Qué pasa en nuestro cerebro cuando escribimos

Qué pasa en nuestro cerebro cuando escribimos

Hace unos días escribía sobre los efectos de la lectura en nuestro cerebro: la maravillosa acción que las palabras producen en nuestros sistema nervioso que se asemeja tanto a lo que provocan las experiencias vividas en esas historias leídas. Siguiendo esa línea, el artículo de hoy se basa en lo que produce en nosotros la escritura: un acto que se parece tanto al de la lectura (y de la que es difícil disociarlo) pero que provoca efectos particulares en nuestro cerebro.

Aunque muchos despotrican contra la tecnología que, según creen ha puesto en peligro la maravillosa fábrica del libro tradicional (cosa que ha quedado demostrado con creces que es una falacia), es esa misma tecnología la que permite conocer más a fondo cómo funciona la vida y, en particular, nuestro cerebro, y cómo nos relacionamos con la vida. Gracias a la utilización de escáneres, la ciencia ha podido estudiar cómo se estimulan diversas regiones de nuestro cerebro cada vez que nos sentamos frente a un libro o frente a una hoja en blanco.

Regiones que se estimulan cuando escribimos

Escribir es un acto que puede realizar el 82% de la población mundial, asegura el Our World in Data en un informe reciente. Aunque tengo mis dudas acerca de esa estadística y me gustaría indagar en qué entienden los que realizaron ese informe por alfabetización, es cierto que es raro encontrarnos hoy en día con personas que no sepan leer y escribir. Así que, en todas ellas cada vez que se enfrentan a la lectura o la escritura tiene lugar un proceso cerebral sumamente interesante, el cual detallaré a continuación.

Qué pasa en nuestro cerebro cuando escribimos

Escribir para muchos es un acto cotidiano y sea que nos dediquemos a detallar nuestra lista de la compra o nos centremos en desarrollar una historia de ficción, una novela o un artículo periodístico, los mecanismos neuronales que se activan en nuestro cerebro suelen ser casi los mismos; como si simplemente el acto de tomar entre los dedos un bolígrafo y rayar una hoja fuera el que los motivara.

En el acto de la escritura se ponen en funcionamiento el área de Broca, donde se alojan las cuestiones vinculadas al discurso y la escritura, y el área de Wernicke, el punto en el que se interpretan las palabras y el lenguaje. Suele suceder que cuando una persona tiene dañada esta última región presenta dificultades específicas a la hora de encarar la ortografía y la escritura.

Sin embargo, hay mucho más. Cuando escribimos al igual que sucede con la lectura, también se activan otras zonas del cerebro, aquellas vinculadas a las experiencias que estemos enfrentando a través del lenguaje. Por ejemplo: si leemos una historia en la que se narra una persecución o un hecho que requiere una destreza física por parte de los personajes se activa en nosotros la corteza motora, exactamente igual que cuando estamos experimentando esa historia.

Qué pasa en nuestro cerebro cuando escribimos

El placer de la escritura

Decía que lo que provoca movilidad en nuestro cerebro es el acto de escribir en sí mismo, sin importar qué tipo de texto estemos desarrollando; sin embargo, no es del todo así. Hay diferencia si se trata de la escritura cotidiana o de una escritura literaria. Las regiones del cerebro que se activan cuando utilizamos el lenguaje diario son diferentes a las que deben encenderse cuando nos apoyamos en un lenguaje distinto donde tienen un gran protagonismo los recursos poéticos y estructuras bien definidas y diversas a la que impone el habla coloquial.

En este punto podríamos llegar a comprender por qué cuando escribimos tenemos la necesidad de encontrar nuevas formas de decir las cosas, por la inmensa satisfacción que produce en nosotros el haber encontrado una forma ingeniosa de expresarnos. Además, la forma en la que experimentamos de forma cerebral el proceso de la escritura es absolutamente placentero en la mayoría de los casos; de ahí que no sea raro encontrarse con un escritor apasionado de su oficio.

Y hay más. Algunos estudios afirman que no es lo mismo escribir a mano que utilizando un dispositivo electrónico. Esto se debe a que la escritura manual estimula una región del cerebro que es la encargada de regular la vigilia (el sistema de activación reticular) que favorece muchísimo al desarrollo cognitivo y de una forma mucho más intensa que la escritura en una máquina de escribir u ordenador. ¡Curioso! ¿Verdad?

Como ves la influencia de la literatura sobre nuestra vida es mucho mayor de lo que creemos; y, posiblemente, presenta numerosas cualidades y beneficiosos en nuestro desarrollo que no podremos llegar jamás a comprender a ciencia cierta. Leer nos genera un placer pero cuando escribimos el placer es todavía mayor porque algo de nosotros se transporta al papel: es una forma de viajar también, pero siendo nosotros quienes determinan el destino al que arribaremos.

Qué pasa en nuestro cerebro cuando escribimos

Comentarios4

  • Rapsodico

    Está claro, tengo que escribir más y a lápiz 😉
    Un abrazo, Tes.

  • susan collazo

    Como dice el compañero de arriba, hay que escribir, pero, ¡es tan facil para unos y, tan dificil para otros!

  • mallito

    Interesante, cada día aprendemos del sabio y del ignorante, la vida es una escuela donde todos aprendemos. Saludos.

  • Edna Diaz

    Tes, Estoy de acuerdo contigo una enormidad porque escribir es un acto lleno de reflejos de tu personalidad y somos dioses de los universos que creamos con nuestras palabras y es curioso una cosa. ayer en mi trabajo estábamos hablando de el área de Weirnieke y como la epilepsia lo puede afectar. escribir es para mí el acto reflejo con que movemos la mano de Dios.



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