El ensayo, la poesía y la novela son los géneros que ha desarrollado y desarrolla con maestría el escritor coruñés José María Merino. Un autor que desde pequeño se enamoró de la Literatura y que encaminó su trayectoria profesional en esa línea aunque eso no le impidió acometer otras labores tanto enla UNESCO como en el Ministerio de Educación español.
Como decíamos ha cultivado varios géneros, sin embargo, es en la prosa donde ha encontrado más alabanzas. Por eso vamos a conocer algunos de los trabajos más insignes de este tipo.
La orilla oscura (1985) es uno de los primeros libros de narrativa publicados por el autor que nos ocupa y precisamente con él consiguió obtener el Premio de la Crítica de Narrativa Castellana. Los recuerdos, el presente y los deseos de futuro son los verdaderos protagonistas de estas páginas donde realidad y ficción se entremezclan en la vida del personaje central pues llega a confundir historias de su infancia y juventud con otras propias de su imaginario.
Realidad y ficción son también ejes fundamentales de la novela Las visiones de Lucrecia que José María Merino publicó en el año 1996. En este caso, narra la vida de una joven doncella del Madrid del siglo XVI, la que da nombre al libro, que comienza a tener una serie de visiones sobre el futuro de España.
Así, percibe la caída de la monarquía, la derrota de la flota nacional frente a la inglesa o la invasión del territorio español por numerosos herejes e infieles. Todo ello, unido al imán de la personalidad de la chica, hará que diversos religiosos se reúnan entorno a la misma con devoción y como si de una visionaria se tratase.
Una obra esta, que logró el Premio Miguel Delibes, de gran belleza que habla de los sueños y de cómo estos en ocasiones se esfuman aplastados por la realidad o que permanecen vivos en la mente de las personas.
La familia y la realidad
Galardón también, el Premio Ramón Gómez de la Serna, fue el que logró Merino con El heredero. Un libro este que vería la luz en el año 2003 y que gira entorno a la figura de un hombre llamado Pablo Tomás que sufre la muerte de su abuela y se ve en la necesidad de viajar hasta Isclacerta para conocer el legado que esta le ha dejado.
Allí, vivirá en la mansión familiar que fue construida por su bisabuelo indiano que es ya toda una leyenda. En dicha vivienda encontrará un camino que le une más a sus antepasados pues conocerá, gracias al descubrimiento de una serie de elementos como una casa de muñecas, un sinfín de historias y de vivencias de sus familiares, de aquellos que conoció y también de los que no llegó a disfrutar.
Y así llegaríamos al año 2006 en el que este autor recibe el Premio Gonzalo Torrente Ballester por su novela El lugar sin culpa. En él se narra la historia de una bióloga que se encuentra viviendo una intensa y trágica situación familiar por lo que decide huir y alejarse de ella.
Para lograrlo se marcha a trabajar a una isla casi desierta en la que consigue anular su sufrimiento pero todo su mundo volverá a resquebrajarse cuando hasta dicha tierra se produzca la llegada de un barco en el que aparece ahogada una joven. Un hecho este que removerá nuevamente en la protagonista todas sus angustias y pesares.
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