Nueva edición de «Nada» de Carmen Laforet

 
 
El año pasado celebramos el centenario del nacimiento de Carmen Laforet (Barcelona, 6 de septiembre de 1921), una de las escritoras más destacadas de la literatura española del siglo pasado. Su novela ha vuelto a las librerías, como nueva, demostrando que la magia de Laforet continúa creando lectoras y aliviando el desamparo. Sobre eso escribe Elvira Lindo en el nuevo prólogo de esta maravillosa novela que acaba de publicar la editorial Austral. ¿Por qué es importante Laforet?
 
 

La obra maestra de Laforet

Carmen Laforet escribió Nada a los veintipocos años y se la dio a leer a su amigo el Manuel Cerezales. Su lectura fue favorable y le habló a la autora de un nuevo premio que acababa de fundarse, el Premio Nadal. Carmen se presentó y cautivó al jurado. Lo que podría haber sido el pistoletazo de salida de una obra fructífera y exitosa se convirtió en el nombre que acompañaría para siempre a la autora, como si no existieran La mujer nueva, La isla y los demonios o La insolación. Resulta curioso y preocupante lo que ocurrió, y quizá es un buen momento para volver a Laforet más allá de su Nada.

Esta primera novela nos cuenta la historia de Andrea, una joven estudiante de letras en una Barcelona convulsionada. Es un relato que se centra en la convergencia de dos mundos opuestos: el interior y el exterior, a través de una voz con un carácter y una frescura impresionantes. Una novela narrada desde un lugar de inquietud y cambios que consigue evocar con precisión la nostalgia por el pasado y el deseo de luminosidad futura.

Pocas novelas son capaces de cautivar tanto nuestra atención como aquellas que nos permiten hacer un viaje interior y entendernos a nosotras mismas a la vez que intentamos comprender mejor el mundo, Nada es una de ellas. Nadie debería dejar de disfrutar de esta obra extraordinaria de nuestra literatura.

¿Por qué «Nada» sigue siendo contemporánea?

De este modo comienza el prólogo que Elvira Lindo ha escrito para acompañar la nueva edición de Nada, de Carmen Laforet. Unas palabras iniciales que rememoran su primer acercamiento al personaje de Andrea, que dice le resultaba más cercano que la realidad social que ella misma atravesaba. De alguna forma, Lindo explica de qué forma y con cuánta intensidad un personaje nos puede cambiar la vida y hasta qué punto las primeras lecturas son para siempre.

En una etapa de descubrimiento, donde la identidad se vive con extrañeza cuando te aleja del mundo de los otros, las lectoras construimos una relación cercana con Andrea, la sabemos nuestro par, nuestra amiga, y nos revela características de nosotras mismas que aún no hemos sabido poner en palabras. Caminar esa etapa de descubrimiento, expresa Lindo, de la mano de este personaje ha sido totalmente importante y significativo para ella. Y en ella, estamos todas.

Pero la cercanía con este personaje y con la obra de Laforet no es cosa del pasado. Como ocurre con las grandes historias, Nada ha estado presente a lo largo de toda la vida de la prologuista y siempre ha devuelto lecturas nuevas, la experiencia lectora se renueva en cada nuevo acercamiento. Este prólogo es una invitación a acercarse a esta novela extraordinaria y a recordar la importancia que tuvo y tiene en la literatura española. Asimismo es un canto de alegría y agradecimiento a toda la literatura, como espacio de salvación, como posibilidad de pensarnos mejor frente a otras realidades, para entender mejor la que nos ha tocado. La literatura que salva frente a la nada.

Sin duda es una buena oportunidad para hacerse con esta joya de nuestra literatura y volver a ese mundo de Laforet que tiene tanto del nuestro. Y recordar a la gran escritora que fue. Así la presenta Lindo: