Migrar trae consecuencias tanto para los viajeros como para aquellos que los reciben en las nuevas costas. La presencia de personas que vienen de otra tierra genera cambios profundos en la realidad social del país en el que éstas se instalan, del mismo modo que ellas cambian por efecto de aquello que se abre ante sus ojos.
La tristeza, la melancolía y el dolor de la pérdida es algo por demás conocido de las historias de los inmigrantes; sin embargo, en muchos casos dicho viaje también trae liberación, tranquilidad, ambición y una apertura en la mente tan significativos que a través de ellos se consigue sobrellevar ese dolor. Y, muchas veces, acostumbrarse y, hasta sentirse como en casa en ese nuevo territorio.
Las experiencias vividas en este viaje dejan una huella muy profunda y no son pocos los autores que han dedicado parte de su trabajo a hablar de ellas. En este artículo presentaré tan sólo tres obras que me parecen significativas y que representan el mundo de la inmigración desde diferentes ópticas.
Inmigrantes en la España de hoy
Hace dos días la editorial Alfaguara sacó al mercado el último libro del autor Luis García Montero, titulado «No me cuentes tu vida«.
En esta segunda novela, Montero nos presenta una historia de amor entre Ramón un madrileño de unos veinte años y Mariana, una chica venida de Rumanía. Ella vive en Alcalá de Henares y ahí va él a visitarla cada fin de semana; a la casa que comparte con Felicia y otras personas, también inmigrantes.
Los padres de él desaprueban esa relación y, a causa de esa resistencia, la distancia afectiva entre ellos y su hijo se abre cada vez más. Y entonces, es necesario rebuscar en el pasado para comprender sus vidas, para aceptar el presente y ser conscientes de las razones por las que cada uno actúa, los mecanismos de defensa y también los hechos que despiertan la curiosidad y el deseo en cada uno.
Para Montero una comunidad sólo puede funcionar si existen vínculos y ¡vaya si no lo demuestra en esta novela!. Cuando Juan, el padre de Ramón, descubre a su hijo acostándose con la empleada del hogar, se pone furioso porque cree que ella es poca cosa para él y así entre ellos se desarrolla un conflicto que será uno de los hilos que guie la historia y que hará posible la novela.
Además, el hecho de que ella fuera Rumana (por cuestiones políticas personales del padre) le resulta sumamente chocante. A nivel político tiene una idea negativa respecto de las personas del este, y no puede hacer a un lado su ideología para acercarse a esa niña y conocerla. Podríamos decir, que en este aspecto, es una novela que habla de los prejuicios a la hora de hacer un análisis sobre los extranjeros.
A través de la historia de tres generaciones diversas, Montero mira el futuro, tan particular para cada una de ellas. Y la historia de España se hace también presente detrás de estas vidas mínimas: la guerra, el período de la transición y la crisis actual. Y la vida intentando salvarse y romper cadenas.
La poesía de Luis García Montero tiene un valor extraordinario para estos tiempos que corren y su prosa no se queda atrás. Escrita con una frescura y una sinceridad tan profunda que te conmueve a cada paso. Aún no he terminado la obra, pero a decir verdad ya desde el comienzo supe que tenía que hablar de ella, porque me sorprendió profundamente para bien.
La inmigración y la ficción
La segunda obra es «La hija del silencio«, una novela de Manuela Fingueret en la que se narra la vida de la hija de una sobreviviente del Holocausto, que viaja a Argentina.
Allí debe enfrentarse no sólo con los fantasmas de su pasado en Auschwitz, sino también con una sociedad completamente diferente y poco cálida.
A través de la obra puede tenerse una noción de lo difícil que fue para muchos inmigrantes, sobre todo durante los períodos de guerra, movilizarse; siendo que las posibilidades económicas eran casi nulas y la situación social no los favorecía.
Es una historia de supervivencia donde se narran los padecimientos de la huida y la difícil tarea de integrarse en la nueva tierra.
La última obra que mencionaré es «El árbol de la gitana«, escrita por Alicia Dujovne Ortiz y que nos remonta en el tiempo, aún menos actual que la obra de Fingueret.
Nos remite a la vida de inmigrantes rusos, genoveses y españoles pertenecientes a familias legendarias y cuyos descendientes se asentarán en Argentina.
Las historias amorosas apasionadas, las locuras y la mezcla racial confluyen en una novela histórica que permite comprender a fondo las raíces de este país, donde la fusión entre culturas es sin duda, su mayor tesoro.
Pero la inmigración no sólo presenta historias que terminan bien. Cada día escuchamos terribles anécdotas de personas que salen huyendo de su tierra. Historias que te ponen la piel de gallina y te obligan a preguntarte sobre tu propia vida.
A través de la ficción y más precisamente, de la novela, podemos encontrarnos con realidades muy diferentes a la nuestra y comprender el caos y la tristeza que encierra la inmigración. Pero más allá de la tristeza, y esto es lo que personalmente más me fascina de estas historias, la valentía de aquellos que han sido capaces de enfrentarse a situaciones límite con tal de conseguir una mejor calidad de vida o alcanzar un sueño que para otros es impensable, creo que es lo que más debería cautivarnos y llenarnos de ansias de vida.
Para terminar, les recomiendo estas tres novelas. Por mi parte, me decanto por la de Montero, que está recién sacadita del horno y que viene a renovar nuestros ánimos en estos tiempos de crisis. ¡Buen fin de semana para todos!
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