El náufrago y otras historias de viajes

Las historias de náufragos siempre me han gustado. Creo que uno de las primeras que leí fue «Robinson Crusoe», recuerdo que era una versión extendida y que cada página significaba un verdadero manjar para mi imaginación.

Luego de aquella novela, leí otras que contaban historias similares, de desafortunados viajeros que quedaban varados en islas, o que eran víctimas de una tormenta y debían hacer las mil y una para subsistir, muchas ocurrentes y algunas destacadísimas.  Sin embargo, una que me sorprendió y que viene a mi mente cada vez que pienso en este género es  «Relato de un náufrago» de Gabriel García Márquez.

 

Ser breve pero no escueto

Alguien que puede escribir una obra como «Relato de un náufrago» seguramente debe ser reconocido, pues significa que puede hacer cosas increíbles. Los buenos escritores se prueban en la versatilidad pero sin perder la personalidad y la originalidad. ¿Tiene algo que ver este relato con «Cien años de soledad«? Ciertamente que no, sin embargo en ambos uno es capaz de encontrar a Gabriel. No sé cómo lo hace, pero un algo en él lo lleva a escribir de una forma única, dándole un indiscutible toque Márquez.

Pero ¿por qué digo esto de este relato? Quizás para muchos esta ni siquiera sea de las obras más interesantes del autor, quizás hasta la hayan olvidado, sin embargo quiero comentar ciertas cosas muy rescatables de esta obra.

En primer lugar, la capacidad del autor quien con muy pocos elementos, es capaz de crear una trama, desarrollar la historia y darle un desenlace. En segundo lugar, sus fantásticas descripciones que no son redundantes aunque los días no difieren tanto unos de otros, y en tercero, la capacidad de hacerle cargar a un sólo personaje los dolores y frustraciones de toda la humanidad.

Saber contar una historia real

Originalmente la historia se llamaba «Relato de un náufrago que estuvo diez días a la deriva en una balsa sin comer ni beber, que fue proclamado héroe de la patria, besado por las reinas de la belleza y hecho rico por la publicidad, y luego aborrecido por el gobierno y olvidado para siempre». Título que explica a la perfección la historia narrada en esas páginas, pero claro está es demasiado largo como para recordarlo.

Este es un relato que intenta ser periodístico, sin embargo ya querríamos que muchos periodistas tuvieran la expresividad y la elocuencia de Gabriel o consiguieran armar crónicas periodísticas que se asemejaran mínimamente a esta obra.

«Relato de un náufrago» es un libro muy sencillo de leer, entretenido (en el buen sentido de la palabra) e increíble, sobre todo por lo que he dicho antes, porque en tan sólo diez días al prota le ocurren mil cosas y debe enfrentarse a situaciones completamente desconocidas para él. Es amado, odiado, pasa hambre, sufre, en fín toda una vida condensada en un escenario, en una barca. La historia de toda la humanidad en un hombre.

Una obra que, si no la han leído se las recomiendo, sobre todo si aman la escritura, pues es un excelente trabajo el que hace Gabriel, sobre todo sus descripciones. Con escenarios tan iguales lo normal supongo que sería caer en la reduncia, en la repetición, uno de los miedos mayores de los escritores; pues bien, esta obra carece de esas reincidencias que a veces resultan molestas. Con ella, podemos aprender a variar la comunicación, la expresividad sin necesidad de cambiar los escenarios.

Julio Verne y otros autores de viajes

Otro autor que detalló a la perfección relatos de naufragios y viajes, fue Julio Verne. Con esa maestría que lo caracterizaba supo contar historias fantásticas, mezclando ciencia y realidad. Ofreciendo excelentes novelas de misterio con una cuota de cientificismo.

Existen muchos autores que han iluminado sus historias presentando regiones geográficas exquisitas, mostrándolas a la perfección y ofreciendo una manera nueva de mirar la geografía, a través de las novelas. Algunas de las novelas más conocidas sobre viajes son: «Arenas de Arabia» escrita por Wilfred Thesiger en 1959; «Down and Out in Paris and London«, de George Orwell, publicada en el ´33; «En la Patagonia«, del año 1977 y que fue escrita por Bruce Chatwin y «La vida en el Mississippi» y «Roughing It» (Pasando fatigas) que escribió Mark Twain en 1883 y 1872, respectivamente.

Al día de hoy, saber cómo es un determinado lugar es muy sencillo, ni siquiera hace falta tener dinero para viajar, basta con ingresar a Internet y mucha información caerá sobre nosotros, fotografías, vídeos y todo lo que podamos imaginarnos; sin embargo, en la antigüedad, y estoy hablando de un tiempo no muy remoto, del siglo pasado, los viajes eran en barco y se tardaba mucho en llegar de un sitio a otro, por eso eran pocas las personas que de verdad se aventuraban a conocer otras regiones; entonces, una forma de conocer lugares era leyendo novelas y libros de viajes.

Escribir libros de viajes

Escribir libros de viajes no es tan sencillo, no basta con ser un apasionado a los viajes y escribir (existen miles de blogs donde aseguran que es así, no estoy de acuerdo y a juzgar por lo que he podido leer, ¡doy fe de que no es así!).

Para escribir relatos de viajes hay que tener una percepción de los lugares y un poder de abstracción muy grande. Creo que este género esta a la altura del de ciencia ficción, donde el autor debe mostrar un mundo desconocido y conseguir que a través de sus palabras el lector se acerque a ese mundo mágico, y no sólo se sienta atraído sino que además sea capaz de adentrarse con la imaginación a ese espacio, imaginándolo lo más parecido a lo que el autor ha querido expresar.

El autor de un relato de viajes debe empezar de cero, poniéndose en la piel no sólo de alguien que no conoce el lugar, sino de alguien que nunca haya viajado, para despertar el deseo de hacerlo, para conseguir subirlo a su alfombra mágica y trasladarlo a esos lugares que aparecen en su escritura.

Como considero que no cualquiera puede escribir este tipo de relatos, como yo de hecho tampoco puedo hacerlo, es que he dedicado este artículo para mencionar esas obras, que espero quienes me lean no se las pierdan pues valen la pena.

Además, si son escritores, ¡con más razón las recomiendo! Una de las cosas fundamentales, como apasionados a las letras, es que lo leamos todo, sobre todo aquellos géneros que no cultivamos, porque de todos los autores y poetas, y de absolutamente todos los géneros tenemos cosas para aprender.

Comentarios1

  • JC. ROMAN

    TEXIL, CONCUERDO 100X100 CONTIGO, EH NAVEGADO MI PAIS Y ES POR ESTE MAR Q ME INSPIRO, CREO TENER TUS MISMOS GUSTOS AUTORALES Y DE HECHO SOY PIRATA ( HERMANO DE LA COSTA) POR ESTE TIPO DE ROMANTICISMO.
    UN ABRAZO EN LA DISTANCIA.
    JC. ROMAN



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