Singular, rompedor, transgresor y libre. Estos son cuatro de los adjetivos que podrían utilizarse para definir al escritor Charles Bukowski. Una figura muy influyente en la literatura americana del siglo XX que consiguió traspasar fronteras y convertirse en un referente para muchos autores y lectores de todo el mundo.
Y lo hizo dando a conocer su obra, que está cargada de títulos provocativos y sorprendentes cuanto menos como Lo que más me gusta es rascarme los sobacos o Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones.
Llamar la atención parece que era lo que pretende este artista con dichos títulos tras los cuales se escondían trabajos que dejaban patente su forma de ser, su manera de pensar o sus vivencias, que fueron muy duras. Entre ellas se encuentran los malos tratos que recibió por parte de su padre o el rechazo constante que sufrió en clase por sus marcas en la cara.
Artículos, poesías o ensayos forman parte de la bibliografía de Bukowski, pero en este caso vamos a centrarnos en exclusiva en sus novelas autobiográficas, que lograron un gran éxito de crítica y público, y que aún hoy son un auténtico referente.
Autobiográfica es su primera novela, Cartero, que fue publicada en el año 1971. En ella narra parte de su vida, desde 1952 a 1969. Etapa en la que el autor estuvo trabajando en el Servicio Postal de los Estados Unidos, que luego abandonó para, con 49 años, empezar una nueva andadura en la que apostó por dedicarse por completo a la Literatura.
Como decíamos es autobiográfica, pero el protagonista en este caso en dichas páginas se hace llamar Chinaski.
La curiosidad de esta novela es que el escritor que nos ocupa sólo tardó un mes en escribirla.
En la misma línea continúa el segundo trabajo narrativo de Bukowski: Factotum. En el año 1975 fue, sin embargo, cuando vio la luz este que vuelve a ser autobiográfico y que tiene nuevamente como protagonista al mencionado Chinaski.
En este caso concreto, lo que se aborda es la difícil juventud que vivió aquel. Una etapa de su vida que estuvo marcada, en todo momento, por la inestabilidad laboral, por la sordidez de un mundo marcado por el alcohol y el sexo… En definitiva, nos muestra la otra cara del llamado «Sueño Americano», ese anhelo que no todos logran alcanzar y que de hacerlo supondrá que hayan tenido que hacer frente a un sinfín de situaciones de lo más duras y grotescas.
En lo más alto y en lo más bajo
Aspectos algunos de los citados que también están presentes en la novela que publicaría en el año 1978 y que sigue la tendencia de las dos anteriores en cuanto a personajes y carácter: Mujeres. En este caso, Chinaski es ya un cincuentón al que la vida ha parecido sonreírle, tiene fama literaria, dinero y un montón de féminas dispuestas a tener relaciones con él.
La suerte está a su favor pero el alcohol, que en otras ocasiones utilizó para olvidarse de su duro presente, sigue acompañándole ahora que el viento sopla a su favor.
Un salto en el tiempo da Bukowski con La senda del perdedor (1982) y es que en este caso retrotrae al lector a su complicada infancia. Una época en la que es testigo de los malos tratos que su padre infringe a su madre y que a veces se hacen extensibles a él.
Y eso sin olvidar que además en su entorno se viven situaciones muy complejas como el desempleo de su progenitor o la continua búsqueda de la Policía de su tío que es un delincuente.
Hollywood (1989) sería otra de las novelas autobiográficas que Bukowski utilizó no sólo para lograr el éxito profesional sino, sobre todo, para conseguir despojarse y analizar su existencia, la de un hombre que vivió en la cima o en el suelo, teniéndolo todo o no poseyendo nada. Pero siempre, logró salir adelante con determinación e ironía.
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