XX americana. No sólo porque narra de forma sincera y directa la forma en la que vivían y se desenvolvían los escritores de su época sino porque además consigue desarrollar un texto descontracturado, divertido y satírico.

Entre las características fundamentales de este libro cabe mencionar la forma en la que voz narradora y protagonista se fusionan. Lo que a simple vista se presenta como un texto de carácter periodístico adquiere a medida que avance tintes de ficción cuando el narrador comienza a experimentar la acción y se convierte en uno de los personajes principales de la historia.

Como era de esperarse, las cosas para Thompson no resultaron sencillas. Después de haber escrito un libro que se aderezaba con cócteles de drogas y alcohol, la crítica la sepultó y su nombre pasó de cabeza a la lista de los autores malditos-olvidados. No obstante, Thompson tenía estilo y una fuerte pasión literaria, lo que le permitió insertarse en el mundo del periodismo de forma certera y ganarse su ficción (que le costó bastante publicar) a través del trabajo periodístico.

Sin duda se trata de la obra más atrevida y divergente de Hunter S. Thompson y que permite empaparse del Periodismo Gonzo, que vio la luz a mediados de los ’70 en Estados Unidos y cuyo estilo fue acuñado por él mismo. No dejen de leerlo porque estoy segura de que descubrirán un libro que les dejará fascinados.

Los invito también a dejarse cautivar por otros títulos publicados en este ciclo, como «La noche» de Francisco Tario, «Diloy el vagabundo» de la condesa de Ségur y «El arcoíris de gravedad» de Thomas Pynchon.