Lara Moratón: escribir bien para leer mejor (#CICLIP)

La comprensión lectora es uno de los procesos fundamentales para entender el mundo e incorporar conocimientos. Un mecanismo que se pone en marcha tanto cuando leemos como cuando interpretamos signos, gestos e incluso enunciados matemáticos.

Sobre la importancia de la escritura para aprender a leer mejor habló Lara Moratón en una de las ponencias del II CICLIP. Hoy escribo sobre algunos de los aspectos de la charla que me han parecido más relevantes.

¿Qué mecanismos se ponen en marcha cuando escribimos?

Cuando leemos y escribimos se ponen en marcha una serie de procesos cognitivos que nos sirven para interpretar, abstraer y asimilar los signos, y para poder representarlos de forma voluntaria para expresar una idea. Pero esos mecanismos no son innatos sino que tenemos que aprenderlos; para ello es fundamental recibir en los primeros años una educación enfocada en trabajar a fondo la importancia de la lectoescritura.

Hasta ahora, una de las herramientas más útiles para encausar el lenguaje era la caligrafía, sin embargo, con la llegada de las nuevas herramientas de comunicación, se ha abierto un debate que posiciona a los especialistas en dos espacios enfrentados: los que apuestan por la supresión de las técnicas tradicionales de aprendizaje y los que consideran que las nuevas herramientas impiden que los niños desarrollen una alta capacidad lectora. Sin embargo, existen otras alternativas, asegura Moratón, podríamos apostar por herramientas que estén a mitad de camino entre ambos espacios, que aprovechen las ventajas de una sin privar a los niños de los beneficios de la caligrafía.

La escritura, expresa Moratón, es fundamental para la consolidación del proceso lector. De hecho, la lectura y la escritura son dos procesos creativos que se activan simultáneamente, es decir que están estrictamente relacionados. Sin ir más lejos, numerosos estudios demuestran que ambos procesos son exactamente paralelos y uno refuerza al otro.

El tercer ingrediente en el aprendizaje de lectoescritura es el lenguaje. Si bien es totalmente diferente a la lectura y la escritura que son creativos y que deben aprenderse, ya que es algo con lo que nacemos, es fundamental el contacto con otros individuos para desarrollarlo adecuadamente. Podríamos decir que el lenguaje es innato pero se perfecciona en comunidad. Por eso es tan importante el contacto con la sociedad.

El lenguaje es una herramienta que nos permite expresar nuestras ideas y sentimientos para compartirlos con otras personas. A su vez cumple una función a futuro; satisfacer la necesidad de transferir lo aprendido y lo vivido para que las futuras generaciones puedan aprovecharlo. Al principio, el lenguaje era pictórico, tal como podemos verlo en las escrituras de civilizaciones antiguas. Su constante evolución tuvo un hito fundamental que consistió en la creación del alfabeto que consiguió aportar lo necesario para satisfacer esa necesidad de compartir las experiencias: a través de él fue posible dejar todas las ideas estructuradas y plasmadas de forma legible.

El proceso de lectura y escritura se pone en marcha cuando cogemos un lápiz por primera vez. A partir de ese momento comienza a desarrollarse en nosotros un aprendizaje que no cesará nunca. La caligrafía nos permite comenzar a percibir formas y trazos e ir construyendo una estructura ortográfica que será fundamental para poder repetir los trazos primero y luego para saber escoger las palabras. En este punto se pone en funcionamiento un proceso neuromotor que nos sirve para interpretar lo que vemos y relacionarlo con lo que sabemos. Al principio, este mecanismo se realiza de forma voluntaria, pero a medida que pasa el tiempo se desarrolla automáticamente.

Escritura y nuevas tecnologías

Para terminar, Moratón reflexiona en torno a la escritura y su relación con las nuevas tecnologías. En algunos países como Finlandia han abandonado la enseñanza de la escritura mediante trazos centrándose en los métodos de imprenta, es decir, incorporando nuevas tecnologías en la enseñanza escolar. ¿Es esto lo que tenemos que hacer; olvidar por completo la caligrafía? se pregunta la lingüista.

Es cierto que por un lado la exposición a las nuevas herramientas de comunicación simplifica el aprendizaje ya que la adaptación a este tipo de escritura es más sencillo porque el niño no tiene que recordar todos los detalles de la letra sino simplemente presionar un botón al reconocerla en el alfabeto; por tanto, la curva de aprendizaje es mucho mayor. No obstante, según lo han revelado muchos estudios, el desarrollo de una buena caligrafía está estrechamente vinculado con una mayor comprensión lectora. Además, la caligrafía es fundamental para poder distinguir con claridad aquellas letras espejos: como la d y b, e interiorizarlas con mayor eficiencia.

Por otro lado, la caligrafía aporta otro beneficio fundamental en el aprendizaje de comprensión: cada vez que el niño escribe debe reproducir todo el proceso de segmentación de cada una de las partes de la letra para poder reproducirla; esto no sólo hace que se refuercen todas esas habilidades motoras que acabamos de mencionar, sino también su capacidad lectora. Sin duda, aspectos que desaparecen cuando el aprendizaje se da frente a un teclado exclusivamente.

El final de esta ponencia me ha parecido muy luminoso. Dice Moratón que la pregunta no es «tecnología sí o no» sino de qué forma se puede fusionar el aprendizaje de lectoescritura y caligrafía con las nuevas tecnologías. El desarrollo de soportes que permitan combinar los beneficios de ambas herramientas para unir la rapidez de procesar las letras que aparecen en el teclado con todos los beneficios motores que implica la caligrafía.