Este fragmento lo he tomado de «(h)adas. Mujeres que crean, programan, prosumen y teclean» (Páginas de Espuma). Zafra es una de las voces vigentes que ha entendido que se le puede dar la vuelta a las cosas; su escritura rompe con todos los paradigmas y se ofrece serena, profunda y, sobre todo, con una sensibilidad poco común en el género del ensayo.
Cuando la conocí, comencé a leerla de forma compulsiva, porque encontré en ella un espacio de pensamiento nuevo, puro y lleno de posibilidades. Ese mismo asombro es el que me lleva a curiosear con ahínco las publicaciones que hace Carmen de la Cueva en «La tribu de Frida».
Mujer(Es), Ciclo de Práctica Literaria con Perspectiva de Género
Mientras viajaba a Málaga a entrevistar a Carmen, pensaba en esa fascinación que nos produce encontrar a otras mujeres luchando por trasgredir las barreras del discurso normalizado; lo bien que sienta esa calidez que te abraza al mirar a tu alrededor y ver que hay muchas personas haciendo cosas diferentes y saber que, de toda esa diferencia, se puede vivir y crecer.
Sobre el techo que se nos pone a las mujeres para desarrollarnos intelectual y artísticamente conversaron ayer Cristina Consuegra y Carmen de la Cueva, en un nuevo encuentro del Ciclo de Práctica Literaria con Perspectiva de Género «Mujer(Es)», que organiza el Área de Igualdad del Ayuntamiento de Málaga. Fue un diálogo interesante; algo caótico debido a la democrática forma en la que se encara el ciclo en la que todos los presentes pueden dar su opinión.
La tribu de Frida es una web con contenido literario especializado en feminismo: crítica, fragmentos de obras interesantísimas, entrevistas, artículos relacionados con el trabajo que se está haciendo desde el feminismo por cambiar las cosas. Una web colorida, como quiso resaltar la autora, porque quiere romper con el estereotipo de que ser feminista es ser personas grises y despreocupadas de su aspecto. Cristina ratifica esta idea diciendo que el feminismo es algo hermoso.
Con esta sentencia Carmen compartió su gran interés en que las mujeres aprendamos a establecer diálogos entre generaciones para nutrirnos. Esa fue su idea fundamental al crear la tribu, más allá de la posibilidad de compartir sus lecturas, la de crear conversación entre mujeres de diferentes edades, lugares y culturas para luchar juntas.
Fue a través de la obra de escritoras de todas las épocas que fue dándose cuenta de que los problemas que vivimos hoy las mujeres se parecen en gran medida a aquéllos con los que lidiaron las mujeres en el pasado; y está convencida de que si ese diálogo generacional existiese, quizás, podríamos avanzar más rápido porque nos abrazaríamos y creceríamos de la experiencia colectiva.
La relación de Cristina Consuegra con la literatura escrita por mujeres es como
Dice que encuentra abrigo en las palabras, y que la escritura de otras mujeres la ayuda a sentirse menos sola. Nos cuenta que ha tenido una relación muy cercana con Doris Lessing y con Katherine Mansfield, sobre ella escribió un libro fantástico, “Playing Mansfield”(Monosabio). Dice también que cree que La tribu de Frida es un espacio al que debemos acercarnos para entender la lectura de otras muchas mujeres que están haciendo cosas muy interesantes y de una gran calidad literaria.
La conversación se dilata: donde se tocan los límites de la realidad, aparece la política y con ella las eternas preguntas: ¿es necesario romper con el paradigma político actual para crear una postura feminista contundente y efectiva? También se dieron opiniones en torno a los métodos para alcanzar el verdadero empoderamiento (aunque curiosamente esta palabra no se dijo en ningún momento).
Esta certeza rotunda la lanza Cristina, para argumentar lo necesario que se vuelve el trabajo de Carmen en esta realidad, porque si se consigue aquello a lo que apunta la tribu, reunir a muchas mujeres trabajando por un mismo proyecto, el propio sistema puede tambalear. Y continúa:
Feminismo y maternidad
La maternidad parece uno de los temas más importantes de debatir dentro de la perspectiva feminista para Carmen. De hecho, hace poco nos ha presentado en la tribu un artículo muy interesante: «Las maternidades salvajes de María Llopis» que podría servir de punto de partida para reflexionar sobre el tema.
Carmen se apoya en estas palabras para plasmar su idea de que la crianza de los niños, que son el futuro del pueblo, se haga de forma colectiva, con la implicación del estado y los organismos que de él dependen para liberar así ese lastre con el que las mujeres deben convivir desde hace tiempo. Recalca la importancia de las mujeres en lo que respecta a la difusión de las ideas y la historia, y lo mucho que se podría cambiar el mundo si se consiguiera destruir ese rol de las mujeres como madres y cuidadoras.
Me llevo de esta interesante charla la importancia de trabajar en materia de diálogo desde el feminismo, no sólo con personas que estén fuera sino también dentro, para crear un archipiélago sólido al que aferrarnos y en el que sentirnos en tierra firme.
La tribu de Frida es una web que tiene poco más de un año; hecha con el alma por Carmen G. de la Cueva, que es una lectora apasionada y generosa que busca establecer lazos contundentes entre las mujeres. Los invito a pasarse por allí, y si os gusta, a colaborar con su financiación. Por otro lado, les adelanto que prontito publicaré la entrevista que le hice a Carmen un ratito antes de este monumental evento. ¡No se dispersen!
Vuelvo a Zafra, a la necesidad de dialogar en este tiempo y lugar con otras personas con ganas de cambiar las cosas. Y nuevamente me atraviesa una pregunta que los años no me ayudan a responder del todo (o sí). ¿Se puede pensar en cambiar rotundamente el discurso dominante sin romper la estructura que lo sostiene? ¿Puede hablarse de feminismo pensándolo como parte de un sistema que se caracteriza por la opresión hacia los animales, las mujeres, los niños, los extranjeros…, y el ensalzamiento del individuo por sobre lo colectivo?
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