Esta semana llega a las librerías «Mientras estamos muertos» de José Ovejero (Páginas de Espuma). Te contamos por qué debes leerlo.
Algunos escritores tienen la capacidad de ofrecernos buenas narraciones con un espejo que nos sirve para pensarnos y, al mismo tiempo, dejar pistas o pautas para mejorar nuestra escritura. Y esto es lo primero que nos sacude cuando leemos Mientras estamos muertos de José Ovejero (Páginas de Espuma), un cuentario sobre el dolor y la furia heredados y la búsqueda de una recomposición del yo, donde el amor y los lazos pueden ser de vital importancia.
La tragedia de la infancia
«Escribir es rememorar justo aquello que desearíamos olvidar a toda costa»
Olvidamos que en la infancia está todo, aunque la inmensa Ana María Matute nos lo dijo repetidas veces. En la infancia, el dolor. En la infancia, todo lo que sabremos del amor. En la infancia, la soledad. En la infancia, la cobardía. En la infancia. Olvidamos que todo lo que nos importa empezó ahí: en esa ciudad, en ese campo, en ese baldío, en esa aula. Recuperar esos días debería ser el empeño de toda escritura. Y es precisamente lo que hace José Ovejero en este magnífico libro de cuentos.
Un hombre que recorre la tragedia de la infancia. Y todas las infancias tienen su lado trágico, así como su esperanza. Cuando todo está por hacerse, hay tantas posibilidades para el derrumbe como para la felicidad. Y por eso en la infancia está todo. A través de una honda indagación en el pasado, Ovejero construye una serie de cuentos que ahondan en las consecuencias de esa primera violencia, de ese primer encuentro con la vida en la perspectiva y los caminos que vamos tomando con los años. Ahí podemos pensarnos.
Pero Mientras estamos muertos también es un libro de luz y esperanza. Así, la amistad, el amor, y otros lazos se presentan como espacios de sosiego y apoyo para el dolido. Porque siempre existe una posibilidad de reconstrucción, incluso ante las grandes tragedias. O eso nos gusta creer. El protagonista de estos relatos se pregunta por sus desvíos para amar, su necesidad de huir siempre hacia otra parte donde también reside su obsesión por la escritura, y trata de hilar un discurso que le sirva como cuento de vida. Al hacerlo, Ovejero, construye en realidad un relato que podría ser también colectivo. Y ahí está la gran magia de este libro, lo que lo vuelve necesario, y cierto.
La literatura no nos pertenece
Es un libro que propone la escritura como compromiso, como una forma de mirar y empatizar con otras realidades. La literatura no como un bien narcisista sino como un espacio en el que componer realidades colectivas que sirvan para mejorar el mundo. Quizá suena demasiado pretencioso pero al terminar estos cuentos entendemos que esa posibilidad siempre está, a pesar de lo podredumbre que nos rodea.
Entre forma y fondo hay un equilibrio fantástico. Algo que se agradece mucho (y sobre todo) en el cuento. El disfrute de la lectura no sólo es por todo lo que nos llevamos, lo que podemos intuir y lo que vendrá después, sino también por descubrir que todavía hay escritores que apuestan por la estructura y por sujetar lo dicho al modo. En el terreno del cuento tenemos, de hecho, muchos más ejemplos que en la novela, y muchos de ellos en el cuidado catálogo de Páginas de Espuma.
La escritura de Ovejero es seca pero luminosa. El lenguaje directo, las escenas cinematográficas y la búsqueda de una cercanía con el lector hacen de este libro una bellísima obra. Articula unos relatos extraños con otros más serenos y realistas, y propone una visión del daño desde la luminosidad del encuentro con uno mismo, la resistencia frente a la violencia del mundo. Y no se me ocurre que exista nada más verdadero ni necesario que esto. Que nadie se pierda estos maravillosos cuentos.
MIENTRAS ESTAMOS MUERTOS
José Ovejero
Editorial Páginas de Espuma
978-84-8393-317-6
160 páginas
Papel: 17,00 €
Digital: 5,99 €
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