Hace poco, a raíz de las tristes afirmaciones de uno de Chus Visor, uno de los referentes editoriales de la poesía española, se abrió el debate en torno al espacio que la mujer ocupa en el mundo de las letras. Las críticas no se hicieron esperar; diversos intelectuales se lanzaron contra el que lleva los hilos de la Editorial Visor exigiendo incluso que fuera retirado de los jurados debido a su peyorativa forma de entender la poesía de esta época.
Criticar a Visor resulta sencillo, ha puesto en palabras aseveraciones fuertes, ha criticado a importantes autores y ha descalificado la poesía femenina actual; no obstante, no ha dicho nada que no sepamos: todavía existe una resistencia hacia la valoración del arte producido por mujeres. Porque hombres y mujeres continúan creyendo en esa teórica superioridad biológica, continúan convencidos de que las mujeres pertenecemos al sexo débil. La divulgación de la etiqueta «violencia de género» es una clara muestra de ello y es abrazada incluso por aquellos que aseguran que estamos en igualdad de condiciones.
Pese a todo, nacen-surgen proyectos cada día que intentan reivindicar el papel de la mujer en la historia. Uno de ellos es el que hoy les traigo: un emprendimiento transmedia conjunto entre la Generación del 27 y Televisión Española que se titula «Las sin sombrero«
Un proyecto para corregir la memoria colectiva
«Las sin sombrero» es un proyecto cooperativo que busca recuperar la importancia de ciertas mujeres en la historia de la literatura. Se trata de un proyecto transmedia que intenta rescatar la labor de las mujeres que formaron parte de la Generación del 27. Mujeres comprometidas con el arte que la historia ha olvidado por razones más o menos políticas y que se merecen un espacio en la memoria colectiva.
En los libros de textos de mi infancia la generación del 27 tenía una gran presencia; de hecho, fue gracias a esa notable generación que yo me enamoré de la poesía, casi. No obstante, no había mujeres, o al menos no lo recuerdo: supongo que debido a que me crié en un entorno machista no esperaba que hubiera mujeres y no me importaba demasiado que así fuera. Durante años, estas mujeres fueron silenciadas; no por haber escrito-pintado-dejado obras de poca calidad sino por el hecho de haber nacido sin pene.
En un intento de subsanar este hueco en la memoria de la poesía española, nació este bello proyecto como un espacio en el que se pone cara y voz a estas mujeres olvidadas o que no tuvieron la visibilidad que se merecía. Este proyecto aspira a ser una guía no sólo para aquellas personas apasionadas de la poesía, sino también para los educadores, para que, puedan ampliar sus conocimientos y, al margen de lo planteado en los libros de textos, sean capaces de mostrar a sus alumnos estas voces femenina de importancia incuestionable en la literatura española.
Mujeres apasionadas y valientes
Las Sin Sombrero fueron una decena-veintena de mujeres que buscaron romper con la censura de la época e intentaron dar un paso hacia delante; hacia el horizonte donde se encontraba su emancipación. Algunos de los nombres rescatados en este bellísimo proyecto son Margarita Manso, Maruja Mallo, Concha Méndez, Victoria Kent, Zenobia Campubrí, Ernestina de Champourcín, María Teresa León y Rosa Chacel, entre muchas otras.
La mayoría de estas mujeres cultivaron su pasión por la escritura, otras se centraron en la pintura o alguna otra disciplina artística. pero no sólo eso hicieron. Contra lo que se cree fueron mujeres que se ocuparon de cambiar la mentalidad de su tiempo, que organizaban y asistían a conferencias literarias junto a aquellos hombres grandes de la literatura que aparecen en los libros; esos mismos libros que a ellas les han dado la espalda.
Sin duda queda mucho trabajo que hacer. Sobre todo sería de especial relevancia para la historia que las mujeres nos animásemos más a plantarnos en ese mundo que tachamos de machista; que mostremos nuestras capacidades sin poner por delante esa tibieza y dulzura que siempre se nos ha adjudicado.
De nosotras principalmente depende; porque mientras continuemos evitando los círculos literarios por ser muy masculinos o rechacemos nuestra posibilidad de participar en concursos con la convicción de que «siempre son hombres los escogidos», habrá muchas más generaciones de mujeres olvidadas. Mal no nos vendría tomar el ejemplo de estas fuertes damas de la Generación del 27 que se atrevieron a sacarse el sombrero y mirar de frente al mundo que les rodeaba, cultivando la literatura con la misma pasión que sus colegas masculinos.
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